Capítulo XIII Nostalgia

Mi papá vino por mí para llevarme a casa. "¿Estás listo para volver a vivir conmigo?", pregunto con voz firme.

"No me queda de otra", respondí fastidiado, ya que desde que se casó con Amanda yo me fui de su casa.

"Quiero que nos llevemos bien, por favor hijo ahora más que nunca debemos estar unidos".

"Lo sé, esa gente que intento acabar con nosotros no descansara hasta vernos caer y no le daremos el gusto".

"Así es hijo, por eso debes recuperarte rápido y así poder juntos luchar contra quienes nos quieren destruir".

Salimos del hospital y luego de una media hora llegamos a la casa de mi padre, fue extraño venirme a vivir nuevamente a este lugar, pero por ahora era lo mejor.

"Ya me tengo que ir, tenemos una reunión importante en la empresa y no puedo faltar", indico mi papá después de dejarme en mi habitación. "Si necesitas algo solo llamá a alguien del personal y ellos te ayudarán".

Diego salió de la habitación dejándome solo con mis pensamientos. Tome mi teléfono y empece a revisar la parte de sociales. Al abrir la página principal me encontré con una foto de Danna no pude evitar observar lo hermosa que se veía; sin embargo, algo llamo mi atención. Danna en esta foto estaba parada frente a la empresa de mi familia, no entendía lo que estaba pasando. ¿Qué hacía ella ahí? Quería levantarme de la cama y salir corriendo a ver que sucedía, pero cuando lo intente el dolor fue desgarrador, sentía como si me estuvieran partiendo cada hueso de mi cuerpo. Intente llamar a mi padre para que me diera una explicación; sin embargo, la llamada nunca se conectaba y eso me tenía furioso.

Llame al servicio y descargue mi frustración con ellos se que no eran culpables, pero la rabia que estaba dentro de mi era algo que no podía controlar.

Mi día fue una verdadera tortura, no tenía noticias de mi padre y en esta casa nadie me decía nada. De pronto la puerta de mi habitación se abrió y Danna paso por ella.

"Definitivamente, las personas no cambian sigues siendo el mismo hijo de mami y papi", su sola presencia hacía que todo mi mundo se estremeciera nuevamente.

"¿Qué haces en mi casa?", pregunté molesto.

Ella sonrió con ironía. "Tienes a todos los empleados al borde del colapso, eres un malcriado".

"Eso no es tu problema, ahora te exijo que salgas de mi habitación y de mi casa". Grite furioso.

"Puedo salir de tu habitación, pero no de la casa de mi madre. Lo siento cariño, pero soy una invitada de tu papá así que el único que me puede pedir que me vaya es él", esta mujer me estaba retando y eso no se lo iba a permitir.

"Claro, no podía esperar menos de una interesada como tú y así como tu misma dijiste; las personas no cambian y tú sigues siendo igual que hace diez años", dije lleno de odio y resentimiento hacia la mujer que aun amo y es que podre engañar al mundo entero, pero no a mi mismo.

"Piensa lo que te dé la gana, la verdad no me importa lo que pienses, solo te dejaré en claro que no permitiré que sigas humillando a los empleados". Sin decir nada más salió de mi habitación, Danna había mostrado una fortaleza que antes no había visto en nadie, ella era arrogante, imponente y decidida, no cabe duda que los años la habían vuelto una mujer fuerte.

Después de aquel día no volví a verla, aunque de vez en cuando le preguntaba a alguien sobre ella, los empleados decían que casi nunca estaba en la casa y cuando llegaba se encerraba en su habitación y no volvía a salir.

Estaba ansioso por levantarme de esta cama y saber que tanto hacia ella durante el día, ya que sabía que en la clínica no estaba, pues mi papá era quien se estaba haciendo cargo de Amanda. Así los días pasaron, yo desde casa revisaba lo que podía de la empresa, la cual iba muy bien a pesar de que no mi papá ni yo estábamos a la cabeza, lo que me sorprendía aún más, ya que siempre pensé que mi hermano era un inútil que no sería capaz de llevar la empresa.

Los días pasaron rápidamente y luego de un mes y muchas terapias pude volver a ponerme de pie, aun con ayuda de un bastón, pero lo importante era que poco a poco iba a poder reintegrarme a la vida normal. Catalina me visitaba de vez en cuando, pero ella siempre tenía la excusa de que estaba trabajando y no podía estar conmigo todo el tiempo, me sentía orgulloso de haberla escogido como mi compañera, ya que al menos no era una mujer interesada.

Hoy por primera vez y después de mucho tiempo pude salir solo de mi habitación y sin ayuda de la silla de ruedas, camine por el largo pasillo que daba al jardín principal quería respirar aire fresco y ver el azul del cielo, cuando me iba acercando escuche la voz de Danna: ella hablaba con alguien. "No es necesario que vengas, pronto resolveré este asunto aquí y volveré a casa", dijo en un tono dulce. Hubo un espacio de silencio y luego ella contestó. "También te extraño, pero no puedes dejar tu vida únicamente por seguirme a mí". Otro silencio más se apoderó del momento. "No quiero que pierdas tu trabajo, pienso que en dos meses estaré de vuelta, mi mamá ha presentado mejorías y aquí casi dejo todo listo".

Sentí envidia de la persona con la que ella estaba hablando, aun recuerdo cuando me trataba así a mí y aunque sabía que era mentira, era una mentira que quería volver a tener en mi vida. Danna colgó la llamada y se giro en mi dirección, nuestras miradas se encontraron haciendo que el tiempo se detuviera por un instante, me sentí en el pasado cuando ella decía que me amaba ya que nunca dejaría de hacerlo.

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