Tristán Firefly, es un esclavo que fue vendido a sus tres años de edad, siendo tratado de una forma cruel e inhumana. A sus ocho años continúa con esa vida, su único sueño es tener una familia propia con su pareja destinada, pidiendo una señal a su Dios. Encontrándose con ella un día después, pero tienen que separarse. Gracias a ello, vuelve a su vida normal, su amo casi lo mata y lo tira al bosque quitando toda evidencia para no ser acusado de asesinato. Todos los creen muerto ahora y con eso logra ser libre para hacer su nueva vida como quiera.
¿Logrará encontrarse de nuevo con Shahiem y ser felices juntos?
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Los chismes corren
El baño privado de Camila era muy hermoso y sencillo a su vez, los azulejos eran de colores rosados mientras que el piso era de cemento pulido. La tina no era de madera o hierro como esperaba, ella tuvo la suerte de tener una de porcelana, nunca se había bañado en una de esas, siempre que se daba un baño era en un río. Creía fielmente que era más divertido el río. Observó la llave por un momento, sabía cómo usarla, pero no sabía bañarse bien y quedar totalmente limpio. Estaba desnudo, ya no podía retroceder, debía bañarse. Camila estaba abajo, no podía pedirle ayuda para su higiene personal, ¿Qué pensaría de él?.
-No creo que se dé cuenta de que no me sé bañar...
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Pasaron los minutos, Camila ya había terminado la decoración. Siempre había querido hacerle el desayuno, almuerzo, comida y cena a una familia que tuviera a futuro, aunque toda su vida se había ido al carajo después de conocer a ese hombre. Gracias a su deformidad en la cara era casi imposible encontrar quien la amara o quisiera de esa manera. Los embarazos que había tenido en el pasado no pudieron seguir, aún le dolía saber que no era capaz de tener a un bebé en su vientre por más de tres meses. Cada que estaba cerca de los tres meses comenzaba a sangrar y tener un dolor inmenso en su vientre. Pero creía que Tristán era un enviado por dios, tal vez incluso un ángel que había venido por sus plegarias. Lo convertiría en su hijo de una u otra manera, comenzando con los gustos que había mandado a investigar de él. Incluso sabía que su cumpleaños había sido ayer, pero tenía el pastel listo desde la noche anterior. No podía fallar en nada con su futuro hijo, salió de la cocina con determinación en su cara, Algunas de las mujeres que trabajaban ahí se les hizo tierno.
-No sabía que podías hacer ese tipo de comida.- dijo lady Violeta, la dueña de ese lugar.- ¿Sabes que no se permiten niños?.
-Oh dios, no es lo que parece.- Aclaró.
-Entonces... ¿Por qué un niño entro a mi casa preguntando por ti y te lo llevaste a la habitación que te di para descansar?.- esperó una respuesta, pero no la hubo.- Llévame con el niño y luego de verlo decidiré si tendrá mi casa con la puerta abierta siempre o no.
Ella le hizo caso y la llevó a su cuarto para que lo viera. Tristán seguía en el baño. Abrió la llave y comenzó a limpiarse con sus manos, quitándose la mugre que tenía. La puerta de la habitación se abrió con un rechinido, él había quedado lo más limpio que podía en esos momentos. Salió con una toalla que le quedaba como vestido hasta el suelo, se asustó al ver a una segunda mujer. Lady Violeta le miró con atención para no perder un mínimo detalle, él pensó que era amiga de Camila, así que no le dio importancia y se destapó la parte de arriba de su cuerpo dejando ver su cuerpo esquelético con cicatrices y moretones recién hechos.
- ¡Por todos los cielos!.- comenzó a sentir pena por el niño.- Pobre criatura, tan indefenso y sin lugar a donde ir...- Se le salieron las lágrimas por pensar en la vida que tenía.- Está bien, te puedes quedar con Camila...
La señora de la casa tenía un corazón como el mármol, frío y duro como una roca cuando se trataba de personas sin corazón como casi todo el mundo, pero cuando eran buenas personas, su corazón cambiaba a algo más. Tristán aún con sus mayores esfuerzos continuaba sucios en todos lados, ellas lo notaron.
-Veo que necesitas ayuda para bañarte, déjame hacerlo por ti.- dijo Camila llevando de regreso a Tristán.- Gracias por dejarme conservarlo mi lady Violeta.- Su señora se fue una vez dijo eso y cerró la puerta.
Cuando estaban en la bañera, le comenzó a tallar bien la cabeza y el cuerpo. Ese dolor era irritante para él, sentía cómo si le arrancaran la piel junto con el cuero cabelludo.
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-Bueno ya que estoy limpio y vestido, necesito pedirte un último favor Camila.
-¿Último favor?...
-Sé que tal vez lo veas como un abuso hacia tu amabilidad, pero necesito que consigas un transporte para llevarme a Dacilia en tres día.- dijo con el miedo en su sangre.
- Lo siento Tristán, pero nadie me debe por ahora, el único que me debe fue el que te llevó la última vez y regresa en una semana.
- ¿Podrías llevarme tú?, puedo portarme bien, haré lo que sea.- intentó convencerle muy desesperado.
-¿Yo?, no se puede, en tres días me voy a Corbad a la fiesta de un cliente, mi lady me eligió junto con otras compañeras para ir a ofrecer nuestros servicios.- no le miró a los ojos.- Lo siento mucho, no puedo ayudarte está vez.
- Corbad...¡Es justo a dónde se dirige Shahiem y su madre, llévame contigo por favor, voy a escaparme, es la última vez que te pediré ayuda, en serio!.
Ella asintió.- Así que de eso se trata tu último favor... Piensas escapar de tu amo...
-Puedo pagarte con algo, solo pídelo.
-Solo me deberás un favor igual de grande, al ser tú un esclavo, tu amo podría reclamarte y mi lady me castigaría por la suma de dinero que exigirá tu amo.- continuó.- ¿Estás consiente de ese riesgo?, si te descubre o te encuentra, puede traer riesgos.
-Nunca hubiera pensado en escapar, pero solo por ella tomaré todos los riesgos.
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Los sirvientes comenzaron a susurrar entre ellos, no había algo que no supieran de los ricos y pobres del pueblo, sabían todo de todos. Un sirviente de la casa del hombre más rico comenzó a contar lo que veía y escuchaba hacer al esclavo de su amo y su esposa e hija de él. Al parecer había visto repetidas veces como le tocaban al esclavo y el a ellas, no sabía que era obligado a hacerlo. Todos comenzaron a pensar que ese esclavo abusaba de esas mujeres, de todas maneras no había hombre en el mundo que se resistiera a los instintos de estar con una mujer o más. El sirviente agregó que se fue ese mismo esclavo con la esposa de su amo a una casa que era propiedad de ella y que había escuchado gemidos. No pasó mucho tiempo como para llegar a oidos de los amos de los demás y luego a los oidos del amo de Tristán.