Capítulo XX Estará a mis pies

Danna se cree que puede manipular a todo el mundo con su carita bonita y su supuesta inocencia, pero a mí no me engaña. No quería estar cerca de ella, tenerla cerca despertaba sentimientos en mí que no me gustaban y eso me tenía desesperado. Sin poder contener más mis ganas de verlas fui hasta su oficina para confrontarla, aunque la realidad era otra.

Al llegar a su oficina e irrumpir sin previo aviso la enfrente diciéndole que ella era una experta engañando a las personas, en realidad estaba hablando de mí y de cómo me tenía. Su reacción fue inesperada pensé que me gritaría y que me diría lo que merezco por patán, pero en vez de eso me hablo con indiferencia, como si fuera menos que ella y eso hizo que la ira dentro de mí emergiera cuál volcán en erupción. Sin creerlo dos veces camine hasta donde ella estaba y sin darle derecho a reaccionar gire su silla y me incline para estar frente a frente, ella me quiso empujar, pero tu toque fue como una caricia que encendió todo mi ser.

Eso me desoriento e hizo que dijera cosas estúpidas cuando lo que en realidad quería era besarla como en el pasado. Después de eso las cosas que me dijo dieron en mi ego y si ella tenía razón, pero mi orgullo era más fuerte cegándome por completo.

Ahora que estaba solo en mi oficina las palabras de Danna resonaron en mi cabeza haciendo que me diera cuenta de que ella tenía razón y que me estaba comportando como de manera inmadura y sabia que ya era hora de tomar las riendas de mi vida.

Deje esos pensamientos de lado y empece a trabajar; si quería demostrar que era capaz de manejar la empresa tenía que empezar desde ya. Mi papá solo me había dejado al frente por lo ocurrido con su esposa, pero en el fondo do sabía que él no confiaba en mí y que solo lo hizo porque Danna estaba aquí para supervisar que no cometiera un error.

Los días siguieron pasando, Diego llevo a Amanda a su casa y se dedicó a ella con mucha demencia, Danna también vivía en la mansión así que la veía todo el tiempo, a veces la escuchaba hablando por teléfono con alguien a quien le pedía paciencia y le decía que ella volvería a su lado, sabía que se trataba de un hombre; de su amante.

"¿Qué haces ahí?" Preguntó Danna al darse cuenta de que la espiaba.

"Vine por unos documentos y me llamo la atención que estuvieras hablando por teléfono cosas personales tuyas, tienes que entender algo: aquí se viene a trabajar no a andar hablando con tus amiguitos así que te advierto que una próxima vez que esto pase tendré que despedirte", la firmeza en mi voz haría que cualquier persona se estremeciera, pero Danna permaneció inmutable, y eso me hizo hervir más la sangre.

"Me parece de mal gusto estar escuchando conversaciones ajenas no parecen cosas del presidente de una empresa", respondió con calma.

"Te dije que escuche por casualidad", me defendí.

"Como haya sido no tenía derecho de hacerlo, pero no se preocupe le diré a mi novio que me llame cuando esté sola en mi habitación; así tendríamos más privacidad", ella me estaba provocando, pues era la primera vez que la escuchaba hablar de forma sensual.

Termine de entrar a su oficina cerrando la puerta, Danna frunció el ceño y dio dos pasos hacia atrás "¿Qué estás haciendo?", pregunto confundida.

"No quiero que tengas novio, no quiero que hables con otro hombre, no quiero que coquetees con nadie...", mientras hablaba la iba llevando hasta su escritorio, ella retrocedía a medida de yo avanzaba, nuestras miradas entrelazadas advertían que esto sería una batalla entre dos personas que no darían su brazo a torcer y que solo el más fuerte sería el ganador y ese seria yo.

"Sal de mi oficina", dijo finalmente cuando se vio acorralada.

"Y si no quiero ¿Qué piensas hacer?", pregunté con voz ronca.

"Esto se llama acoso laboral", dijo notoriamente nerviosa.

"No es acoso si ambos lo deseamos". Respondí aspirando el aroma de su cuello. "Hueles delicioso", continúe.

"Eres un idiota, aléjate de mí o empiezo a gritar", estaba muy nerviosa, su piel se erizaba ante mi toque me decía que ella quería esto tanto como yo.

"Tienes razón: soy un idiota", respondí a solo centímetros de sus provocativos labios.

"No voy a permitir que te vuelvas a burlar de mí", aparto la mirada bajando la guardia, lo que me hizo sentir que eso que dijo lo dijo más para ella que para mí.

"¿De qué hablas?, si fuiste tú quien...", no pude terminar lo que iba a decir, ya que la puerta fue abierta de golpe haciendo que desviáramos la mirada hasta esta.

"¿Qué está pasando aquí?", gritó Catalina desde la puerta.

Alejándome de Danna la miré fijamente hastiado de ella. "¿No te enseñaron a tocar la puerta antes de entrar?", pregunte molesto.

"Eres un descarado y un idiota por volver a caer en las redes de esta arpía", gritó Catalina mientras algunas lágrimas salían de sus ojos.

"Salgan los dos de mi oficina no tengo por qué aguantar sus estupideces", la voz de Danna resonó cada rincón de la oficina dejando a Catalina de piedra y a mi más interesado en ella.

"¿Quién te crees que eres para hablarle así al presidente de la empresa?" Catalina reaccionó con fiereza.

"Muy presidente y todo, pero este es minlugar de trabajo y ambos vinieron a interrumpirlo, así que salgan los dos inmediatamente de aquí".

Estaba a punto de responder cuando vi a Diego entrar furioso mirando a su hijo. "Esto no es un circo así que te pido que saques a esta mujer ahora mismo de mi empresa", nunca antes había visto a mi padre tan enojado como hora él siempre se había mostrado calmado, sereno y amable.

"¡Señor!, soy la novia de su hijo y creo que merezco respeto", Catalina se veía y escuchaba ofendida.

"Valiente novia", interrumpió mi padre, "para tener una mujer como tú a mi lado preferiría estar solo", continuó Diego sarcástico.

"Señor no diga eso, yo amo a su hijo y lo que más deseo es casarme con él".

"Basta de estupideces, si de verdad lo amaras nunca lo hubieras dejado solo en una cama de hospital mientras te ibas a gastar su dinero y si no quieres que te mande a sacar con seguridad mejor vete ahora mismo".

"¡Papá, basta! Respeta a mi prometida", intervine para hacer respetar a la mujer que sería mi esposa.

"No me hagas reír y te lo advierto: no quiero a esta mujer husmeando en mi empresa y si no te gusta puedes irte con ella ahora mismo". Sabía que Diego no estaba jugando, realmente no quería a Catalina y no lo culpo, ya que ella se lo gano, pero era mi novia y tenía que respetarla.

"¡Basta, padre!"

"Basta digo yo, ambos salen de mi vista en este momento antes de que haga algo que no te va a gustar".

Sabia que era el momento de la retirada, pero esto no se quedaría así, Danna había logrado que mi papá se enfrentara a mi por primera vez, así que ahora lo pagaría muy caro, iba a hacer que se volviera loca por mí, la iba a poner a mis pies.

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Comments

Emperatriz Reales

Emperatriz Reales

Este tipo si es estupido, narcisista, q danna no caiga en sus estupideces, q se cree, la tapa del frasco, pobre imbecil se cree el mejor hombre, payaso, la catalina lo lleva cortito y sale con sus babosadas,
No se tengo la impresion q ella y el papá tienen sus manos metidas las manos, las patas en todo lo q ha pasado, lastima q este estupudo es el prota

2025-03-24

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