^^^13 de Mayo del 2020. Flagstaff.^^^
—Caminar es muy complicado y cansado, ¿Cómo pueden los humanos hacerlo tan sencillo? —Las palabras de Gabriel siempre eran muy frías e hirientes. Se podía notar fácilmente lo frustrado que estaba con la situación—. Odio hacerlo.
—Son ideas tuyas, Gabriel. Caminar es muy sencillo y divertido, eso sin contar que el cuerpo se siente muy ligero—. Rafael era el más contento de los tres, algo que molestaba en gran medida a Gabriel, pues le recordaba muy a menudo a Lucifer—. Estoy muy emocionado.
—Si, ya lo pude notar. —Miguel estaba un poco más tranquilo que Rafael, pero por su sonrisa también estaba emocionado—. No tienen que olvidar las reglas: Nadie tiene que saber que somos arcángeles; no tenemos que luchar, a menos que se trate de Lucifer y compañía; y la más importante… —Las palabras de Miguel son calladas por el sonido del timbre, provocando que varios jóvenes de entre 15 y 23 años salieran corriendo por todas partes, tratando de evitar llegar tarde a clases—. ¡No corran en los pasillos! —Gritó alzando su brazo en señal de molestia. El trío de arcángeles se perdió entre la multitud de gente. En las afueras del edificio, en dirección al bosque, Blas y Eneko charlaban un poco. Parecían esperar a alguien.
—En mi larga vida nunca imaginé trabajar, mucho menos de maestro. —Decía Blas mientras el humo salía de su boca, volviendo a meter su cigarro entre sus labios—. Debe de ser una broma.
Eneko solo se reía mientras su mirada estaba perdida en bosque.
—Que un maestro fume justo afuera de la escuela no inspira respeto, ¿Sabías eso, Blas? —Eneko desvió su mirada para ver al hombre de aquella voz. Era alguien muy conocido para él, vestía un pantalón de mezclilla azul; una camisa negra y un saco de color café; tenía una abundante barba y cabello de color negro. Sus anteojos solo alimentaban en Eneko la sensación de que era un amargado.
—Michael, ¿No te estás tomando esto demasiado serio? —Dijo Blas tirando al suelo su cigarrillo y apagándolo con la punta de su zapato.
—Esto no es un juego Blas. —Contestó Michael con un tono bastante serio—. Si no puedes tomarlo en serio, puedes irte.
—Si bueno, había olvidado lo serio que podías llegar a ser. —Blas cruzo los brazos, no tenía más que tratar de evadir las palabras frías de Michael—. Yo seré el maestro de Gimnasia y Eneko el de historia.
—Si, lo sé. Miguel me avisó de eso, yo seré el maestro de química.
Eneko podía ver los labios de Michael y Blas moverse, sin embargo no le prestaba atención a las palabras, estaba más interesado en el extraño zumbido que se escuchaba a lo lejos, parecido al que hacen las moscas, pero como si se tratara de una criatura mucho más grande. De un momento para otro, una mujer se había estrellado contra Blas, haciendo que ambos cayeran al suelo. Era una mujer de cabellera rojiza, con flores adornando sus trenzas, llevaba un vestido hecho por completo de plantas, sin mencionar un par de alas transparentes y delgadas.
—Se supone que no podemos romper las reglas, apenas va empezando el día y ya rompiste la regla más importante. —Reprocho Michael, fulminando con la mirada a la pequeña chica.
—Lo siento, ya era un poco tarde y no quería llegar tarde a mi primer día de trabajo, además nadie se dio cuenta. —La chica no era muy alta, y era bastante hermosa, sus ojos verdes combinaban perfecto con sus largos cabellos rojos. Movió levemente sus alas para levantarse del suelo, ayudando en el proceso a Blas, quién se quejaba de un dolor en la espalda.
—Tú debes de ser la maestra de biología, ¿Verdad? —Preguntaba Eneko con una sonrisa, como si supiera la respuesta—. No podría querer a alguien más con ese puesto, Flora.
— ¿Podrías mostrar un poco más de simpatía? Tenemos siglos que no estamos reunidos. —Dijo la chica al ver la cara de enojo de Michael.
—Aún falta alguien para poder decir eso.
—De hecho, acabo de llegar, Blas. —Bromeó una mujer de cabellera negra, larga y ondulada, la cual llevaba un pantalón de piel muy ajustado y una Blusa con un escote en la altura de sus pechos de color blanca mientras llevaba una chaqueta de color negro con botones grises.
—¡Alejandra! Me da mucho gusto verte de nuevo. —Dijo Blas abrazando a la mujer, dejando su farsa del dolor de espalda.
—A mi también me da gusto, pero me estás avergonzando enfrente de los demás. —Dijo mirando específicamente a Flora, quién la mira con una sonrisa. Los cinco sin decir una sola palabra más entran a la escuela, listos para dar las primeras clases del día.
En alguna parte del misterioso bosque, el cual era demasiado grande, al igual que los pinos acompañados de una densa niebla que impedía ver con claridad, dos jóvenes estaban viendo cómo una criatura voladora seguía a un chico que corría entre los árboles.
— ¡Theo, devuélveme mi mochila! —La voz del chico que volaba era rasposa, muy posiblemente por un efecto de su transformación, semejándose mucho a un lagarto con alas. Liam seguía por todo el bosque a su hermano, quién estaba transformado en esa criatura infernal.
—Theo, ya deja de jugar, devuelve su mochila. —Dijo con voz autoritaria Nicholas, moviendo su cabeza en forma de disgusto. Vestía una camisa a cuadros de color amarillo y negros, un pantalón azul rey ajustado y llevaba en su hombro una mochila roja—. Se comportan como niños.
—Yo opino lo mismo. —Erick comenzó a caminar, haciendo que Nicholas lo siguiera. Vestía un pantalón negro, una camisa blanca con un suéter gris sin abrochar, y al igual que Nicholas llevaba una mochila roja—. Padre se molestará si los llegan a ver de esa manera.
—Nunca dejan divertirse. —Las llamas que emanaba del cuerpo de Theo comenzaron a extinguirse, regresando a su forma humana. Llevaba puesto un pantalón de mezclilla un poco rasgado, una playera blanca y por encima una camisa de color gris desabotonada—. Aquí está tú tonta mochila. No sé que es tan importante en ella.
Liam bajaba lentamente del cielo, aleteando sus poderosas alas. Al tocar el suelo su forma humana se hizo presente. Llevaba puesto un pantalón negro, una camisa blanca al igual que una corbata negra con cuadros grises, y un chaleco de traje color gris.
— ¿Cuál es tu afán de molestar? —Decía mientras le arrebataba su mochila a Theo, sacando de ella sus anteojos.
—Lo siento Liam, no noté que no traías tus lentes. —Theo estaba avergonzado. Él y Liam solían jugar de esa manera, sin embargo nunca lo había molestado con sus lentes. Liam solo respira y se toma unos segundos para contestar.
—Descuida, está bien. —Dijo tocando su hombro, siguiendo a sus hermanos—. Solo para que lo sepas, por los árboles, por la falta de mis lentes y la neblina, no pude alcanzarte.
Las palabras de Liam provocan una risa ente Nicholas y Erick, quién con una mirada le hacen saber a Theo que es cierto, haciéndolo molestar.
^^^Clase de Eneko. 13 de mayo del 2020. 9:40am.^^^
Habían pasado ya casi tres horas desde que las clases habían comenzado. Todos habían perdido casi una hora por la presentación de los maestros y otra por la clase que había impartido Michael a toda la escuela, por la que los hermanos Lasker, a pesar de llegar tarde, no se habían perdido de mucho. El salón de Eneko era de lo más sencillo, un pizarrón en la pared de enfrente, al igual que un reloj, justo encima del pizarrón; enfrente estaba el escritorio de Eneko mientras que enfrente del mismo estaban las butacas, de las cuales solo dos estaban vacías. Eran cuatro hileras de cuatro butacas cada una. En una de ellas estaban los cuatro hermanos, Erick enfrente, detrás de él Nicholas, Theo y por último Liam, quién estaba un poco nervioso ya que era la primera vez en su larga vida que estaba en una escuela, ¿Por qué lo haría? El estuvo en todos los eventos de la historia, conociendo a fondo muchas cosas. Liam esperaba con ansias a Eneko que no había tomado atención a sus compañeros, quienes algunos estaban hablando, mientras que otros solo estaban en silencio. Liam al voltear a su izquierda observó a un chico de no más de 18 años, con cuerpo definido aunque no se le notaba muy bien ya que llevaba puesta una sudadera con gorro de color blanca, un pantalón azul y unos tenis de color negro. Liam al ponerle más atención notó que estaba escuchando música con unos audífonos, sus ojos estaban cerrados, de no ser por el movimiento de sus dedos golpeando la butaca hubiera jurado que estaba dormido. No pasó mucho tiempo hasta que Eneko entro a la clase, con un portafolio de color café de dónde sacó una hoja y una pluma. Se sentó en el escritorio y comenzó a hojear unos documentos.
—Bueno, antes que nada, para quienes no me conozcan me llamo Eneko Lasker, seré su maestro de historia. —Liam no pudo evitar reírse en silencio, junto con Theo—. El director me dijo que quería hablar un momento con… —Hizo una pausa tratando de leer la primer hoja que había sacado de su portafolio—. Jesse Cortés, Bill Kennedy y Johan Cárter. Desconozco el motivo, solo los quiere ver un momento. —Los tres jóvenes se levantaron y salieron del salón en silencio. Eneko cerró la puerta al momento en que los tres habían salido—. Ahora que estamos nosotros, vamos a presentarnos como es debido. —Liam, al igual que todos ahí se vieron extraño, pues no comprendía las palabras de Eneko—. Cómo les dije, soy Eneko Lasker, seré su maestro de historia… y soy un vampiro. —Los jóvenes habían dejado de hacer lo que estaban haciendo para prestar más atención a Eneko, ya que todos sabían que no podían revelar esa información—. ¿Y bien? ¿Quién será el siguiente?
Liam esperaba a que cualquiera hablara, pero nadie lo hacía. Estaba por hablar cuando Erick le ganó la palabra.
—Yo soy Erick Lasker, soy un fénix. —Fue hasta ese momento que el chico que Liam había visto abrió los ojos, quitándose los audífonos.
— ¿Un fénix? —Las miradas ahora se dirigieron a un joven de cabello negro y corto; ojos pequeños, de color negro y rasgados; cejas abundantes y bien marcadas; barba y bigote muy bien delineados; labios gruesos y de piel morena. Vestía con una camisa de mezclilla de manga larga, aunque doblada hasta la altura de los codos, con un pantalón de color azul cielo.
—Soy una criatura única en el mundo, supongo que eso responde a tu pregunta.
—Yo soy Theo Lasker, al igual que mi hermano soy una criatura única, soy un balrog, puedo controlar el fuego a mi antojo, eso sin mencionar que soy muy fuerte. —A diferencia de Erick, Theo no se levantó de su lugar.
—Mi nombre es Nicholas Lasker, soy un grifo. —Nicholas hablaba con sus ojos cerrados y sus brazos cruzados, haciendo que varios lo vieran molestos, aunque algunos otros con una sonrisa indiferente—. No es necesario que repita lo que mis hermanos ya han dicho.
Liam fue el siguiente, a diferencia de sus hermanos, él parecía muy contento y entusiasmado.
—Soy un dragón. —Liam no puede terminar de presentarse, ya que al estar dirigidas todas las miradas hacia él, se apena demasiado. Tras llevar sus manos a la cabeza, se sienta apenado, agachando la cabeza—. Que idiota… —Finalizó en un susurro.
—Veo que hay muchas criaturas sorprendentes en el mundo aún sin descubrir. —El joven que le hizo la pregunta a Erick se había puesto de pie—. Soy un vampiro, al igual que mi amigo, Andrés Jiménez. —El chico solo levanto una mano y sonrió. Era un chico de no más de 28 años; usaba lentes; ojos color café y algo grandes; complexión grande y algo gordito. Vestía con pantalón café, una playera color mostaza con cuello y el final de las mangas de color negro. Lo más notorio era una gran cicatriz en su garganta—. Yo soy Raúl Olguín.
—Bien, que tal si él habla por él mismo. —Theo los miraba con una sonrisa desafiante, sin embargo Raúl simplemente lo ignora, pero no su comentario.
—Él no puede hacer eso, hace mucho tiempo que… —Sus palabras son interrumpidas bruscamente por una voz muy varonil.
—¡Que lastima! ¿Por qué no? —Era un joven de 21 años, no muy atractivo físicamente; de ojos verdes y pestañas rizadas; parecía que tenía días de haber afeitado su bigote, pero su barba en la barbilla era muy notoria; tenía perforaciones en su oreja izquierda y llevaba una gorra de color negro. Vestía con una camisa azul rey con manchas blancas, un pantalón de mezclilla y una chaqueta de cuero negra—. Realmente no me importa, soy Joseph Bones, soy un hombre lobo, un alfa para ser preciso. —Dijo mientras sus ojos verdes cambiaban a un rojo profundo, como si se le llenaran de sangre. Liam vio como esto molestaba de gran medida a Raúl, estaba seguro que se lanzaría contra él, sin embargo, en un movimiento que apenas y pudo ver, Andrés se puso de pie, colocando una mano en el hombro de Raúl, quién solo volteo a verlo de reojo. Liam estaba por levantarse, pero Andrés había logrado calmarlo, mientras Joseph solo se burlaba pícaramente.
—Andrés perdió la voz por salvarme de un hombre lobo, que al igual que tú, Joseph, era un alfa. —Esto hizo que Liam formará una sonrisa en su rostro, ya que Joseph había borrado la suya.
— ¡Vaya!, ¿Y lograron sobrevivir? Que interesante. —Joseph seguía con sus burlas, sin embargo su sonrisa no volvió a aparecer.
—Si, a decir verdad fue muy difícil sobrevivir, lastima que él no salió con vida. —Raúl finalizó con una sonrisa mientras se sentaba, Joseph miro furioso a toda la clase, ya que todos se estaban burlando de él. No le quedó más que sentarse sin decir nada más.
Tras un silencio incómodo, un pequeño chico habló, dirigiendo toda la atención en él.
—Yo soy Fermín… solo Fermín. —Él chico no dirigía su mirada a ningún lado, solo hablaba un poco nervioso—. Soy un elfo, puedo manipular la magia relacionada con la curación, también somos buenos para luchar… aunque yo no soy tan bueno para eso. —Era un pequeño joven, con ojos de color ámbar, pequeños y hermosos pero se notaba la tristeza en ellos; era delgado y bajito; llevaba un gorro de color azul, lo que hacía que sus orejas puntiagudas no fueran visibles, pero si su cabello negro como el carbón, una sudadera de color blanca sin nada más abajo, tenía símbolos extraños que apenas y se notaban en su cuello, pero cubrían todo su cuerpo y usaba una clase de pantalón hecho de un material extraño.
—Mi nombre es Santiago Gastrell, soy un basilisco. —Agregó un joven apuesto, Liam fijo su mirada en él en cuanto habló, su cabello color negro y bien peinado era lo que más resaltaba en él; físicamente estaba muy bien desarrollado; usaba unos lentes, parecían ser de metal; llevaba una playera de manga corta de color rojo, Liam tuvo que forzar un poco la vista para poder leer lo que su playera decía: los odio a todos.
— ¿Un basilisco? —Preguntó Eneko—. Pensé que no quedaba ninguno.
—No dudaría en pensar que soy el último que queda. Los de mi especie duraron demasiado tiempo para comprender que era mejor vivir solos, en grupos solíamos ser muy violentos entre nosotros.
—Fascinante… —Dijo Eneko con una sonrisa antes de que un chico comenzará a hablar con un acento ruso muy marcado.
—Soy Kai Smirnov, soy un brujo… —Su acento era muy notorio para todos—. Mi magia es muy especial ya que deriva del hielo, fui conocido como el mago de hielo en Rusia. —Era un joven apuesto, sin embargo sus facciones lo habían verse muy importante; de ojos azules, al igual que su cabello; usaba una playera negra y por encima una chaqueta de mezclilla—. Es un placer estar aquí.
Sin previo aviso, los focos de toda la escuela empezaron a explotar, dejando de tras suyo un pequeño relámpago que iba pasando de lámpara en lámpara hasta llegar a un misterioso joven.
— ¡Que interesante! Yo también recibí un apodo similar, aunque el mío es referente a la electricidad. —El chico, al igual que Kai hablaba con un acento extranjero, Liam no pudo identificar de que parte era. Era muy pálido, rubio y de ojos azules; usaba un pantalón ajustado color beige, una playera blanca con rayas negras—. Mi nombre es Nick Walker, el mago eléctrico.
—Aunque bueno, solo nuestro aquelarre te conoce de esa manera. —Habló la chica que estaba a su lado.
—Vamos Sonia, no me quites la diversión. —Ambos hablaban con el mismo acento.
—Mucho gusto, soy Sonia Dixon, soy una bruja… una muy especial. Soy capaz de tomar el poder de las demás personas para alimentar el mío, por lo general no suelen sobrevivir a eso. —Tanto ella como Nick comparten una sonrisa, incluso Liam fue capaz de ver el disgusto de Eneko en su rostro, pero no dijo nada. Sonia era muy diferente físicamente a Nick, era morena, de pelo largo y rizado de color negro; vestía un peculiar y provocador vestido rojo. Era una mujer enigmática.
—Me llamo Diana Parker, yo también soy una bruja, aunque al igual que usted… —Dijo una chica dirigiéndose directamente a Eneko—. También soy un vampiro.
—Eso si que es peculiar, jamás oí tal cosa—. Contestó Eneko, dejando de lado a Sonia y Nick. Parecía más interesado en esa pequeña chica.
—Como bien sabe, no todos los miembros de un aquelarre nacen con la habilidad para hacer magia. Yo vengo de un aquelarre poderoso, pero la magia no fluía en mi, siendo la vergüenza de mi familia. Un buen día… o malo, aún no se cómo decirlo… fui víctima de un vampiro, eso hizo que mi poder mágico fluyera en mi, pero conllevo a ser víctima de una maldición que usted, Raúl o Andrés deberían de conocer muy bien. Me tacharon de fenómeno… —La chica hizo una pausa para reír, seguramente de lo irónico que le parecía eso—. Es curioso, ¿No es así? Fenómeno en un mundo de fenómenos. —Liam no podía dejar de notar la manera tan rara en la que veía a Eneko, Raúl y Andrés, era como si los odiara. Sus palabras tenían ese peso. Era una chica linda y tierna, pálida con cabello largo y negro, sujetado en dos coletas; usaba falda de color rosa y mayas largas de color negro, al igual que una blusa blanca. Lo que más le llamaba la atención eran sus peculiares ojos, que eran de un color azul oscuro.
—Nosotros somos Julia, Patrick y Gil Kucher.
—Esta de más decir que somos trillizos.
—Somos cerberos, nuestro poder es similar a los hombre lobo, pero somos mucho más salvajes, fuertes y con más violencia… —Eran dos gemelos y una chica, esta última era quien habló al final, mostrando que no era una chica débil—. Tranquilos, no vamos a matarlos… puede que no a todos… —Dijo mirando a Joseph—. Por eso mismo dejamos la manada.
Patrick y Gil eran prácticamente igual, cabello un poco largo y castaño, usaban ropa igual: una camisa de manga corta azul con negro y pantalón blanco. La única diferencia notoria entre ellos era que Patrick tenía los ojos verdes mientras Gil los tenía de un azul intenso, por otra parte, Julia tenía el cabello castaño y sujetado con una coleta; tenía un ojo de color verde y uno de color azul; a diferencia de las otras chicas de la clase, su ropa no era nada femenina, usaba una camisa a cuadros roja y rayas negras, mientras llevaba una gorra blanca, al igual que un pantalón azul.
—Je, por tus comentarios puedo jurar que jamás te has enfrentado a un lobo, niñita. —Hablo fuertemente Joseph—. Por fortuna para ti, aquí estoy yo.
—Quizás eres tú, lobo, quién no se a enfrentado a un cerbero. —Joseph solo sonríe para evitar cualquier otro contacto visual, volteando su mirada. Dejando con una sonrisa a la chica.
—Rosa del bosque es mi nombre, —Habló una pequeña chica—. Soy un hada, mucho gusto. Espero que podamos ser amigos. —Rosa era una chica dulce, la sudadera que llevaba le quedaba bastante grande, tanto que sus manos eran cubiertas por las mangas; sus ojos eran de color miel, mientras que su cabello era de un tono castaño oscuro.
—Yo me llamo Marisa Burton, soy una bruja, aunque al parecer yo no tengo un título o un poder que me haga especial. —Era una chica de talla grande, estaba justo detrás de Rosa, con cabello largo y negro.
Liam estaba escuchando lo que decía, sin embargo no presto la más mínima atención, estaba más interesado en aquel joven que tenía a su lado. No había dicho ni una sola palabra, solo estaba concentrado en su música, pero podía ver de reojo que de vez en cuando miraba extraño a sus hermanos, incluso a él. «Si que eres extraño.» Pensó. «Ni siquiera esta poniendo atención, ¿Qué hace aquí? » Fue en ese momento que el chico volteo a verlo directo a los ojos, con una mirada fría y desinteresada, haciendo que Liam se pusiera demasiado nervioso y girara la cabeza.
—Ya solo faltas tú, ¿Cuál es tú nombre? —Todos voltearon a verlo tras las palabras de Eneko, solo en ese momento Liam se atrevió a volver a verlo. Liam quería saber su nombre, pero para su sorpresa, no decía nada, solo se quedó quieto, mirando a los ojos a Eneko.
— ¡Te está hablando Eneko, niño tonto! —Gritó Theo, pero el chico seguía sin responder, por lo que en un acto de furia, Theo lanzo una bola de fuego directo a la cara del chico. Liam trato de detenerlo pero fue inútil, fue demasiado rápido. Liam sabía que un ataque tan simple como ese podría matar a cualquiera viniendo de Theo, sin embargo grande fue su sorpresa al ver que el chico no solo fue capaz de detener el fuego, si no que también lo devolvió. Theo lo alcanzó a detener a duras penas. Liam dirigió la mirada a su padre, quién veía al chico con una sonrisa, muy interesado en él.
— ¿Cómo… cómo hiciste eso? —Preguntó Theo impresionado, al igual que sus hermanos.
—Soy Ian Richards, es un placer conocerlo, Eneko. —El chico volteo lentamente hacia los cuatro hermanos antes de continuar—. A todos ustedes.
—En toda mi vida jamás vi a alguien como tú, ¿Qué clase de criatura eres? —Preguntó Eneko, pero el chico no contestó—. Bueno, no importa. —Las puertas del salón se abrieron de repente, rompiendo la tensión que se había generado, eran los otros tres alumnos que habían ido a la dirección. —Ya que estamos todos, les comento que las habitaciones están disponibles para todos ustedes, aunque todos tendrán que compartirlas. Todas las habitaciones serán de tres alumnos, con excepción de una. —Esto pone contento a Liam, pues sabía que lo dejarían con sus hermanos en la misma habitación—. La primera será de nuestros compañeros, Jesse, Bill y Johan—. Liam ahora entendía por qué Eneko los había sacado de su clase: eran humanos. Jesse era una chica morena, de pelo largo y ondulado de color negro y violeta en las pintas, al igual que sus ojos, lo que llamaba mucho la atención. Bill era un joven de cabello chino de color negro, era bronceado y sus ojos eran de un café oscuro, era delgado, aunque no tanto, pero si era muy alto. Johan, por otra parte era un joven de lentes cuadrados; grandes labios; ojos negros y cabello corto de color castaño claro—. La segunda será de Kai, Joseph y Rosa, la tercera de los trillizos, la cuarta de Raúl, Andrés y Marisa, la quinta de Sonia, Fermín y Nick, la sexta de Theo, Erick y Nicholas, mientras que la… —Al escuchar solo los nombres de sus hermanos, Liam alzó la voz sin notarlo, haciendo que Eneko dejará de hablar.
— ¿No compartiré habitación con mis hermanos? —Liam espera una respuesta, sin embargo Eneko solo niega con la cabeza—. Pero… yo creí que…
—Tranquilo, solo será por un tiempo, hermanito. —Agregó Nicholas, tomando de la cintura a Liam para acercarlo a él.
—Nicholas tiene razón, no hay de que preocuparse, además tú y Theo se matarían—. Erick le daba un pequeño corazón a Liam, tratando de que esté borrará su tristeza de la cara.
—Los odio hermanos, pero tienen razón. Siempre estaremos ahí si nos necesitas, no es como si estuviéramos tan lejos—. Las palabras de Theo hacen sonreír por fin a Liam, quién deja seguir hablando a Eneko.
—Bueno, la séptima será de Liam, Santiago, Diana y el chico llamado Ian—. Tras finalizar, pasaron alrededor de 15 minutos antes de que la campana sonara. Liam estaba conforme con la decisión de Eneko, aunque sabía que ese día se formaron muchas amistades, como enemistades. El timbre marcaba la hora del descanso, por lo que todos salieron a la cafetería, todos menos los cuatro hermanos, quienes aún pensaban en aquel chico.
—Aunque Eneko diga que lo hizo por ustedes… eso no es cierto. —Dijo Erick.
—La verdad es que esos sujetos son un completo misterio… tanto la chica vampiro con poderes de bruja, como el basilisco son criaturas que Eneko pensaba que no existían… —Agregó Nicholas.
—Sobre todo el chico Ian… aún no puedo creer que pudiera detener mi ataque. —Decía molesto Theo—. Liam es tan fuerte como nosotros, fácilmente podría detenerlos en caso de alguna emergencia, o que su poder fuera demasiado lejos.
—Parece que Eneko es mucho más inteligente de lo que nosotros pensábamos. —Finalizaba Liam, dirigiéndose a la cafetería, dejando a sus hermanos en el salón.
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