En un mundo donde la magia y la mitología se entrelazan, "Círculos de Fuego: La Llama Eterna" narra la épica historia de un joven guardián, Elian, que descubre su destino en una antigua profecía. Su vida da un giro inesperado cuando encuentra un artefacto perdido que despierta una llama mística con un poder inimaginable. Esta llama, conocida como la Llama Eterna, tiene la capacidad de cambiar el destino del mundo, pero también atrae a fuerzas oscuras que desean controlarla.
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CAPITULO 2: En busca del Artefacto Perdido
Los días en Eldoria se volvieron más tensos a medida que la noticia del descubrimiento de Elian se propagaba. Algunos habitantes del pueblo lo miraban con respeto y admiración, mientras que otros susurraban entre ellos, temiendo las repercusiones de su hallazgo. Elian, consciente de los peligros que se cernían sobre él y la Llama Eterna, decidió que debía entender más sobre su origen y propósito.
Una noche, mientras revisaba los libros antiguos en la biblioteca del pueblo, encontró un manuscrito olvidado que hablaba de los Guardianes de la Llama Eterna. Estos guardianes, según la leyenda, eran elegidos para proteger la llama de aquellos que buscarían usar su poder para el mal. La llama, aunque poderosa, era solo una parte de un artefacto mayor: el Cetro del Destino. Este cetro, dividido en tres partes, tenía el poder de mantener el equilibrio en el mundo. Sin embargo, hacía siglos que las piezas del cetro se habían perdido, esparcidas por el mundo en lugares ocultos y peligrosos.
Elian sabía que debía encontrar estas piezas y restaurar el cetro para cumplir su misión. Pero no podía hacerlo solo. Recurrió a sus amigos más cercanos: Kael, un hábil guerrero con un corazón noble, y Lyra, una joven sabia en las artes místicas y conocedora de las antiguas leyendas. Juntos, formaron un equipo dispuesto a enfrentar cualquier desafío.
Su primera pista los llevó a las montañas nevadas de Narath, donde se decía que la primera pieza del cetro estaba oculta en un antiguo templo. El viaje fue arduo y lleno de peligros. Tuvieron que atravesar tormentas de nieve, escalar acantilados traicioneros y enfrentarse a criaturas salvajes que protegían el templo.
Al llegar al templo, se encontraron con una serie de pruebas diseñadas para proteger la pieza del cetro. Estas pruebas no solo desafiaban su fuerza física, sino también su inteligencia y su capacidad para trabajar en equipo. A medida que superaban cada prueba, sus lazos de amistad y confianza se fortalecían.
Finalmente, llegaron a la cámara central del templo, donde encontraron la primera pieza del Cetro del Destino. La pieza era un fragmento brillante de cristal, incrustado en una estatua de un antiguo guardián. Alian sintió una oleada de energía al sostener el fragmento. La llama en su posesión brilló más intensamente, como si reconociera la importancia del hallazgo.Pero no estaban solos. Un grupo de mercenarios, liderado por un oscuro hechicero llamado Malakar, había seguido sus pasos. Malakar había oído hablar de la Llama Eterna y ansiaba su poder para dominar el mundo. Una feroz batalla se desató en el templo. Kael y Lyra lucharon valientemente junto a Elian, defendiendo la pieza del cetro con todas sus fuerzas.
En el último momento, con sus enemigos derrotados y el templo a punto de colapsar, Elian y su equipo lograron escapar con la pieza del cetro. Habían ganado una batalla, pero la guerra por la protección de la Llama Eterna y el equilibrio del mundo apenas comenzaba.
Con una pieza del cetro en su poder, Elian sabía que su misión estaba lejos de completarse. Pero con la ayuda de sus amigos y la determinación en su corazón, estaba listo para enfrentar cualquier obstáculo que se presentara. La búsqueda de las otras piezas del cetro los llevaría a lugares aún más peligrosos y revelaría secretos que cambiarían sus vidas para siempre.
El viaje hacia las montañas de Narath fue largo y lleno de desafíos. Elian, Kael y Lyra avanzaban con cautela, enfrentándose a terrenos accidentados, clima inclemente y criaturas salvajes. La nieve y el hielo dificultaban cada paso, pero la determinación de los tres amigos nunca flaqueaba. Sabían que encontrar la primera pieza del Cetro del Destino era crucial para su misión.
Una tarde, mientras acampaban al pie de una montaña, Lyra decidió consultar un antiguo mapa que había encontrado en la biblioteca del pueblo. Según el mapa, el templo donde se encontraba la primera pieza estaba escondido en un valle secreto, rodeado por picos escarpados y protegido por antiguas barreras mágicas.
—Debemos estar cerca —dijo Lyra, señalando un punto en el mapa—. Este valle debería estar justo detrás de esa cadena montañosa.
Pero debemos estar preparados para enfrentar pruebas mágicas y físicas.
A la mañana siguiente, con renovada energía, el grupo se puso en marcha. La subida fue extenuante, pero al llegar a la cima, fueron recompensados con una vista impresionante del valle oculto. En el centro del valle, parcialmente cubierto de nieve, se alzaba el templo antiguo, sus paredes de piedra adornadas con símbolos que brillaban tenuemente.
Al acercarse al templo, una sensación de antigüedad y poder envolvió a los tres amigos. La entrada estaba flanqueada por estatuas de antiguos guardianes, y una inscripción en una lengua antigua advertía sobre los peligros que esperaban a los intrusos.
—Parece que estamos en el lugar correcto —murmuró Kael, ajustando su espada en el cinturón.
Elian, sosteniendo la Llama Eterna, se adelantó y empujó las enormes puertas de piedra. Con un crujido profundo, las puertas se abrieron, revelando un pasillo oscuro y silencioso. La llama en sus manos iluminó el camino, revelando paredes cubiertas de jeroglíficos y símbolos arcanos.
—Debemos estar alerta —advirtió Lyra—. Este templo ha sido protegido por siglos. Las pruebas serán difíciles.
El pasillo los condujo a una cámara amplia, donde se encontraron con la primera prueba: un laberinto de espejos encantados. Cada espejo reflejaba no solo sus imágenes, sino también sus miedos y dudas más profundos.
Mientras navegaban por el laberinto, tuvieron que enfrentarse a sus propias inseguridades y temores. Pero con cada paso, sus lazos de amistad se fortalecían, recordándoles que no estaban solos en esta misión.
Superado el laberinto, llegaron a una sala con un pedestal en el centro, sobre el cual flotaba un fragmento de cristal brillante: la primera pieza del Cetro del Destino. Sin embargo, al intentar tomar el fragmento, se desató la segunda prueba: guardianes de piedra cobraron vida y atacaron al grupo.Kael, con su destreza de guerrero, enfrentó a los guardianes con valentía. Lyra utilizó su magia para debilitarlos, mientras Elian, protegiendo la Llama Eterna, buscaba una manera de detenerlos. Tras una intensa batalla, lograron derrotar a los guardianes y tomar la pieza del cetro.
Sin embargo, al salir del templo, fueron emboscados por Malakar y su grupo de mercenarios, quienes habían seguido sus pasos. Malakar, un hechicero oscuro, ansiaba el poder del cetro para sus propios fines malévolos. Una feroz lucha se desató, pero con la ayuda de la Llama Eterna y el poder de la primera pieza del cetro, Elian y sus amigos lograron repeler a los atacantes y escapar del valle.
Con la primera pieza del cetro en su poder, el grupo sabía que su misión estaba lejos de terminar. Cada vez más conscientes del peligro que representaba Malakar, se prepararon para la siguiente etapa de su viaje. Debían encontrar las otras dos piezas del cetro y restaurarlo antes de que Malakar pudiera obtenerlo.
La aventura continuaba, y con cada desafío superado, Elian, Kael y Lyra se acercaban más a su destino. La Llama Eterna seguía siendo su guía, y con el cetro incompleto, sabían que su misión apenas comenzaba. Se despidieron del templo y del valle oculto, cargados con el peso de la responsabilidad y la esperanza de restaurar el equilibrio en el mundo.
A medida que se alejaban de las montañas de Narath, una sensación de logro los envolvía, pero también la conciencia de que los peligros aumentarían. Malakar no se detendría en su búsqueda del cetro y haría todo lo posible por detenerlos. Elian, sosteniendo la pieza del cetro, sintió la conexión con la Llama Eterna fortalecerse, y con ella, una mayor comprensión de su propósito.
De regreso en Eldoria, la noticia de su éxito se esparció rápidamente, llenando a los aldeanos de esperanza y admiración. Sin embargo, Elian y sus amigos sabían que no podían quedarse mucho tiempo. El próximo destino los llamaba, y las pistas los guiaban hacia el desierto de Aranthia, donde se decía que la segunda pieza del cetro estaba oculta en una ciudad perdida bajo las arenas.
Preparados para el calor abrasador y las tormentas de arena, el trío se equipó con provisiones y mapas antiguos. La travesía por el desierto sería peligrosa, pero la determinación de encontrar la pieza superaba cualquier temor. En el horizonte, las dunas se extendían como un océano dorado, desafiándolos a seguir adelante.