El tiempo pasó...
La vida tomó rumbos inesperados para Rafaela y Nicolas.
Después de mudarse, Rafaela vivió una nueva rutina, adaptándose a la nueva ciudad y a los cambios que vinieron con ella, intentando sacar a Nick de sus pensamientos.
Al final de la secundaria, la imagen de la chica de cabello corto y ropa ancha quedó atrás. Determinada a reinventarse, Rafaela dejó sus inseguridades en el pasado. Su cabello, que ahora le llegaba a los hombros, tenía un corte moderno y lleno de estilo, e intentaba dejárselo crecer más. Su actitud se volvió segura, y su belleza, antes escondida, ahora era visible para todos.
Rafaela no sabía qué quería hacer profesionalmente, y se tomó el tiempo necesario para descubrirlo, y durante ese período trabajó e hizo algunos cursos.
Cuando decidió qué hacer, Rafaela volvió a su ciudad natal para estudiar Publicidad. Sabía que estaba diferente. Sus pasos eran firmes, y su presencia llamaba la atención. Al reencontrarse con Ava, con quien mantuvo contacto, las dos se abrazaron con la misma complicidad de tres años atrás.
¡No lo puedo creer! Dijo Ava, con los ojos brillando. ¡Mira cómo estás, Rafa! Dios mío, ¡estás guapísima! ¿Qué pelazo es ese? Preguntó Ava, feliz de reencontrar a su amiga.
Rafaela rió, echándose el pelo hacia atrás con un gesto que mostraba su nueva confianza en sí misma.
_ El tiempo hace milagros, ¿verdad? Bromeó, pero sabía que su cambio era fruto de sus decisiones y del deseo de convertirse en la mejor versión de sí misma.
_ Ah, si Nick te viera ahora…
_ No… no tenemos nada que ver el uno con el otro, creo que no se impresionaría… Rafaela intentaba no hablar de Nicolas, quería olvidar que un día lo conoció.
Durante la facultad, Rafaela se destacó como una de las mejores alumnas. Creativa, dedicada y con una mente emprendedora, pronto se dio cuenta de que no quería solo trabajar en agencias de publicidad, quería algo propio, algo en lo que pudiera tomar sus propias decisiones. Junto con Ava, que compartía la misma energía y pasión, decidió abrir una empresa especializada en organización de fiestas y eventos.
La sociedad de las dos se mostró un éxito desde el principio. El nombre de la empresa empezó a circular por la ciudad, y las fiestas organizadas por Rafaela y Ava pronto se convirtieron en las más deseadas y comentadas. El talento de Rafaela para crear conceptos innovadores y la mirada detallista de Ava conquistaron una clientela fiel.
Mientras tanto, Nicolas siguió su propio camino. La vida tampoco lo dejó quieto. Después de la secundaria, se centró en los estudios y, con un esfuerzo incansable, se licenció en Administración como quería su padre. Con un talento natural para los negocios y un olfato especial para las oportunidades, Nicolas ascendió rápidamente en su carrera. Siendo aún joven, se convirtió en CEO de una multinacional, respetado por su visión estratégica y su postura firme. Había dejado de ser el chico provocador e inmaduro que tanto molestaba a Rafaela. Ahora era un hombre de éxito, admirado y deseado.
Sin embargo, a pesar de su ascenso profesional, la vida personal de Nicolas estaba estancada. Nunca se había enamorado de verdad y siempre estaba cambiando de novia como si buscara algo.
Y lo que llamaba la atención en sus relaciones era el hecho de que todas sus ex novias tenían una única cosa en común: el pelo corto.
Habían pasado casi diez años desde que Nicolas y Rafaela se conocieron. Sus caminos aún no se habían vuelto a cruzar. La ciudad era la misma, pero ellos parecían estar en dimensiones diferentes.
En la noche de un evento importante, organizado por la empresa de Rafaela y Ava, el destino empezó a conspirar. La fama de las fiestas de las dos había llegado lejos, y el evento de aquella noche era una celebración grandiosa para un nuevo cliente importante.
Rafaela estaba en el centro del salón, coordinando los últimos detalles. Ava se acercó con una sonrisa animada.
_ ¿Has visto quién está en la lista de invitados?
No. Respondió Rafaela distraída, mirando la disposición de las mesas. ¿Quién?
_ Nicolas Moretti…
_ ¿¡Nick!? Rafaela miró a Ava sin poder creer la coincidencia.
_ Eso mismo, Nick, nuestro compañero de clase.
El nombre resonó como un trueno en los oídos de Rafaela. Se quedó paralizada por un instante, pero se obligó a respirar hondo. Se giró hacia Ava, manteniendo el semblante sereno.
_ ¿Y por qué sería importante? Preguntó con desdén, pero sintió que el corazón se le aceleraba involuntariamente.
Ava rió.
_ Ay, Rafa, ni te molestes en disimular. Vamos a ver cómo reacciona él cuando te vea ahora.
¿Quién dice que me importe? Todavía recuerdo bien lo que me dijo: no le cuentes a nadie lo que pasó, ¿vale? Dijo engrosando la voz, imitando a Nick. Seguro que ya se olvidó de mí.
_ No sé yo...
_ Ava, ¿crees que Nick y su pandilla todavía se acuerdan de nosotros? Ya han pasado casi diez años desde que terminamos la secundaria… ¿Y ya se casó con Victoria? Preguntó como quien no quiere la cosa, sabiendo que Ava todavía tenía contacto con algunos compañeros de la secundaria y probablemente tenía esa información.
_ ¿Casarse con Victoria? Creo que ni siquiera se dieron un beso en la vida, ¡aunque ella lo intentó, lo intentó mucho! ¿Pero por qué quieres saber eso ahora? Nunca quisiste hablar de él antes.
_ Por nada, solo curiosidad. Rafaela intentó disimular el torbellino que sentía en su interior. Ya no era aquella niña insegura e infravalorada. Ahora era una mujer independiente, segura de sí misma y dueña de sí misma. Si Nicolas la viera, vería exactamente eso.
Durante los años que pasaron, solo tuvo una relación seria, pero no fue amor, y después de que terminara, solo se centró en su carrera.
¿Todavía te gusta? Preguntó Ava y Rafaela la miró fijamente. Después de contarme cómo fue vuestra primera vez… y cómo sigues soltera…
_ Ava, pasado, pasado. Estoy soltera porque quiero, no por su culpa.
_ Ya… pero Rafa, ya sabes que las cosas que no se usan se estropean, se oxidan o se atrofian… Dijo con humor señalando el entrepierna de su amiga.
_ Estoy bien, no te preocupes… y por lo que yo sé, tú también llevas mucho tiempo sin usar a tu amiguita… Dijo riéndose de la cara que puso Ava.
_ No cambies de tema, estamos hablando de ti. Ava intentó argumentar mientras Rafaela se alejaba.
Mientras llegaban los invitados, Rafaela se mantuvo concentrada en el trabajo, pensando que nada cambiaría al volver a ver a Nick.
Rafaela, 26 años.
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