Alejandro Rey es un chico inseguro, temeroso de descubrí quien es, huyendo de sí mismo, hasta que la vida lo pone frente así mismo, y no le da opcion alguna más que seguir de frente y encontrarse con el y con el amor...
NovelToon tiene autorización de José Israel Velarde Villegas para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
11. Las cartas sobre la mesa...
Fernando. – ¡No me rechaces por favor…!
Alejandro. – ¡No es eso necesito estar solo, necesito pensar, irme…!
Fernando. – ¿Que hice? ¡Por favor no me dejes aquí deja te llevo…!
Alejandro. – ¡No.! Puedo irme en un taxi, entiende, ¡eres muy importante en mi vida eres muchas cosas, pero no quiero esto…!
Fernando. – ¡Perdóname, no te vayas por favor no me dejes, perdóname por lo que más quieras…!
Alejandro. – ¡No Fernando las cosas no son así, no tengo nada que perdonarte, no se trata de ti se trata de mí, necesito tiempo, tiempo…!
Termine de vestirme y literal Salí corriendo de ahí, la espera de un taxi fue eterna tuve la sensación de que Fernando salía corriendo de tras de mí, cuando llegue a casa, mi hermana dormía y mi madre me esperaba despierta, la salude claro que me noto raro, para ese entonces ya no estaba tan ebrio, claro que ella intuía algo, pero tal vez fue más su miedo a preguntar, subimos la escalera a brazados la deje en la puerta de su habitación.
En cuanto entre a la mía me despoje de toda la ropa, me vi completamente desnudo frente al espejo, mi cuerpo había cambiado notablemente, me gustaba a quien veía en ese espejo, pero las imágenes de Fernando besándome y haciéndome sexo oral me invadieron, sentí asco, no de Fernando si no de mí, me metí a la ducha, tome el jabón y el estropajo me sentía sucio, lleno de coraje hacia mí mismo, de poder en ese momento me había arrancado la piel, pero al ver que no podía hacerlo me enjuague y me senté en la bañera abrazando mis rodillas y lo que hace mucho no hacia volví a llorar como un niño chiquito, porque no lo sé, solo tenía unas infinitas ganas de llorar, no sé cuánto tiempo estuve ahí, supongo que cuando sentí el agua fría, me metí a mi cama solo quería dormir y nada más que dormir.
La Culpa…
“El resentimiento, la crítica, la culpa y el miedo
aparecen cuando culpamos a los demás y no
asumimos la responsabilidad de nuestras
propias experiencias”
Louise Hay
Martha. – ¡Hija buenos días…!
Cristina. –¡Buenos días Martha…!
Martha. – ¡Por Dios deja de llamarme Martha…!
Cristina. – ¿Y cómo quieres que te llame? ¡si ese es tu nombre!
Martha. – ¡Soy tu madre te guste o no…!
Cristina. – ¡La verdad es que no me gusta y lo sabes, solo tu Roger puede estar orgulloso de tener una madre como tú… y yo no tuve elección! si tan solo fueras la mitad de lo que es Jessica… ¡ni si quiera lo intentes, tu que me pones una mano encima y no respondo estas a nada de perder el poco respeto que aun te tengo…!
Martha. – ¿Por qué, es que me odias tanto, que hice mal? ¡si toda mi vida me he dedicado a ustedes…!
Cristina. – ¿Todavía te atreves a preguntar? ¡por Dios mírate hasta dónde has caído! ¿hasta dónde es que piensas caer, Hasta que te de una maldita congestión alcohólica…?
Martha. – ¡Te juro que esta vez si voy a dejar de beber…!
Cristina. - ¡Por Dios Martha cuantas veces me has hecho esa misma promesa, las mismas que has roto… ya no creo en ti…!
Martha. – ¡No… hija… te juro que…!
Roger. – ¿Qué pasa, ahora que le hiciste a nuestra madre?
Cristina. – ¡No Roger! es a ella a la que debes de preguntarle que se está haciendo, abre los ojos, si buscas un culpable ahí la tienes… si tanto la quieres por que no haces algo por ella…
Roger. - ¿Y qué has hecho tú por ella?
Cristina. – ¡Saben que, Los dos váyanse al diablo…!
Martha. – ¡No hija no…!
Roger. – Déjala madre, ven…
Martha. – ¡Hijo perdóname por lo que más quieras perdóname…!
Roger. –¡Yo no tengo nada que perdonarte Má, eres tú la que debe perdonarse, es tiempo de que busquemos ayuda, es tiempo de que dejes de hacerte daño…°
Martha. – ¡Si hijo… ayúdame ya no quiero ser una borracha…!
Roger. – ¡Juntos vamos a salir de esto Má…!
La mayoría de las veces nos es muy fácil juzgar a los demás, que fácil resulta eso de señalar con el dedo, que fácil resulta opinar sobre la vida de los demás, sin tener idea del infierno que puede tener cada quien, tan fácil que es decir esto, decir aquello, ¿cómo es que has llegado a ese punto, porque lo permites? ¡qué fácil verdad!
Pero en la vida de cada quien hay un punto en que tenemos que tocar fondo, en aquel fondo donde todo parece indicar que ya no hay nada que hacer, donde el final es inevitable, donde en el fondo solo tenemos de dos sopas, aferrarnos a la vida, patalear y manotear con todas las fuerzas, para salir a flote aun cuando tengamos el alma destrozada y el corazón hecho pedazos, aun cuando el mismo dolor sea inmenso, o quedarse ahí, en el esperando que llegue el último suspiro.
Jessica. – Tenemos que andar con pies de plomo, tienes que andar al 100% el registro ya está y los medios no tardan en confirmar tu candidatura.
Rogelio. – Era ya un secreto a voces, sabes ¡estoy pensando en separarme de Martha…!
Jessica. - ¡Estás loco! Ni se te ocurra, esa clase de escándalos no le convienen al partido y menos a ti…
Rogelio. – ¡Estoy cansado de ella, es tiempo de dejarla, es tiempo de que formalicemos lo nuestro…!
Jessica. – ¿Y crees que yo no lo estoy, crees que es fácil estar en segundo plano? He estado trabajando mucho para estar donde hoy estamos, para estar donde estoy y no voy a echarlo a perder, ¡no voy hacer la perra que acabo con tu matrimonio…!
Rogelio. – ¿Pensé que me amabas que deseabas ser mi esposa…?
Jessica. – ¡Y voy hacer tu esposa, voy hacer la primera dama del Estado! pero no a costa de ser esa perra que se metió en medio, y no tengo la intención de victimizar a Martha, un divorcio es muy escandaloso, tu mejor que nadie sabe que hay otras maneras de deshacernos de ella…
Rogelio. – ¡No te entiendo…!
Jessica. – ¡Me entiendes bastante bien! con su muerte matamos dos pájaros con un solo tiro, evitamos que, de alguna declaración, y con el sufrimiento que tendrás en medio de una campaña electoral ganamos algunos votos querido.
Rogelio. – ¡Es la madre de mis hijos, está bien que…!
Jessica. – ¡Por Dios querido a estas alturas no creo sea necesario que te refresque la memoria, con el caso Santoyo…!
me encantan tus novelas, sigue adelante deleitándonos con tu gran talento. gracias por compartir /Heart/