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Mi Ala

Mi Ala

Status: En proceso
Genre:Viaje a un mundo de fantasía / Familia mágica / Mundo de fantasía / Fantasía épica / Mundo mágico / Edad media
Popularitas:4.6k
Nilai: 5
nombre de autor: Brennavuus

Una chica lamentablemente se escapó de sus padres y cayó por un precipicio, pero afortunadamente este no fue su final, sino más bien un nuevo comienzo noble mucho más allá de sus sueños de infancia, un mundo nuevo con seres poderosos, y uno de ellos "Alado" su nuevo familia .

Prevalece, hija amada, y sobrevive en este mundo cruel e increíble y sé fuerte, y afronta cualquier cosa sin perder el coraje y la esperanza.

NovelToon tiene autorización de Brennavuus para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 02: "La Gran Ave."

“En la esencia de la verdadera amistad, no importa la forma o el origen, lo que cuenta es la conexión que trasciende las palabras y la confianza que crece en el silencio compartido.”

La joven niña que estaba a punto de ser consumida por el miedo, envuelta en pesadillas antes de dormir, abrió los ojos de repente y se dio cuenta de que el entorno a su alrededor era agradable, cálido y cómodo. Finalmente despertó en un lugar desconocido y, al enfocar su visión, vio un ave azulada que la miraba con sus ojos azules brillantes como el cielo al amanecer.

Todo el cuerpo del ave resplandecía en sincronía con sus respiraciones calmadas. Su brillo azul pulsaba como un corazón tranquilo y sus respiraciones sonaban como las de alguien que, exhausto, finalmente había encontrado descanso. El ave abrió sus ojos y observó a la pequeña humana frente a ella con curiosidad. No había agresividad en los ojos de la criatura, solo una profunda serenidad, como si pudiera comunicar, solo con la mirada, un mensaje de consuelo: "Está todo bien, pequeña."

El ave también parecía decir: "Tranquila, te protegeré. No tengas miedo." La niña, asombrada con la majestuosa criatura frente a ella, intentó moverse, pero su cuerpo, aún débil, no respondió. Aunque ya no sentía dolor, una sensación de extrema debilidad la dominaba. Las heridas estaban curadas, pero su cuerpo aún se recuperaba de las batallas que casi le costaron la vida.

Recordó cuando el ave la tocó y le hizo sentir un sueño profundo que la llevó a dormir instantáneamente. Ahora, más despierta y curiosa, Kiay se acercó al ave y, con una voz suave, preguntó: "¿Cuál es tu nombre, grande? ¡Mi nombre es Kiay, de la tribu de Dwiam!" Pero, sin obtener respuesta, repitió con entusiasmo: "¿Cuál es tu nombre? ¡El mío es Kiay! ¡Hola?!"

El ave, sin entender las palabras, inclinó la cabeza para observar a la niña, curiosa con la pequeña criatura que intentaba comunicarse con ella. "¿No tienes nombre?" preguntó Kiay, acercándose aún más y abrazando el cuello del ave con felicidad.

El ave respondió con un leve grito, casi como si intentara imitar a la niña. Aunque Kiay no entendía el sonido, notó que la criatura asintió con la cabeza antes de abrir sus enormes alas. Luego, el ave comenzó a batir sus alas, preparándose para volar y partir.

"¡ESPERA, NO ME DEJES AQUÍ!" gritó Kiay, tratando de alcanzar al ave, pero sus piernas aún débiles no pudieron competir con la fuerza y velocidad de la criatura. El ave emitió un último grito y desapareció por un gran agujero adelante. Desolada, Kiay cayó al suelo, sentándose mientras las lágrimas caían por su rostro. Pensó que su nueva amiga la había abandonado, quizás por algo que hizo o dijo.

"No me dejes... Necesito que me lleves de vuelta a casa, con mi madre, con mi familia..." murmuró Kiay entre lágrimas, mientras se acercaba a un balcón natural cercano al nido. Al mirar hacia abajo, vio un vasto bosque con hojas moradas y negras que se extendían más allá del horizonte, un espectáculo impresionante que la dejó aún más solitaria. Intentando calmarse, decidió regresar al nido, donde se sentía segura, aunque temía que algún animal salvaje pudiera aparecer.

El nido estaba ubicado en una gran cueva esculpida en una montaña empinada y elevada, rodeada por otras montañas majestuosas. La entrada de la cueva era amplia, como si el ave la hubiera moldeado con sus propias fuerzas. Las paredes de la cueva mostraban marcas evidentes de garras y cortes de alas, indicando el inmenso trabajo que tuvo para crear ese refugio. La sensación de grandeza y poder del ave era palpable en cada detalle del nido.

En medio de las plumas esparcidas por el nido, Kiay notó un huevo roto. Con un nudo en la garganta, comprendió que el ave estaba triste cuando la encontró porque había perdido a su cría, quizás atacada por uno de esos perros feroces. "Tiene sentido que haya atacado a ese perro con tanta rabia..." pensó Kiay.

Exhausta, la niña terminó durmiéndose nuevamente. Horas después, un gran ruido la despertó. Era el ave azulada regresando, trayendo en su garra derecha una fruta enorme, parecida a una manzana gigante, y en la izquierda, un trozo de carne que parecía una pierna de pollo gigante. Colocó la comida frente a Kiay, como si estuviera cuidando a un hijo.

La niña se acercó lentamente, sintiendo el calor materno del ave, y la abrazó con fuerza. "Gracias por no abandonarme y por traer comida..." murmuró con gratitud. El ave se inclinó suavemente, tocando su pico en la cabeza de Kiay, como si dijera: "Está todo bien, he vuelto... Pequeña."

Entonces Kiay notó una pequeña herida en la ala derecha del ave, que sangraba levemente. Con un cuidado que desmentía su poca edad, la niña recogió plumas y hierba, creando un vendaje improvisado que ató sobre la herida. Luego, lavó la herida con agua y aplicó una pasta hecha de musgo triturado con hojas, como había visto hacer a su madre muchas veces.

Aunque era solo una niña, Kiay demostraba valentía y determinación en su pequeño corazón. El ave, percibiendo el valor de la pequeña, se sintió agradecida por el cuidado recibido. Después de la comida, se durmieron juntas.

Al amanecer, Kiay siempre se acercaba al agujero que parecía más una ventana. La vista era majestuosa: un bosque con hojas moradas y negras, un río serpenteando entre las rocas, una montaña empinada rodeada por otras montañas y, en el centro, un gran árbol azul cargado de frutos gigantes, similares a manzanas o peras. Alrededor, criaturas de todo tipo habitaban el lugar: serpientes, lobos, osos, e incluso sapos gigantes.

Ella pasó todo el día admirando aquella increíble vista, hasta que el sol se puso en un espectáculo de colores que parecía eterno. El ave, notando la fascinación de la niña, se acercaba, observándola con ternura. Kiay imaginaba cuánto desearía que su madre, su padre e incluso su hermano, con quien tantas veces discutía, pudieran ver aquel paisaje.

El ave, percibiendo la nostalgia de Kiay, posó suavemente su cabeza sobre la niña, como para consolarla, protegiéndola con una de sus alas. "Ahora estás segura", parecía decir en silencio.

En sus exploraciones por el nido, Kiay comenzó a nombrar todo lo que veía, ya que no había nadie que le enseñara los nombres correctos. "¡Ya sé! ¡Tu nombre será Alada, porque eres un hermoso pájaro de luz!" proclamó, señalando al gran ave con su nuevo nombre.

Alada solo miró a Kiay, sin entender las palabras, pero comprendió lo que la niña quería expresar. Para el ave, ese nombre ahora tenía un significado especial, un lazo único con la pequeña humana que decidió proteger.

Fin Del Capítulo Dos.

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Elizabeth Monteiro
Autor, ¿traducirás todos los capítulos que ya están en portugués, hasta el capítulo 111?
Brennavuus: Si, lo estoy haciendo, en cuanto llegue mi medicamento continuaré del 112 para arriba y estoy haciendo varias correcciones ortográficas. ¡Gracias por apoyarme siempre Elizabeth!
total 1 replies
LAURA VERONICA ESTRADA LUNA
👍👍👍👍
LAURA VERONICA ESTRADA LUNA
hermosa historia 😍
Miu miu
Esta historia es mi nueva obsesión, ¡por favor publica pronto! 😍🤞
Brennavuus: 🫡🆗 ok
total 1 replies
Mèo con
Bravo
Pyscho
Me dejó sin palabras
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