ENFRENTAMIENTO.

Los días fueron pasando tan rápido, que los chicos olvidaron pronto lo que pasó y continuaron con normalidad las clases. Todo parecía haberse calmado, con el único inconveniente que en la enfermería se encontraban Joseph y Kai, los cuales, a pesar de llevar seis días en cama, seguían estando totalmente inconscientes. La única compañía que tenían era el sonido de los monitores, y Rosa, quién dormía en una silla en medio de las dos camillas. Liam la vio, estaba agotada, pero no sé rendía, aún trataba de despertarlos. Seguramente se sentía culpable por lo que había pasado. Ella ya no tenía heridas graves, no tenía que estar con ellos, pero aún así no sé rendía ni los dejaba solos. Liam también lo había notado, las heridas de los chicos ya no estaban, estaban totalmente curados, pero aún así no despertaban, quizás solo quedaron agotados. Rosa se sujetó de las sábanas de Joseph y comenzó a llorar en silencio, Liam tuvo que entrar por completo a la enfermería, sentándose a su lado, pasando su brazo por su espalda, tratando de consolarla.

—Es mi culpa, Liam. —Dijo limpiando sus lágrimas. Liam no podía evitar sentirse mal por ella—. Soy la culpable de todo.

—Tranquila, no es culpa tuya. Nadie estaría preparado para algo así, ni siquiera los maestros. —Rosa no pudo evitar abrazar a Liam, llorando aún más. Liam vio a alguien tocando la puerta, con una simple mirada, le hizo saber al chico de la puerta que podía entrar.

—¿Cómo siguen? —La voz de Ian era fría, pero algo en ella le hacía creer que estaba preocupado.

—¡Cielos! —Habló Rosa con una sonrisa, limpiando sus lágrimas—. Para que tú estés aquí, realmente se ven bastante mal. Rafael dice que solo duermen, no tienen heridas graves.

—Ya veo. —Contestó sentándose a un lado de Liam—. ¿Qué los atacó? Ambos se ven bastante fuertes, no creo que cualquier criatura pudiera hacerles algo así.

—Escuché a Kai decir que la chica era un demonio. —Liam e Ian comparten miradas—. Parecía una chica completamente normal, pero de un momento a otro… sus ojos… eran negros como la noche… intimidantes. Kai la llamo Dasha Smirnova.

Liam no sabía nada de las criaturas llamadas demonios, jamás había escuchado ese nombre, suponía que Ian tampoco, pero no era así.

—Los demonios son criaturas del mal. —Dijo viendo fijamente a Liam—. Alguien me contó de ellos. Su poder es tal que son capaces de luchar contra los ángeles, algunos incluso son capaces de vencerlos.

—¿Ángeles? ¿Demonios? —Al igual que Liam, Rosa tampoco sabía que eran esas criaturas.

—Jamás escuché tales términos. Blas y Eneko nunca los mencionaron. Ellos lo saben todo, es curioso que no tengan información de esas criaturas.

—También me contó de cinco ángeles, los cuales quisieron hacer un mundo mejor, ellos fueron los creadores de lo sobrenatural—. Ian hablaba con un tono de admiración, a pesar de hablar como un robot.

—¡Estás en lo correcto, solo que te equivocas en dos cosas! —Decía en voz alta Rafael, uniéndose a la conversación. Liam ni siquiera notó cuando entro—. Es interesante que alguien sepa esas cosas, pero el mundo es muy chico.

—¿Qué quieres decir con que me equivoco en dos cosas? —Ian miraba a Rafael con rabia, quizás creyendo firmemente en lo que sabía.

—Esos cinco ángeles que tú mencionas, no son ángeles, eran arcángeles. —Rafael hablaba mientras checaba los signos vitales de Kai y Joseph—. Ellos no querían hacer un mundo mejor, al contrario, su misión era llenar el mundo en una infinita oscuridad.

—¿Cómo sabes eso? —Preguntó Liam. Para él, Eneko y Blas eran los que lo sabían todo, ¿Cómo no iban a saber algo así?

—Al igual que tus padres, me gusta saber sobre el mundo, pero no solo del que ustedes conocen… bueno, me estoy saliendo del tema. Raguel, Remiel, Uriel, Sariel y Lucifer; ellos querían llenar el mundo en una falsa tranquilidad. Ahora se les conoce como los cuatro jinetes y son comandados por Lucifer. A sus servicios están legiones de demonios que no dudarán en matar a cualquiera que se interponga en su camino. Me temó que Dasha no es nada comparado con ellos.

—Ellos…. ¿Son malos? —Preguntó Ian, cambiando su voz de nuevo, está vez parecía dudar.

—Al principio no lo eran, pero ahora… —Rafael no le quitaba los ojos de encima a Ian—. Ahora son lo más peligroso que hay en el mundo. —Rafael por fin sintió los ojos clavándose en él, los tres chicos lo veían con detenimiento—. O por lo menos eso es lo que tengo entendido.

Ian estaba enojado, era fácil descifrarlo en su rostro. Parecía decepcionado. Liam quería saber lo que le pasaba, estaba por preguntarle, pero sin previo aviso Ian sale a toda prisa de la enfermería, tan rápido que no nota a Santiago, quién iba entrando a la enfermería, provocando que ambos se dieran un fuerte golpe.

—¿¡Que te sucede!? —Preguntó Santiago con una voz amenazante—. Fíjate idiota. —Ian no contesta, solo siguió caminando. Liam salió tras de él, pero es detenido por Santiago, quién ahora parecía más gentil—. ¡Oye! Me preguntaba si estarás ocupado este viernes, tengo dos entradas para el cine y quería saber si tú… —Liam no quería verse grosero, pero quería seguir lo más rápido a Ian, su atención está en él, y no en las palabras de Santiago.

—Si. —Contestó sin más. Liam no espero nada más y se marchó de ahí, dejando confundido y un poco triste a Santiago, quién solo lo ve alejarse. Liam corrió unos cuantos metros antes de poder ver a Ian en los pasillos—. ¡Ian espera! —Gritó, pero Ian no se detuvo, no hasta que Liam puso su mano en su hombro, forzando que se detuviera.

—¿Qué es lo que quieres? —Contestó furioso, con los ojos llenos de ira.

—Yo… —Dijo bajando su mano—. Solo quería saber si estabas bien.

—¡Si, lo estoy! ¿Puedo irme ya? —Liam no pudo evitar sonrojarse, Ian estaba molesto, pero también estaba llorando.

—Sabes que puedes confiar en mí, realmente me preocupas.

—Hace unas semanas no nos conocíamos, ¿Y ahora me dices que te preocupas por mi? —Ian seguía a la defensiva, Liam quería ayudarlo, pero era obvio que no quería ayuda.

—Es verdad… pero te conozco ahora. Desde el primer día noté que eras un hombre al cual le sucedía algo, déjame ayudarte—. Ian clavó sus ojos en Liam, quién tenía una sonrisa en su rostro, una que nadie le había dado jamás.

—La única persona que tengo en el mundo… puede que no sea la persona que yo creí que era, realmente me siento vacío. Me siento un idiota.

—¿De quién hablas? —Preguntó Liam. Ian no dijo nada por varios segundos, Liam no quería presionarlo, pero parecía que se lo contaría, sin embargo cuando este estaba apunto de decirlo, es interrumpido por una voz femenina, con un acento que Liam reconocería en cualquier lugar.

—¡Ian! Cuánto tiempo sin verte. —Sonia abrazó de una manera un poco brusca a Ian, quién decide no hacer nada por defenderse—. A ti tampoco te había visto galán.

—Escuchamos lo que sucedió con el perro y el mago de hielo, ¿Se encuentran bien? Supe que se enfrentaron a un demonio, me lo contó Fermín para ser sincero. —Nick hablaba con sarcasmo, no parecía nada preocupado por ellos.

—Si, eso es lo que oí también yo. —Contestó Liam, mirando fijamente a Nick—. Están fuera de peligro, pero fue una batalla muy difícil al parecer.

—No me sorprende que Joseph quedara en ese estado, se ve que el pobre solo sabe ladrar pero, ¿Kai? Él es un brujo, y aún así, el quedó gravemente lastimado. Es patético.

—No voy a permitir que te expreses así de ellos. —Dijo Liam, dando un paso al frente, retando a Nick de una manera bastante directa.

—¡Calma! —Gritó irónicamente Sonia con una sonrisa—. Nick, no hay por que ser grosero. Lo que él quiere decir, es que alguien como nosotros… —Señalo a Nick y a ella en varias ocasiones—. Hubiéramos acabado con ese demonio. Incluso tú, sabes que lo hubieras hecho en un parpadeo.

—¿Y dónde estaban en ese momento? —Liam cada vez estaba más molesto.

—Si no mal lo recuerdo, estábamos recolectando insectos, ¿O me equivoco, Nick? Él pequeño Fermín puede comprobarlo.

—Ese demonio tuvo suerte al encontrarse con idiotas, en lugar de nosotros. Un demonio no me resulta ningún tipo de problemas. —La risa burlona de Nick termino de enfurecer a Liam.

—Parece que sabes mucho del asunto, Nick. —Liam se acercó tanto a él, que podía incluso oler el costoso aroma de su perfume—. Pero si lo que dices es cierto, y un demonio no te resulta algún tipo de problema, ¿Qué tal con un dragón? ¿Dirías lo mismo? —Los ojos amarillentos de Liam eran muy amenazantes, Sonia incluso dio un paso hacia atrás, pero aunque el humo salía de su nariz, Nick no retrocedió, ni siquiera borró su sonrisa.

—¡Vamos, Liam! —Gritó Sonia nerviosa—. No quieres iniciar una pelea aquí, ¿O si?

—¡Guarda silencio! —Contestó Nick—. Quiero saber de lo que una criatura tan especial es capaz de hacer.

Nick extendió sus brazos, levitando varios centímetros del suelo, mientras su cabello se erizaba, unos cuantos rayos se desprendían de él—. ¿Acaso sabes con quién estás hablando? Soy Nick Walker, y no me tomaré está amenaza tan a la ligera—. Nick quería pelea, eso era obvio, Liam no la quería, pero Nick lo había hecho enojar. No le importaba que estuvieran en la escuela, quería callarle la boca al extranjero, pero para su buena, o mala suerte, Fermín llegó en ese momento, se miraba cansado, y un poco nervioso.

—¡Nick, Sonia! ¡La encontré! —Gritó mientras se acercaba. Nick bajo sus brazos y regreso al suelo, mirando con una sonrisa al pequeño Fermín—. ¿Ocurre algo? —Preguntó al ver la cara furiosa de Liam—. Encontré lo que me pidieron, aunque no fue nada fácil conseguirlo, los elfos lo cuidan demasiado.

—No hay que hablar de eso ahora, Fermín. —Dijo Nick giñando un ojo—. Aquí no ocurre nada, estábamos por irnos, ¿No es así, Liam?

—Si, es verdad. Solo pasaron a saludar. —Liam aún hablaba molesto, pero sus ojos regresaron a la normalidad. Sonia le dio un pequeño beso en las mejillas a Ian, mientras le susurraba algo al oído. «No hay que hablar de ella.» Escuchó decir. Nick, en compañía de Sonia y Fermín se retiraron, dejando solo a los chicos—. Realmente no me agrada ese sujeto.

—No era motivo suficiente para iniciar una pelea, alguien pudo vernos.

—Ellos se burlaron de mis amigos, no iba a dejar que hablarán de esa manera de ellos.

—¿Amigos? —Preguntó con una sonrisa Ian—. Apenas y conoces sus nombres.

—Lo se, pero cualquier amigo de Rosa es amigo mío. —Ian solo veía a Liam, sin decir nada. Liam de nuevo quisiera poder leer su mente, pero simplemente no podía hacerlo, lo que si podía ver era el sufrimiento que Ian tenía en sus ojos.

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***