Zoe es una joven brillante y apasionada por los videojuegos. Después de años estudiando y perfeccionando sus habilidades en el extranjero, regresa con un sueño claro: Trabajar en Titan Games, la empresa líder en el desarrollo de videojuegos.
Pero hay un problema...
El CEO de la empresa, Leonardo Montenegro, tiene una regla estricta: NO MUJERES en el equipo de desarrollo. Su amarga experiencia con su exnovia, quien lo dejo plantado en el altar, lo convenció de que las mujeres solo traen drama y complicaciones innecesarias.
Zoe, indignada Pero determinada no está dispuesta a dejar que el machismo arruine su carrera. Con la ayuda de su mejor amiga Liliana, una maquilladora profesional, se transforma en Zack: Un chico reservado y serio con un talento excepcional para él código y el diseño de videojuegos.
Logra entrar en la empresa, pero pronto se da cuenta de que mantener su identidad oculta no sera nada fácil.
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Capitulo 1 JUEGO EN MODO DIFÍCIL
El sonido de los tacones de Zoe Ferrer resonó con fuerza en el pasillo de mármol mientras salía furiosa del último edificio en el que había dejado su currículum. Otro rechazo. Otra excusa barata.
—"No contratamos mujeres en el equipo de desarrollo". ¡Ja! Claro, porque al parecer mis años de estudio en Tokio y mi maestría en inteligencia artificial no significan nada solo porque no tengo barba —bufó, pateando una piedra en la acera.
...Zoe...
—Te lo dije, amiga. El machismo en la industria sigue vivito y coleando. —La voz de Liliana, su mejor amiga y maquilladora profesional, llegó a través del auricular de su teléfono.
Zoe rodó los ojos.
—Pues que se preparen, porque no pienso rendirme.
Liliana rio.
—Te conozco. Tienes esa voz de "se me ocurrió una locura". A ver, ¿qué planeas ahora?
Zoe se detuvo frente a un enorme rascacielos de cristal con un gigantesco logo en la entrada: TITAN GAMES.
La empresa de videojuegos más importante del país. La élite. El sueño de todo desarrollador.
—Voy a entrar ahí. Y si el infame CEO Leonardo Montenegro no quiere mujeres en su equipo, entonces... —Zoe tomó aire, sonriendo con picardía— voy a convertirme en un hombre.
Hubo un silencio al otro lado de la línea. Luego, Liliana gritó:
—¡Dios, AMO ESTA LOCURA!
...Liliana...
...🎮🎮🎮🎮🎮...
Horas después, el apartamento de Liliana parecía un campo de batalla de maquillaje, pelucas y ropa masculina.
—A ver, prueba caminar con actitud de tipo rudo —ordenó Liliana, con una brocha en la mano.
Zoe frunció el ceño, metió las manos en los bolsillos de su pantalón holgado y trató de dar pasos firmes.
—¿Qué tal?
Liliana la observó con una mueca.
—Pareces un pato enojado.
—¡Oye!
—Es verdad, nena. A ver, camina más relajada, como si no te importara nada. Y deja de mover tanto las caderas.
Después de varios intentos y mucha risa, Zoe finalmente logró imitar una postura masculina convincente. Liliana le puso una peluca corta y desordenada, le sombreó la mandíbula con maquillaje para simular barba incipiente y le colocó gafas de montura gruesa.
Cuando se miró en el espejo, Zoe había desaparecido. En su lugar, estaba Zack Ferrer.
—Vaya... —susurró.
Liliana sonrió con orgullo.
—Bienvenido al mundo de los hombres, guapo.
Zoe—o más bien Zack—respiró hondo.
—Es hora de entrar al juego.
...🎮🎮🎮🎮🎮🎮...
Al día siguiente, Zack se presentó en Titan Games para su entrevista. Su corazón latía con fuerza, pero se obligó a mantener la calma.
La recepcionista le indicó que subiera al último piso, donde lo esperaba nada más y nada menos que el mismísimo Leo Montenegro.
Las puertas del ascensor se abrieron, y Zack entró en una oficina amplia y elegante. Leo estaba sentado tras un escritorio negro, revisando papeles.
Cuando alzó la vista, Zack sintió un escalofrío.
Leonardo Montenegro no solo era imponente, sino que también tenía una mirada gélida, como si analizara a cada persona con precisión quirúrgica.
—Zack Ferrer —dijo, leyendo su currículum—. Interesante historial. Tokio, inteligencia artificial, desarrollo en C++.
Zack asintió.
—Sí, señor.
Leo entrecerró los ojos.
—No me gustan mucho los que hablan sin parar. Prefiero que demuestren su talento. ¿Puedes hacerlo?
Zack sonrió de lado.
—Dígame qué quiere que haga.
Leo empujó una laptop hacia él.
—Tienes quince minutos para corregir el código de este juego. Si logras mejorarlo, el puesto es tuyo.
Zack se acomodó en la silla, crackeó los nudillos y se sumergió en el código. Este era su momento.
El reloj digital en la esquina de la pantalla marcaba los últimos segundos cuando Zack golpeó la tecla Enter y se reclinó en la silla con una sonrisa confiada.
—Listo.
Leonardo Montenegro, que había estado observándolo con los brazos cruzados, se acercó con expresión impenetrable. Zack no podía leerlo. ¿Estaba impresionado? ¿Molesto? ¿A punto de echarlo a patadas?
Leo se inclinó sobre la laptop y revisó el código en silencio.
—Hmm.
Zack sintió una gota de sudor frío recorrer su espalda.
—¿Algo mal?
Leo cerró la laptop de golpe.
—No. Está perfecto.
—¿En serio? —Zack parpadeó.
—Dije "perfecto", no "en serio". —Leo lo miró con expresión seria—. Empiezas el lunes.
Zack sintió un impulso de victoria recorrer su cuerpo. ¡Lo había logrado! Se levantó demasiado rápido de la silla y…
¡Tropiezo, resbalón y caída estrepitosa!
Antes de entender lo que pasaba, Zack cayó de lleno sobre Leo, empujándolo contra el escritorio.
—¡Mierda!
—¡Ah!
Zack se encontró a escasos centímetros del rostro de Leo, prácticamente pegado a su pecho firme y musculoso. Leo tenía las manos en sus hombros en un intento de alejarlo.
El silencio fue tan incómodo que se podía escuchar el aire acondicionado zumbando en el fondo.
Los ojos azules de Leo se entrecerraron.
—¿Te piensas levantar o planeas quedarte pegado a mí todo el día?
—¡Oh, sí, claro! —Zack se puso de pie de un salto, acomodándose la ropa y carraspeando—. Perdón, jefe. Soy algo torpe cuando me emociono.
Leo lo miró con una mezcla de desconfianza y fastidio.
—No me llames "jefe".
—Anotado, Leo.
Leo chasqueó la lengua.
—Y no me llames "Leo".
Zack alzó las manos en señal de rendición.
—Vale, vale. Entonces lo llamaré "Señor Montenegro", ¿no?
Leo entrecerró los ojos.
—Solo habla menos.
Zack reprimió una risa. Este tipo era una piedra con traje.
—Como diga, Señor Montenegro.
Leo suspiró, masajeándose el puente de la nariz como si ya estuviera arrepentido de contratarlo.
—Sal de mi oficina antes de que cambie de opinión.
Zack sonrió de lado y salió con pasos tranquilos. Primer nivel superado.
Pero mientras caminaba por el pasillo, solo tenía un pensamiento en mente:
—Dios, qué músculos tiene este hombre.
Leonardo
💖✍🌟✍💖
Una novela que te atrapa y no logras parar de leer hasta el punto final. Es la primer novela que leo de su autoría y me ha dejado enganchada.
🌟✍💖✍🌟
Una trama buena y dinámica, con una narrativa hermosa y coherente y unos personajes muy bien diseñados.
🌟✍💖✍🌟
Ortografía y redacción... ¡De lujo! (Algo que siempre agradecemos los lectores más exigentes.)
💖✍🌟✍💖
¡Felicitaciones inmensas a la estimada escritora!
😆😆😆