Capítulo IX Casualidades

Mi hija había progresado tanto en este año, ya no era la misma niña tímida que era en nuestro país de origen, ahora se mostraba más decidida y temeraria, había soñado tanto con este día y hoy finalmente llego. Me encuentro en la habitación del hotel donde me hospedaba cuando venía a visitarla, hoy era un día especial, ya que finalmente le hablaría de mi nueva pareja. Esperaba que ella no se opusiera a mi relación y que se permitiera conocer a mi futuro esposo. No podía negar que estaba algo nerviosa por la reacción de Danna.

Escuche que llamaron a la puerta, así que me apresure a abrir. "¡Cariño, al fin llegas!, dije al ver a mi hija.

"Siento llegar tarde, pero las clases se extendieron hasta tarde", explicó mientras entraba a la habitación.

"No te preocupes cariño, mejor ponte cómoda mientras pido algo para que almorcemos. ¿Te parece?".

"Si, no he comido nada y estoy que muero de hambre", respondió mi niña con su sonrisa característica".

Llame a la recepción para que nos enviaran el almuerzo a mi habitación. "Veo que te está yendo muy bien", comente para romper el hielo.

"No lo puedo negar, las cosas me están saliendo bien. Creo que cuando termine la universidad saldré trabajando", su respuesta me lleno de orgullo.

"Me siento orgullosa de ti, sabía que tenías potencial y lamentablemente te estabas perdiendo en ese instituto".

"Así es mamá, en ese lugar solo perdí mi tiempo", respondió con nostalgia.

"No sabes cuanto lamento que tu supuesta amiga te haya lastimado, pero ella se lo pierde porque tú eres una niña extraordinaria y quien no vea tu valor no se merece estar a tu lado". Dije con sinceridad al ver la cara triste de mi hija.

Ella sonrió y cambio su mirada a una más relajada, era como hubiera pasado la página y ahora ni se acordaba de eso, por mi lado cambie el tema evitando que ella se volviera a entristecer. Continuamos platicando hasta que llego nuestro almuerzo. Pasamos casi todo el tiempo hablando de ella y de los planes que tenía para su futuro, no había dudas que Danna estaba madurando y que nadie podría volver a lastimarla, ya que se estaba volviendo una mujer fuerte.

Cuando terminamos de almorzar supe que había llegado la hora de hablar sobre mi relación, los nervios aumentaron drásticamente. "Te ves nerviosa", comentó ella despreocupada.

"Lo estoy", respondí con sinceridad.

"¿Qué te tiene tan nerviosa?", pregunto mirándome fijamente.

"Es algo de lo que ya habíamos hablado y sé que te duele mucho", dije bajando la voz y hablando con suavidad.

"Creo que ya sé que es y déjame decirte que no es necesario que te pongas así, tú tienes derecho a rehacer tu vida y si mi papá no supo valorar la mujer que eres, entonces no merece que le guardes luto", la respuesta de Danna me dejó sorprendida, era otra persona totalmente diferente a la niña malhumorada y malcriada de antes. No pude resistir más y me lancé sobre ella dándole un fuerte abrazo.

"Gracias hija, sabía que me entenderías".

"¿Y bien cuándo conoceré al susodicho?" Preguntó animada.

"Si quieres hoy mismo, él me ha estado acompañando en cada viaje. Según no quiere que me pase nada y viene a cuidar de mí", respondí apenada.

Danna sonrió con una mirada dulce en sus ojos. "Me da gusto que tengas a alguien que cuide de ti y te proteja mientras que yo este lejos". Su madurez me estaba dejando sorprendida, nunca imagine que mi hija creciera tan rápido.

"Diego está en la recepción esperándonos, quiere invitarnos a salir y así conocerte mejor", dije naturalmente.

"Entonces vayamos a conocer a tu nueva pareja".

Salimos de la habitación al encuentro con Diego, los nervios habían pasado y ahora solo era cuestión de que estos dos se conocieran.

No tardamos mucho en llegar hasta donde estaba Diego, este nos esperaba con una sonrisa algo que muy pocas personas habían visto de él. "Hola, amor. Perdón por hacerte esperar", dije apenada.

"No te preocupes cariño, sé que esto te iba a llevar tiempo", respondió con mucha dulzura.

Volteé a ver a Danna quien parecía que había visto a un fantasma. "¿Estás bien hija?", pregunté preocupada.

"¿El señor De La Fuente es tu novio?", pregunto con asombro.

"¿A caso lo conoces?", pregunté intrigada.

"No en persona, solo he escuchado hablar de él", respondió con una expresión dispersa.

Algo le pasaba con a mi hija, ella por lo general no se portaba así de distante y distraída con nadie, pero hoy estaba actuando muy extraño.

...********...

Conocer al novio de mi mamá fue un golpe muy fuerte para mí, de tantos hombres en el mundo ella tenía que salir precisamente con el padre de Lían, me sentía atrapada en un agujero negro, esto era una pesadilla.

El día se me estaba haciendo eterno, por más que intentaba sonreír y parecer natural, simplemente no podía, los recuerdos de hace un año me golpeaban con tanta fuerza que sentía iba a desmayar.

"Dime Danna ¿Cómo te va en la universidad?, la verdad cuando tu mamá me dijo que estabas en la universidad y que apenas ibas a cumplir dieciséis no lo podía creer", Diego estaba más emocionado con mis que estudios que yo misma.

"Pues mi hija es tan inteligente como yo", comentó mi mamá haciendo que Diego se riera. Compartieron un momento íntimo justo frente a mí haciéndome sentir peor de lo que ya me sentía, pues si ellos supieran todo lo que me hizo Lían seguramente mi mamá no querría saber más de Diego a causa de su hijo.

No podía ser tan egoísta y ser la causante de su ruptura, decidí que lo mejor sería mantenerme lejos de ellos y especialmente de Lían.

"Creo que ya debo regresar a la universidad", dije rompiendo su momento romántico.

"¿Tan pronto?, por hoy deberías quedarte con nosotros y ya mañana vuelves al campús", sugirió mi mamá emocionada.

Lo que iba a hacer me dolería mucho, pero era lo mejor ella tenia derecho a ser feliz y yo no le iba a robar eso.

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