Llegué a la casa escondida entre callejones donde habitaba el enmascarado, por supuesto que, una hora más tarde con la única intención que Maynard y Willey estuvieran ahí y evitar aquel ente conocido como el saxofonista.
Toque la puerta con paciencia, Willey me abrió:
-Llegaste, creíamos que no vendrías.-me dice el pelirrojo haciéndose a un lado para permitirme el paso.
-Buenas noches, Willey.-sonrío al ver al chico con mejor apariencia que el día que llegó a esta casa.
Inevitablemente el saxofonista estaba ahí, apoyado en su sillón, su mano se apoyaba en el brazo del sillón y su dedo índice en su ceja poblada, imponía.
-¿Sabes? Evitarme no hará menos la posibilidad de que nos encontremos.-Trago saliva; por un segundo pude ver sus ojos iluminados, pero no de una ilusión, eran de poder y cierta soberbia. Lo sabía porque eran los mismos que mi padre me dirigía siempre.
-Yo no te estaba evitan…-me interrumpe bruscamente.
-Dejemos las excusas de lado, Evolet.-Se levanta con tranquilidad, jugueteando con su saco.-Ahorrate los artificios, porque yo...- veo sus manos esconderse en las manos de sus pantalones mientras avanza hacia mí.-...Soy como lo es la vida y la muerte, no discrimino entre pobres y ricos, entre santos y pecadores. No importa cuánto me evites, Evolet.-De golpe siento la pared fría tocar mi espalda, trago saliva de nuevo. Su voz no era agresiva, era tranquila inclusive, pero su simple presencia me desestabilizaba.- Que quede claro, a mí no me molesta hablar enfrente de Maynard o de Willey. Deja de evitarme, De Loughrey.
-Seguimos en lo mismo.-susurro.- No sé que debo esperar de ti.-la voz me salía en un hilo, aún así intenté mirarlo a los ojos.-¿Q-quién eres?
-Estás a punto de crear una Revolución en este mundo y te interesas por quien es un saxofonista disfrazado.-se ríe desviando unos segundos la mirada, yo, de reojo, veo como Maynard y Willey desaparecen por el pasillo.- ¿Qué es esa inmensa desconfianza que cargas? ¿O es culpa, De Loughrey? Presiento que tienes el corazón roto, ¿no es así?
-Cualquiera en Palacio lo tiene, te culpan por eso.
-¿Y tú?
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Si me viera por dentro probablemente sería de color gris, aunque evito transmitir eso a otros. Muchos me dijeron que asombraría a todos un día.
Y es que la realidad es así, todos los días cumplía con una rutina, vivía en la monotonía del ahora y el jamás.
Pero a partir de la primera dosis de Χαρά recorrió mi cuerpo, algo cambió en mí, no era el mismo, tampoco es como que me arrepiento de haberlo hecho, aunque no sé si fue para bien.
La felicidad en mi vida dejó de existir y cualquier esperanza dejó de ser nula. Χαρά, la felicidad falsa que pretende cambiar a unos cuantos simios en busca de su instinto y que pocos actúan sin raciocinio.
A pesar de que perdía cualquier tipo de esperanza, es imposible dejar de sentir, en el interior era un volcán a punto de erupcionar, es así como la música llenaba, a veces, ese hueco.
En la desesperación, Palacio me pagaba una suma de dinero cada mes a cambio de mi silencio, mientras que yo ocultara que Χαρά era una destrucción, un líquido inservible.
La dosis dejó efectos secundarios, voy sobreviviendo entre pastillas de diferentes tipos y este color gris en el interior.
Así fue como conocí al saxofonista, descubrió mi secreto y de lo que en realidad era Χαρά, a la vez, la familia reconocida de Palacio, De Loughrey llegaron a mi vida de paso. Llegó Eowyn a mi vida.
(---)
-Hasta la pregunta ofende.-le reto al enmascarado, el cual sonríe y toma distancia, lo cual agradezco al soltar el aire que retenía.
-Soy un salto de fe, Evolet.-explica.- A menos que quieras seguir escapando de tu pasado, de Demian, específicamente.
Me tenso al momento de escuchar tu nombre, no puedo evitar sentir culpa. Me abrazo a mi misma, escapando de cualquier tipo de contacto.
-No metas a Cabot en esto.-susurro.
-El tiene todo que ver, al final es lo que une, es la pieza faltante de esta retorcida historia. Ustedes son la razón de esa falta de cariño que Demian manifiesta.
(---)
En mi imaginación, por no llamarlo ilusión, mis manos acariciaban tu rostro con la ternura que normalmente no poseo. Tu respiración se vuelve relajada y cierras los ojos. Tus manos pasan a mi cintura, aferrándose de tal manera que me haces sentir el calor de tu ser y a la vez me siento completo.
Pero cada vez que te siento ahí, junto a mí, cuando todo está bien, las sombras te llevan lejos, veo tu rostro lleno de terror, gritando:
-¡Demian, sálvame!.- Y eso, intento, lo juro, intento alcanzarte, nuestros dedos, incluso rozan en medio de mi desesperación, pero sólo logró caer por el Acantilado de Sáenz, y lo último que escucho de tus gritos llamando por mi nombre.
Abro los ojos y estoy vivo, lo sé por mi respiración agitada y el sudor que brota de mi frente. Ya no debería sorprenderme. Llevo mis manos a mi rostro tallandome esta de forma desesperada como si así pudiera quitar esa huella dejada por esas imágenes que se repiten en mi mente tan obstinada.
-Claro, Χαρά funciona de maravilla.-Veo el frasco transparente en el buro, lo tomo con impotencia y lo aviento contra la pared estallando en miles de pedazos. Suelto un gruñido y miro la pequeña cicatriz en la superficie posterior de mi brazo derecho, era una línea delgada, pequeña, inclusive, pero si la memoria no me falla, fue dolorosa.
Es cruel. Cómo es posible que estés tan tranquilo y siendo feliz, después de lo que has hecho y siendo feliz. Y yo aquí sintiéndome igual desde el primer día. Me río sólo entre las cobijas de mi cama.
La noche es trágica, llena de caos y oscuridad, eso sí, me hace entender un poco de qué va el infinito y la eternidad.
(---)
Evolet mira con rechazo a la figura casi mística, con culpa, aunque su orgullo la pone en defensiva.
-No sé de qué hablas.-niega sin quitar la mirada del oji-café.
-Ah, no te preocupes, te recuerdo, 21 de Febrero, ¿ Se te hace conocida esa fecha?
-No sabes qué pasó en esa fecha no estabas ahí.
-¿Segura? El pasado y la memoria me lleva a Cabot sentando en el centro de la sala del laboratorio, estaba siendo grabado por unas diez cámaras, sin hablar de los tantos millones de ojos que lo miraban en distancia. Y ahí estabas, Evolet, sosteniendo la dosis.-camina hacia la chica de nuevo.- Con la sonrisa más falsamente linda que Palacio pudo ver.
-No, no, no sigas, por favor.-Algo no la hacía apartar la mirada, una solución en medio de su súplica, pero al músico no le importó y siguió hablando.
-No estabas segura, De Loughrey pero del otro lado estaba tu padre, mirándote orgulloso. Demian y tú hicieron contacto visual, así como tú y yo ahora, después sonrió, al contrario de ti, él estaba creyendo que hacía un bien común, estaba orgulloso de recibir la dosis que él creía que necesitaba.
A Ev se le humedecieron los ojos y sus finas uñas se aferraron a los brazos del saxofonista, como si fuera desfallecer. Las náuseas y la ansiedad estaban consumiendo a la chica.
-Fue un error, fue todo.-afirmaba tragando en seco el nudo que se iba formando en su garganta.
-¿Así engañas a tu egoísmo, De Loughrey? Vamos, ¿Qué fue lo que le dijiste antes de aplicarle la mayor estupidez irracional que Palacio pudo inventar?
La pelinegra no respondió, la culpa probablemente le ganó y estalló en sollozos, no eran desgarradores, más bien llenos de arrepentimiento.
El saxofonistanla miro con misericordia, aunque su mirada era calculadora y juzgante; muchos lo llamaran bipolar pero aquella noche, la abrazó con fuerza, consolando ese cargo que alguien como Evolet De Loughrey no podía cargar.
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-Nos hicieron hacer todo esto pero de todos modos fuimos amor entre dos mundos desafortunados.
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Canción de inspiración:
"NASA"- Babi
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Comments
Armyes
Ev, que le hiciste a Damien 😳😳😳
2022-07-30
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