Una sola noche, cambio mi vida para siempre.
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11
En aquel momento, me di cuenta de que tenía muchas ganas de besarlo.
Le quité la camiseta y llevé mi boca hasta su cuello. Allí pude respirar su piel, sentir lo cálida que estaba y probar su suavidad con mi lengua.
De la boca de Jared salió un sonoro "Uff" y continué lamiendo y mordisqueando su cuello, respirando apasionadamente.
Bajé por su clavícula, sin separar mi boca de su piel.
Jared continuaba gimiendo. Continué mi camino por su estómago, recreándome en cada uno de sus marcados abdominales. Mientras, desabrochaba sus pantalones y bajaba la cremallera de estos.
El mismo Jared terminó de quitárselos, al igual que sus calzoncillos, que fueron a parar al otro extremo de la habitación.
Dejó al descubierto el premio a mis caricias. Yo no tenía la paciencia de Jared para no besarlo aquello inmediatamente, por lo que lo tome con mi mano derecha e hice eso mismo.
Devore sin miramientos. Jared puso su mano sobre mi cabeza y comenzó a acariciarme el pelo, justo como la noche anterior.
Comencé a saborearlo, intentando hacerlo lo más que podia, pero aquello era desmesurado.
Yo estaba a tono de nuevo y una idea me rondó la cabeza. Me detuve por un momento y gateé hasta situarme entre las piernas de Jared, tal y como él había hecho la última vez.
* Lya ¿qué...? - comenzó a decir Jared
* Shh, no preguntes. – le contesté yo.
Me tumbé bocabajo en la cama y puse las piernas de Jared encima de mí, para después continuar con lo que estaba haciendo antes. Sentí cómo comenzaba a palpitar más de la cuenta y me retire de inmediato mi mano.
* ¿Qué haces? Estaba a punto... - dijo Jared con desesperación.
* Esta es mi venganza. – le dije yo mientras sonreía y me reía malvadamente.
* ¿Qué? No irás a dejarme así, ¿verdad? – me dijo, con voz de incredulidad.
* No sé... - le dije yo, haciéndome la interesante.
* Que malvada eres princesa. Mira que te... - comenzó a decir.
De la boca de Jared salió una exclamación de placer a la vez que apretaba su mano en mi pelo. Llevó sus manos a las sábanas de la cama y comenzó a apretarlas.
* ¿Estás bien? – le pregunté.
* Ah... Sí, sí. – me contestó. - ¿Tú quieres que yo...?
* ¿Qué tú qué? – ¿Tu qué? con una ceja levantaba mientras se sentaba a mi lado
* Ya sabes..., que yo... te haga el amor. - acabo diciendo, nervioso, poniéndome rojo como un tomate.
* Jared no lo sé, la verdad. – dijo mientras me llevaba las mano a la cara.
* Bueno, si te sirve de algo, te lo hare suave para que no te duela – me dijo, acariciándome una pierna mientras.
* Oh Dios, siiii. Hazlo Jared. – Le dije.
No me reconocía, desde la noche que Jared y yo estuvimos juntos siento que me convertí en otra persona. Sentía que había dejado atrás a la inocente y casta Lya Pimentel y me había convertido en una mujer nueva y con unas enormes ganas de comerse al Dios griego que me había quitado su pureza.
me gustaría ver el final