Capítulo XVI El atentado

Estaba frente al espejo viendo que mi traje no tuviera una sola arruga, mis ojos reflejaban la frialdad de mi corazón solo de pensar que hoy me encontraría con Danna en la empresa. Sé que era un estúpido al seguir sintiendo cosas por ella y eso era lo que más me molestaba, aunque aún guardaba la esperanza de que ella hubiera cambiado y ya no fuese la muchacha inmadura que se iba con el primer postor. Pero estaba muy lejos de la realidad, ya que al llegar a la empresa la vi coqueteando con el portero , pensé decepcionándome más de ella.

Después de cruzar algunas palabras caminé detrás de ella hasta que llegamos al elevador, una vez dentro su aroma inundo mis fosas nasales haciéndome perder el control. Acorralándola contra la pared la miré fijamente; quería besarla sus labios me invitaban a eso, tuve que contenerme para no hacerlo, así que para evitar caer en tentación me porte como un patán y así ella se defendería y evitaría hacer lo que tanto anhelaba cada parte de mi ser. Ella me aparto de un empujón: podía decir que tenía mucha fuerza Danna no sería fácil de someter. Las puertas del ascensor se abrieron y ella salió prácticamente corriendo. Me quede observando su escultural figura, algo que no podía negar era que estaba buenísima, ese cuerpo te invitaba a pecar de todas las manerass posibles. Las puertas del ascensor se cerraron y continué mi camino hasta el piso de presidencia. Ella se había quedado en el piso de los analistas de sistema, algo que llamó mi atención, pues aunque sabía que ella era ingeniera en sistema nunca imagine que mi padre le diera acceso a la parte más importante de la empresa: la seguridad cibernética.

Llegue a mi oficina saludando a mi secretaria, "Séñor De La Fuente, es agradable tenerlo de vuelta", dijo la mujer coqueteándome.

"Gracias, señorita Valente. Por favor lleve a mi oficina los pendientes que tengo, estuve mucho tiempo ausente y seguramenteel trabajo se acumulo.", dije preocupado.

"Si señor", deje a la mujer buscando lo que pedí y entré a mi oficina, era muy extraño, pero hasta aquí podía sentir el olor de Danna, esa mujer me estaba volviendo loco la sentía en todas partes y ahora se había instalado en mi mente, al cerrar los ojos podía ver como su delicada figurada y me imaginaba teniéndola en mi cama haciéndola mía todas las veces que me daba la gana.

Pero el sueño no tardo mucho en ser interrumpido por Laura: mi secretaria. "Disculpe señor, aquí tiene lo que pidió", dijo entregándome un pequeño lote de carpetas.

"Debe haber un error, te pedí que trajeras todo lo que tenía pendiente y estoy seguro de que aquí faltan cosas". Mi expresión se volvió aún más fría al igual que mi tono de voz. Laura sabia que no soportaba la ineficiencia.

"No hay ningún error señor, esos es todo lo que tiene pendiente", respondió Laura con voz temblorosa.

"Explícame, como es que he estado ausente por tres meses y esto es lo único que tengo pendiente, por lo que sé mi padre no ha podido encargarse de todo, ya que pasa casi todo su tiempo en la clínica", tome las carpetas y las lance sobre mi escritorio.

"Tiene razón, señor, pero la señorita Miranda se hizo cargo de la empresa todo este tiempo y ella solucionó los problemas que se presentaron", mi secretaria estaba temblando de miedo y no la culpo, pues cuando me molesto todos a mi alrededor me temen.

"¿Quién autorizo a la señorita Miranda a meterse en los asuntos de la empresa?", pregunté furioso.

"Su, su padre, señor. El nos reunió a todos y nos pidió que le colaboráramos en lo que ella necesitaba", contestó Laura tartamudeando.

Le pedí a mi secretaria que me dejara solo, tenía que procesar lo ocurrido. , pensé. Tenía que asegurarme de que la tonta de Danna no hubiera cometido ningún error, así que empece a revisar todos los movimientos de la empresa desde el día que ella empezó a trabajar aquí, estuve todo el día tratando de encontrar algún fallo en su trabajo, pero la realidad fue que todo estaba perfecto, no había nada que reclamarle, el día paso rápido llegando la hora de volver a casa. Salí de mi oficina y le pregunté a Laura si Danna aún estaba en el edificio. Ella rápidamente la localizó en el área de sistema. "Ya puedes irte a casa", le dije a mi secretaria, mientras que yo me dirigí a esa área. Entre en la oficina de Danna sin llamar antes, ella estaba tan concentrada en lo suyo que dio un pequeño brinco en su silla. Lanzándome una mirada matadora empezó a discutir conmigo. La verdad yo no venía con ganas de molestarla, solo quería saber como hizo para manejar el área de presidencia y el de sistema al mismo tiempo y sin cometer error alguno y como ella también se iba quería aprovechar y llevarla a su casa. Sin embargo, me encontré con una pared y no la culpaba; ya que yo había sido un idiota todo este tiempo con ella.

Paso, por un lado,, de mí llenando nuevamente mis sentidos con su olor, me forcé mucho tratando de controlar mi instinto, camine detrás de ella, ya que ambos íbamos al estacionamiento al llegar ella ccaminóhasta su auto y yo hasta el mío. Pero algo inesperado paso, un sujeto salió de la nada apuntándole a Danna y diciendo cosas sin sentido, ella volteó hacia mí con sus ojos llenos de pánico, era la primera vez desde que regreso que no me veía con odio. Danna cerro los ojos esperando su final, un sonido ensordecedor lleno mis sentidos, desvíe la mirada hasta el lugar de donde provenía el ruido y pude ver a un hombre vestido de negro apuntando en dirección a Danna, en cuestión de segundos volví la mirada a la mujer que amaba y vi al otro sujeto tendido en el suelo y ella inmóvil en su lugar. Corrí hasta donde ella estaba y la tome entre mis brazos abrazándola con mucha fuerza. "Todo está bien", le dije en un susurro. Sentí como sus pulmones soltaban el aire retenido y como ella recobraraba el movimiento en su cuerpo. Soltándose de mi agarre camino hasta donde estaba el sujeto tendido en el suelo.

"¿Quien eres?", pregunto con frialdad.

El sujeto sonrió de forma burlona, "He fallado, pero el que viene después de mi no lo hara", fueron las últimas palabras del sujeto antes de irse de este mundo para siempre.

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