Caminaba hacia el trabajo con un terrible dolor de cabeza, el mundo me daba vueltas y los colores de Palacio me parecían tenues y amargos. Sin embargo, no me permitía que los guardias me encontraran quejándome, mucho menos débil si no el interrogatorio sería inevitable.
Apenas era el segundo día sin Xapá y mis secuelas podrían verse afectadas si no fuera por el medicamento complementario que debo consumir.
Con suerte, llegué al mostrador de la tienda.
Trabajaba medio tiempo en la competencia de la tienda del Sr. Villin y es sarcástico pues su competencia es nadie más y nadie menos que su esposa: La señora Âme, era una mujer de 75 años, más su disciplina en el baile se asomaba a través de un cuerpo que no parecía envejecer, además que su voz tan pacífica y su paciencia la caracterizaba como una mujer dulce y daba luz a quién llegará, eso sí, era exigente y disciplinada en toda área de su vida.
Los señores Villin eran un equipo o eso suelo escuchar, supongo que los cincuenta y tantos años de casados era suficiente prueba para saber que funcionaban y que existía un cariño. Sin embargo, ambos eran muy independientes en su trabajo. Dos tiendas de música que nunca quisieron fusionar y nadie sabía exactamente por qué lo habían decido así.
-Demian, Demian.- la calmada aunque cansada voz de Âme me llama.
-¿Sí?- lo miro con un cansancio difícil de ocultar.
-Te presento al nuevo gerente de la tienda.-me presenta un rostro demasiado conocido.- Se llama, Thiago MacQuoid.
No logré evitar un suspiro de frustración.
-Un gusto, joven Cabot.
(---)
39 días antes de Χαρά
De lo que fue de una noche de adrenalina se volvió un pasatiempo, ahora me ofrecía a hacer la guardia a diario, las cuales terminaban en yo tocando, gente aplaudiendo y una que otra persecución por alterar el orden o por quejas de algunos colonos.
La adrenalina y el sentir lo era todo, más en estas circunstancias donde cualquier palacista actuaba como animal. Últimamente las manifestaciones eran sin causa excusadas en la revolución que con paso seguro se formaba. Pero siempre existen las causas individuales, intereses y egoísmo humano.
Y esa noche de gloria era una de esas noches. No obstante, baje la guardia, realmente fui muy irresponsable e impulsivo. Recuerdo estar llegando a la esquina Bartonelli mientras tocaba la misma melodía breve y melancólica de siempre, mi error, tan simple, tan estúpido.
Perderme en las ilusiones. Lo último que recuerdo de esa noche fue estrellarme en el suelo, mi instrumento hecho pedazos lejos de mi alcance mientras que una mujer gritaba: ¡Ahí está el saxofonista!. Sentí el peso de un guardia, mientras me colocaba las esposas. En ese momento no sabía por que me habían dejado el antifaz, si lo hubieran hecho, Palacio no estaría como está hoy.
Después de esa escena mi respiración se volvió lenta y mis ojos se volvieron pesados hasta que el mundo era un hueco negro.
(---)
-Demian, un placer verte de nuevo.- Desearía pensar que esto es sólo una simple coincidencia pero su mirada penetrante ya no me parece una simple causalidad.
-Veo que ya se conocen.- hace notar Âme.- Me alegra saber eso, sé que no tendrán problemas, Demian atiende la caja y el mostrador, iré a presentarles al nuevo gerente a tus compañeros.- La mujer y Thiago desaparecen por la puerta trasera que daba al almacén. Maldita sea, Thiago y su llegada como gerente no ayuda a mi estado, todo lo contrario, me siento inquieto y mis nervios están de punta.
Horas más tarde veo cruzar por la puerta principal a una linda castaña, vestida de forma casual con su cabello amarrado en una cola de caballo: Ev. En cuanto llega se roba mi atención, sus dedos rozaban las teclas de los pianos y por alguna razón hace que mi piel se erize, hubo un pequeño instante que el dolor de cabeza desapareció como por arte de magia y eso que no creo en esta. No tardó en verme con esa mirada tan suya, en ese momento la saludé con un pequeño gesto el cual me regresó a medias.
Eso me hace fruncir el ceño, algo anda mal. Intento acercarme pero en cuanto estoy por hablarle dirige su atención a otra trabajadora del lugar. Termino por rendirme cuando el nuevo gerente me llama para ayudar a otra cliente. Logro acercarme 60 minutos más tarde.
-Hola, Evolet, no sabía que te gustaba la música.-me sonríe pero no es la misma que recuerdo, es hueca, casi falsa.- ¿Tocas algo? - pregunto con cierto tono de curiosidad.
-No, aún.- No me mira, la siento lejos; distante.
-¿Todo va bien? -insisto ya algo irritado por su actitud.
-Sí.- Asiente.- Debo comprar algo, hablamos luego, ¿sí?- se despide cortante y sin mirarme se va con prisa.
Y ahí me doy cuenta: Evolet me está evitando.
(---)
38 días antes de Χαρά
El supuesto saxofonista fue detenido y juzgado por perturbación de la paz y culpable de “incitar” la violencia en la población. Su identidad no fue revelada a los medios de comunicación.
Principalmente porque no les convenía que la nueva imagen manifestante fuera detenida en tan corto tiempo. Sin querer el saxofonista se había vuelto una imagen icónica en un lapso de tiempo demasiado corto: Las malas lenguas decían que pretendían desaparecer al joven de veintitantos años, según la poca información que se filtró, pues algunos palacistas o insubordinados se habían dado cuenta que el saxofonista no había aparecido.
Entre esos “insubordinados” estaba Maynard, él no sólo se había dado cuenta de la ausencia de la imagen misteriosa del músico, sino también de la desaparición de Demian Cabot durante las siguientes semanas.
(---)
El mundo vive gritando a través de gotas químicas, gotas de felicidad, gotas que modifican su cerebro, gotas que aseguran tu bienestar por completo, esclavos de la dopamina. Un mundo lleno de sarcasmo e ironía para pretender ante el mundo lleno de mierda, lleno de deseos e ilusiones de gente triste.
Es sencillo, el ser humano tan ingenuo actuando por instinto, por sentir, por placer, por pretender vivir; lo que nadie sabía es que hace tiempo sobrevivían a una realidad inexistente.
Demian, ese eras tú, eras parte del deseo del placer. Irónicamente te adueñaste de una imagen que el mundo esperaba de ti; tan absurdo porque nunca podrás cumplir esa expectativa tan ingenua. Eso sí, vives portando un antifaz que desde hace tiempo dejó de ser tuya, una máscara llena de ilusión absurda.
Me lo dijiste unos meses atrás, justo antes de aplicarte la segunda dosis que me rogaste aplicarte, aunque ambos sabíamos que no necesitabas pero éramos demasiado ignorantes para saber las mentiras de aquel químico. Intente explicarte la razón de las causas, la decisión de ella. Pero eras demasiado terco para escucharme, ¿No es así?
Dijiste:
-¿Qué clase de humano se complacería en escuchar a otro confesarle su perpetua adoración, tomar ceguera existencial por amor sin condición?
-Fuiste uno de esos humanos.- reproche en mi intento en vano por hacerte cambiar de opinión, no estabas para saberlo pero me moría de miedo, no quería hacerte daño.
-Claro, y es de temer a aquellos que lo aceptan y de compadecer a aquellos que lo entregan.-me sonreíste con cierto sarcasmo aunque claramente débil por las lágrimas que intentabas ocultar, que intentabas negar. Me hacías dudar si lo que estaba a punto de hacer era lo correcto.- El romance entre piezas es repugnate.-tragaste saliva.- Es preciso enjuiciar, ¿No te parece?, hazlo, al fin y al cabo la muerte me ha robado dichas piezas.- me agarraste del brazo y con la mirada aún cristalizada volviste a gritar con todo tu dolor derramándose frente a mí.- ¡Hazlo, De Loughrey!
(---)
Llevaba buscando señales de Evolet después del trabajo, concurrí a cada lugar que podía estar, pero no la encontré. Ya no tenía duda alguna que me estaba evitando.
Me resigné a volver a casa, estaba tomando un baño después del largo día, mi cabeza estaba a punto de colapsar, todo me daba vueltas, sólo tenía la esperanza que una pastilla y el agua recorrerme me ayudarían. Está más que claro que mi cuerpo ya no coordina sin Xapá, además que mi situación patológica no ayudaba demasiado.
Salí, me sequé con molestias para posteriormente vestirme. Minutos después estaba acostado en el sofá pudriendo mi existencia viendo caras bellas y vidas vacías en el celular. Por lo menos me ayuda a olvidarme del malestar físico, aunque en realidad la molestia ante estos ¿humanos? no sirve. Me salvan dos golpes en la puerta. Al abrir me sorprende la silueta que busqué por toda la tarde.
-Hola Demian, ¿te molesto?.- Seguía sin sonreír, de verdad no entiendo porque me preocupo tanto, pero realmente colma mi paciencia.
-Hola, De Loughrey, no molestas, ¿Todo bien?
-Sí, ¿por?.- la miro fríamente.
-No sé, estas actuando extraño, te siento rara.-Intento sonar lo más tranquilo que me puedo permitir, pero parece inútil ocultar mi claro enojo.
-¿Por qué lo dices? Así soy yo siempre.- niego con la cabeza incoscientemente.- ¿No?
-No, no eres así, al menos no conmigo.-me acerco a ella a una distancia peligrosa, poco espacio nos separaba.- Me estas evitando.- Evolet da unos pasos atrás claramente nerviosa.
Siempre he sido así, no sé a qué te refieres.- la pelinegra pone una mano en su nuca y mira a la nada. Mientes, me evitas, o eso creo.
...****************...
Canción de inspiración:
"Experience"- Ludovico Einaudi
Instagram: @Liristories
Facebook: @Liristories
Spotify: La melodía de una melancolía - Playlist
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 68 Episodes
Comments
Armyes
Hay Noooooo... Ese xapa nos descompuso a Demian, y a todos Los demas 🤯
2022-07-31
1