Rafaela se congeló mientras la sonrisa desaparecía de su rostro. Era como si el mundo a su alrededor se estuviera silenciando, como si el tiempo se hubiera detenido solo para ese momento. Nick estaba allí, parado frente a ella, tan cerca que podía sentir la fuerza de su presencia.
Nicolas, a su vez, parecía igualmente sorprendido. La expresión confiada que generalmente exhibía había sido reemplazada por la sorpresa y la confusión, algo raro de ver en su semblante, y casi no podía creer que estuviera frente a la chica, ahora mujer, que formó parte de sus pensamientos durante todos los años que estuvieron sin verse.
Antes incluso de procesar completamente la presencia de Rafaela, Nicolas fue golpeado por un olor familiar, el mismo olor que había sentido en el evento y que trajo una avalancha de recuerdos que Nicolas había guardado en la memoria como una marca.
Nicolas observó a Rafaela con una intensidad que casi lo delataba, intentando descifrar los sentimientos que emergían de forma avasalladora. Sus ojos se detuvieron en los cabellos largos y sedosos que ella tenía ahora, algo tan diferente de la imagen que él cargaba en la memoria, lo que reforzaba cuánto tiempo había pasado, pero la esencia de ella parecía intacta. Y en ese momento, un deseo casi instintivo lo invadió, y Nicolas quiso acercarse a Rafaela, tocar sus cabellos, sentir el olor de su piel lo más cerca posible.
Rafaela sintió el corazón dispararse, y no estaba preparada para ver a Nicolas. Ella intentó recomponerse, pero la presencia de él la dejaba inquieta. Nicolas estaba más guapo de lo que ella recordaba, los rasgos más maduros y aún así familiares. Había algo en la forma en que él la miraba, que hacía que todos los recuerdos, que ella había intentado borrar de la memoria, emergieran con fuerza.
Rafaela desvió la mirada por un instante, mientras su mente era tomada por una única cuestión, saber si Nick la había reconocido. Memorias del pasado se mezclaban con el presente y todo lo que ella conseguía hacer era mirarlo nuevamente, esperando alguna señal de que él también estaba sintiendo ese reencuentro tanto como ella.
Rafaela parpadeó algunas veces, intentando procesar lo que estaba sucediendo, y por qué Nick estaba atendiendo la puerta del apartamento de Francesca.
_ ¿Quién está en la puerta, bambino? La voz de Francesca resonó dentro del apartamento, y ella se acercó a Nicolas, sonriendo al ver a Rafaela.
_¡Rafaela! Saludó Francesca sin percibir el torbellino de emociones entre los dos. Rafaela rápidamente entregó el ramo a Francesca, intentando desviar la atención.
_Francesca, estas flores son para usted. Quería agradecerle por la cena maravillosa de aquel día. Dijo Rafaela con una sonrisa nerviosa, queriendo irse lo más rápido posible, disgustada al pensar que Nicolas no la había reconocido.
Al ver las flores, Francesca llevó las manos al pecho, emocionada.
_Oh, bambina, ¡qué gesto tan lindo! Eres realmente una joya. Francesca aceptó las flores, oliéndolas mientras miraba de Rafaela a Nicolas con un brillo en los ojos.
_Veo que ya conociste a mi nieto, Nicolas.
Rafaela y Nicolas intercambiaron una mirada rápida.
_ ¿Su nieto? Ah, sí... Rafaela comenzó, pero dudó, sin saber exactamente cómo decir que ya se conocían, y lo que ya habían vivido juntos.
Mientras tanto, Nicolas no le quitaba los ojos de encima. La sorpresa de verla era tan grande que él ni siquiera prestó atención a la conversación entre Rafaela y su abuela.
_ Voy a poner las flores en el florero más bonito que tengo. Francesca volvió al interior del apartamento para buscar un florero para poner el ramo de flores, dejándolos solos por unos instantes, sin percibir que Rafaela y Nicolas se estaban muriendo de los nervios por dentro.
"Rafaela. No puede ser ella... Pero claro que es ella. Reconocería esa mirada en cualquier lugar. Dios mío, está diferente... tan diferente. El cabello... nunca imaginé que se lo dejaría crecer... está aún más guapa. Y su forma de ser... Parece tan segura ahora. Tan madura. Pero sigue siendo ella. La esencia es la misma, lo sé. Y su olor... ¿Cómo es posible que todavía me afecte así?".
Pensaba Nicolas
"Aquella noche... Todavía recuerdo cada detalle como si hubiera ocurrido ayer. La forma en que me miraba, medio tímida, medio desafiante. El toque de sus manos, el sabor de su boca, el sonido de su voz... La sonrisa... Mierda, todavía me mueve tanto..."
Él respiró hondo, buscando el aire que parecía más pesado.
"¿Cuándo regresó a la ciudad? ¿Y por qué nunca la busqué? Sabía que se había mudado, pero... podría haber hecho algo. ¿Habrá pensado en mí? ¿Sentirá ella también todo esto ahora? ¿O será que, para ella, fue solo una noche, algo que ya quedó en el pasado después de lo que dije? Porque, para mí... Droga, ni siquiera sé qué pensar... Seguí adelante, o al menos creí haber seguido. Pero ahora... viéndola aquí... parece que estoy de vuelta a ese día..."
Se pasó la mano por el pelo.
"Está guapísima... No es que antes no lo fuera, pero ahora... es diferente. Irradia algo que no consigo describir. Es como si el tiempo hubiera moldeado a la chica que conocí en una mujer a la que apenas puedo mirar a la cara. ¿Y yo? ¿Qué estará pensando de mí ahora? ¿Me seguirá viendo como aquel idiota del colegio, el chico que no supo qué hacer con lo que sentía? Porque yo la veo, y todo lo que consigo pensar es en el imbécil que fui."
Nicolas observó a Rafaela apretar las manos, nerviosa.
"¿Me hablará? ¿Me habrá reconocido? Dios, ¿se acordará de mí? Sí, me reconoció, lo vi en sus ojos. ¿Pero por qué está desviando la mirada? ¿Estará nerviosa? ¿O será que no quiere acordarse de mí...? Debería decirle algo. ¿Pero qué? No puedo dejar pasar esta oportunidad. Ahora no. No después de tanto tiempo... Respira, Nicolas. Simplemente habla. Está aquí. Frente a ti. No puedes dejarla ir sin decir nada."
_Has cambiado mucho, Rafa… Dijo Nicolas al ver que Rafaela se giraba para irse, rompiendo el silencio, con la voz baja, casi vacilante, pero lo suficiente para que Rafaela se congelara. El apellido, dicho con tanta naturalidad, dio de lleno en Rafaela, haciendo que su corazón diera un vuelco al darse cuenta de que Nicolas la había reconocido.
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