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Manual Para No Morir Otra Ves

Manual Para No Morir Otra Ves

Status: En proceso
Genre:Dominación / Enfermizo / Venganza de la Esposa / Multi-reencarnación
Popularitas:7.7k
Nilai: 5
nombre de autor: Amilkar

Estas acostumbrado a leer novelas de reencarnacion en donde la protagonista reencarnada se vuelve poderosa, ¿que pasaria si esta novela no es como las demas? ven y lee algo diferente, algo que sin duda te gustara.

NovelToon tiene autorización de Amilkar para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

¿De quién fue la brillante idea de sacar la ouija?

El grupo llevaba horas bebiendo, charlando y burlándose de cualquier cosa que saliera en la conversación. Clara, sentada en una silla plegable que no podía lucir más fuera de lugar, era el centro de atención. Vestía unos shorts blancos carísimos, una blusa que gritaba "esto no es ropa para acampar", y botas de trekking que parecían de catálogo.

 —Miren esta pinta. Parezco lista para un desfile de "campistas elegantes". Si me embarran los zapatos, alguien va a perder los dientes, ¿me oyen? —anunció mientras se servía un trago.

 —Clara, ¿por qué viniste si tanto te quejas? —preguntó Marta, tratando de encender la fogata con poca gracia.

 —Porque me rogaron. Admitan que sin mí, esta excursión sería un velorio. —Clara puso los ojos en blanco y levantó su copa—. ¡Salud por mi sacrificio!

Cuando por fin lograron encender la fogata, Marta sacó una tabla de ouija de su mochila. El grupo se quedó en silencio.

—¿Qué carajos es eso? —preguntó Clara, levantando una ceja.

—Es una ouija. Vamos a hablar con los espíritus —respondió Marta emocionada.

Clara se rio tan fuerte que casi derrama su trago.

—¿Espíritus? Marta, si quiero hablar con muertos, llamo al SAT, que ahí seguro me contestan más rápido.

El grupo soltó una carcajada, pero Marta se puso seria.

—Habla en serio, Clara. Esto no es un juego.

 —¡Ah, claro que no! Porque lo que todos sabemos es que los muertos tienen tiempo libre para atender nuestros caprichos. —Clara dejó su copa en el suelo y se acomodó en el círculo, fingiendo interés—. A ver, Marta, ¿cuántos muertos tienes en tu WhatsApp?

El grupo volvió a reír, aunque Marta intentaba mantener la seriedad. Colocó la ouija en el suelo y les pidió que pusieran sus dedos sobre el puntero. Clara lo hizo con desgano, suspirando como si estuviera a punto de leer las instrucciones de una licuadora.

—Espíritu, si estás aquí, danos una señal —dijo Marta con voz solemne.

Clara no pudo evitarlo.

—Espíritu, si estás aquí, tráeme unas empanadas y un jugo de lulo. Estoy que me muero de hambre.

—¡Clara, ya basta! —protestó Marta.

—¿Por qué? Si son fantasmas colombianos, seguro traen algo para picar. No seas envidiosa.

El puntero no se movió. Clara chasqueó la lengua.

—Ah, ya entendí. Están esperando propina. Marta, pásame un billete de veinte mil para invocar al "fantasma del aguacate caro".

Todos rieron, menos Marta, que se levantó indignada.

—¿Sabes qué? Haz lo que quieras. Pero cuando algo raro te pase, no me vengas a buscar.

Clara rodó los ojos y miró a Daniel.

—¿Tú crees en esta pendejada?

—No mucho, pero prefiero no jugar con eso. —Daniel trató de sonar serio, pero Clara ya estaba cansada de tanta solemnidad.

—¡Por Dios, Daniel! Has jugado más con mis sentimientos que con cualquier cosa seria en tu vida. —Lo miró con picardía—. ¿O miento?

Él no pudo evitar sonreír, aunque no respondió.

La noche continuó con más burlas de Clara, haciendo voces terroríficas cada vez que alguien intentaba hablar en serio. Cuando finalmente todos se fueron a dormir, ella y Daniel compartieron su pequeña carpa.

—Están dormidos, ¿cierto? —susurró Clara mientras se quitaba las botas con poco cuidado.

—Creo que sí… —respondió Daniel, aunque su tono no era muy convincente.

—Pues que se jodan. —Clara se acercó a él, acomodándose en el espacio reducido—. Porque te advierto algo: esta carpa puede ser pequeña, pero mi paciencia es más chiquita. Y llevo todo el día queriendo que me beses como la gente decente.

Daniel rió por lo bajo y se inclinó hacia ella.

—¿Gente decente? Tú y yo sabemos que eso no nos describe.

Los besos comenzaron a subir de intensidad, y Clara, con la gracia de quien no le importa nada, se movió hasta quedar sobre él. En medio del silencio del bosque, soltó una carcajada.

—¿Qué pasa? —preguntó Daniel, confundido.

—Nada, es que acabo de pensar en lo que diría Marta si nos escuchara. Probablemente llamaría a los espíritus para separarnos.

—Clara, cállate —dijo él entre risas, intentando que bajara la voz.

—¿Por qué? ¿Te da pena? Mira, Daniel, si alguien nos escucha, que se considere con suerte. Les estamos dando entretenimiento gratis.

Daniel negó con la cabeza, aunque su sonrisa lo delataba.

Al regresar a casa

Después del campamento, Clara regresó a su enorme mansión. Cuando abrió la puerta, su nana, Gloria, la recibió con una sonrisa cálida.

—¡Feliz cumpleaños, niña!

—Gracias, Gloria. —Clara dejó caer su bolso en el suelo y se estiró, luciendo más cansada que agradecida.

—¿Y mis papás? ¿Llegaron?

Gloria negó con la cabeza.

—Dejaron una nota y regalos para ti en la sala.

Clara resopló.

—¡Ay, qué sorpresa! Porque nada dice "amor de padres" como dejarme un montón de cajas y un papelito.

Entró a la sala y vio la montaña de regalos perfectamente envueltos. En la cima, una nota. La tomó y la leyó en voz alta:

"Feliz cumpleaños, hija. Pásala fenomenal. Con cariño, mamá y papá."

—¡Ay, sí, fenomenal! Qué bonito detalle no estar en mi cumpleaños número… ¿cuántos cumplo, Gloria?

—Veintidós, niña.

—Eso, veintidós. Lo mismo que las veces que han faltado a mis cumpleaños. —Clara dejó caer la nota sobre la mesa y se dejó caer en el sofá.

Gloria la miró con preocupación.

—¿Estás bien, mi niña?

Clara suspiró y se encogió de hombros.

—Pues sí, Gloria. Total, yo ya sabía que estos dos eran más fantasmas que los de la ouija de Marta.

La nana no pudo evitar reír, aunque trató de ocultarlo. Clara miró los regalos y sonrió de medio lado.

—Bueno, al menos me queda consuelo en forma de bolsos y zapatos caros. ¡Feliz cumpleaños a mí misma!

Y así terminó el día, con Clara rodeada de regalos y reflexionando sobre lo absurdo de su vida. Para ella, todo estaba bajo control, sin imaginar que su mundo estaba a punto de cambiar por completo.

(ya esta novela la habia publicado, pero la elimine por razones un poco personales, pero aquí esta de vuelta)

1
Yuri Zamira Gonzalez Castaño
Excelente
Adrimay Machado
algo me dice que no solo fue actuasion
Edna Miranda
jajaja ella jura que no Sue ella si claro en le cree 😂😂😂😂
Edna Miranda
jajajaj no puedo más que pecado hasta me di pesar el pobre 😁😁🤭
Edna Miranda
hay pobrecitos 😂😂😂
Edna Miranda
bueno por lo menos no la tiene de amante eso le da puntos al IDIOTA
Edna Miranda
como dije es un idiota
Edna Miranda
no hay capítulo que no me muera de la risa con esta mujer 🤣🤣🤣
Edna Miranda
amo 💜 a esa mujer
Edna Miranda
🤣🤣🤣🤣
Alana
Autora de dónde sacas tanta cosa? jajaja esta historia me divierte, espero que nos des pronto muchos capitulos
Alana
Jajajjajja
Alana
Ufff, eso cassius. Total, le teme a Aranza ese viejo
Lilith
la portada me encanta pero deberías corregir la última palabra 🫠.
Ves: mirar, observar, ver
vez: repetir
Mikaela: Cierto, no lo había notado. Mil gracias ☺️
total 1 replies
✿~Celeste~✿
Cómo un pollo asado jajajakksks
KATHERINE GUILARTE
la verdad en el fondo ella sabe que es así, solo que su orgullo no la deja aceptarlo
Mikaela: Así es
total 1 replies
KATHERINE GUILARTE
me encanta esta história es súper diferente a las otras reencarnadas
KATHERINE GUILARTE
wow, tremenda joya me e conseguido
San Aguirre
*ves es de ver y vez es de ocasión, sólo ese pequeño detalle.
Mikaela: Totalmente cierto, esperemos no volver a cometerlo, aveces no me fijo bien. Gracias
total 1 replies
Lizeth López
Jjjaja no puedo con la protagonista
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