Una mujer sumisa, dedicada a su hogar, amando a su esposo incondicionalmente vive en el mundo perfecto... Hasta que su esposo la engaña y humilla, por lo que escapa y descubre que es mucho más fuerte de lo que creía, además de que tiene la oportunidad de volver a enamorarse y darse cuenta lo que verdaderamente es amar y ser amado.
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"2"
A la hora del descanso de Tally fuimos a un pequeño restaurante que quedaba cerca de su trabajo. Pedimos filete de pollo empanizado, con ensalada de vegetales, arroz y un agua fresca para cada una.
-Me alegra tanto que mi hermano haya podido subir de puesto, está más atascado de trabajo y así te tengo para mí más tiempo -dice con una enorme sonrisa
-También te extrañaba Tally
-No lo parecía, siempre estabas pegada a esa garrapata
-No lo llames así -le digo riendo
-Siempre será una garrapata, pegado a ti, sin dejarte respirar -resopla -Maldito egoísta, cree que eres de su propiedad
-Estás exagerando mucho
-Antes yo era tu alma gemela
-Deja de hacer drama -le digo riendo -Sigues siendo mi alma gemela
-¿Y por qué no te casaste conmigo?
-Porque ambas somos hetero, además no soportaríamos vivir juntas
-En eso tienes un punto -dice riendo -Además no le digas nada, pero me alegra que seas feliz con él
-Es un gran hombre
-Sí, lamentablemente lo es
-¡Oye!
-Estoy jugando, es solo una broma
Pasamos el resto del descanso así, divirtiéndonos y platicando, sobre todo del trabajo que tenía Tally sobre sus hombros, ya que su empleada está incapacitada por una fractura de pie, porque se puso tan ebria el fin de semana que salió de fiesta, que se subió en una mesa a bailar y pues nada bueno salió de eso.
Después de despedirme de Tally regresé a mi casa, me puse a limpiarla por completo hasta que me dio la noche, cené muy poco, porque odiaba comer sola, no me gustaba la sensación, era como estar vacía.
Subí a la recamara para cambiarme y desmaquillarme. Me recosté sobre la cama y comencé a leer una revista de espectáculos, más que nada para ver la sección de moda, hasta que me diera el sueño suficiente para poder quedarme dormida.
Al parecer Radel llegaría mucho más tarde de lo que suele hacerlo.
***
Sentí como la cama se hundía a mi lado, así que abrí los ojos y me reincorporé.
-Lo siento amor, no quería despertarte, vuelve a dormir -me susurra Radel
-¿Qué hora es?
-Tarde amor, solo descansa
-¿Estás cansado?
-Sí, bastante
-¿Cénsate bien?
-No me puedo quejar, fue una buena noche
-¿Y la reunión por la tarde?
-Todo fue de maravilla
-¿Quieres que te dé un masaje? -le digo mientras me hinco en la cama y pongo mis manos sobre su espalda para masajearla con cuidado
-No, ya duérmete
-No me cuesta nada hacerlo, yo...
-Amor, acuéstate ya a dormir, es enserio
-Pero...
-Solo quiero acostarme a dormir y tú deberías de hacer lo mismo -se acuesta dándome la espalda y apagando la luz de su mesita de noche
-Está bien, que descanses -susurro apenas audible mientras me recuesto mirando su espalda, sintiéndome lejos de él, no solo física sino emocionalmente
Sé que está cansado, porque tuvo un día pesado, pero solo espero que entienda que no quiero ser una carga más sino todo lo contrario, quiero ayudarle a disminuir toda esa presión.
***
Me despierto por mi alarma que resuena en la mesita de noche. Comienzo con mi rutina matutina arreglándome y después preparando el desayuno para Radel.
-Hola amor, se me ha hecho tarde, solo tomaré el café, gracias y adiós -dice mientras sale corriendo tan rápido como entro a la cocina
Me quedo ahí parada en medio del comedor tratando de razonar que fue lo que acaba de pasar con exactitud. Quiero decir ¿Tarde para qué? Si aún tiene treinta minutos de sobra.
Le marco al celular y responde en seguida.
-"Hola"
-"Radel ¿Qué fue lo que pasó?"
-"Cariño hoy tengo que llegar antes, se me pasó ayer ir a imprimir los archivos que se necesitan para la presentación de hoy"
-"¿Por qué no me lo dijiste? Pude haberlo hecho ayer por la tarde, estuve libre sin hacer nada"
-"Amor no es tu responsabilidad"
-"No me habría costado nada"
-"Lo sé, pero no quiero abusar de tu ayuda, mejor quédate en casa y disfruta"
-"¿Radel?"
-"¿Qué?"
-"¿Sabes que odio estar sola verdad?"
-"Es mejor que rodeada de todos unos uniformados de entrecejo fruncido, créeme, no te gustaría estar en mi lugar -escucho su risa del otro lado de la línea -Solo ve de compras o algo, ve al spa, ve a arreglar tus uñas, que se yo"
-"Suerte en el trabajo"
-"Gracias amor, te voy a colgar"
Y cuelga, así sin esperar a que le diga adiós o un te amo.
***
Espero a Radel sentada en la sala mirando el reloj por milésima vez. Son casi las 11 de la noche y él no ha respondido ni a mis llamadas ni a mis mensajes.
Escucho que abren la puerta y veo a mi esposo con los hombros agachados por el cansancio.
-¿Aysel? ¿Qué haces despierta a estas horas amor?
-Estaba preocupada, no respondes mis llamadas ni mis mensajes
-Ayer se me olvidó conectar el celular por la noche y está mañana salí corriendo al trabajo, así que me olvidé del cargador
-Estaba preocupada -le digo con tristeza y angustiada
-Ven aquí
Me acerco a él y me abraza con firmeza.
-Estoy bien, lamento no haber llamado
-No te preocupes, lo importante es que estás bien y que ya estás aquí conmigo
-¿Qué fue lo que hice para merecerte?
Me separo y lo miro a los ojos.
-¿Estás cansado?
-Mucho, pero creo que puedo complacerte un rato
-¿A sí?
-Sí -dice con una sonrisa
Me toma de la cintura y junta nuestros labios en un beso profundo y apasionado. Pronto la ropa comienza a ser una barrera que necesita ser despejada, ambos nos desplomamos sobre el sillón, está acariciándome y besándome el cuello cuando su maldito celular comienza a sonar a todo volumen en la sala.
-Dame, un segundo, solo un segundo -dice reincorporándose y alejándose para contestar la llamada
De pronto una vergüenza y una humillación me recorre todo el cuerpo, así que me pongo la ropa interior y subo a la habitación.
Me doy un baño para despejar mi mente de todos los tormentos de los que comienzo a ser prisionera. Las lágrimas salen mezclándose con las lágrimas artificiales de la regadera que mojan todo mi cuerpo tratando de calmarme.
Cuando termino de llorar y me siento un poco más estable, salgo para ponerme pijama y comenzar a desenredar mi cabello, cuando me dirijo a la habitación veo a Radel sentado en la cama con la cabeza entre las manos.
Ignorándolo por completo me recuesto del lado de mi cama y apago la luz de mi mesita de noche.
-Lo siento
-No hay nada que perdonar
-Lo arruiné
-Solo dejas en claro tus prioridades
-Aysel no seas injusta...
-¿Injusta? -me levanto para poder enfrentarlo -¿Yo soy la injusta?
-Solo fue una llamada
-Una llamada que pusiste por encima de mí, sobre nosotros, estábamos desnudos a punto de hacerlo cuando cortaste todo por una llamada, una llamada Radel
-Era mi jefe
-¿Ya no le son suficientes todas las horas que te hace trabajar en la oficina que ahora también comenzará a llamarte en la casa?
-Sabíamos que tendría que hacer sacrificios con el nuevo puesto
-Sí, ya me doy cuenta de eso
Me recuesto una vez más y a los segundos siento que se acuesta de su lado, completamente apartado de mí, dándome espacio, quizá más del que necesito. Porque sinceramente lo único que deseo es que me abrace para que le dé calidez a la soledad de la que soy prisionera desde hace unos días.