Sin saber nada de su pasado, los cuatro niños que Eneko y Blas habían rescatado, fueron creciendo como hermanos. Los primeros años fue difícil para ellos controlar a cuatro criaturas tan peculiares, desconociendo totalmente su naturaleza, al mismo tiempo que ellos mismos trataban de controlar su poder, su maldición.
Al ir pasando más y más el tiempo, les resultaba más sencillo cuidarlos, mientras que Eneko llevaba un recuento de sus habilidades y características. No había encontrado en el mundo nada igual que ellos, por lo que tuvo que estudiarlos a fondo.
El más pequeño de los cuatro, o por lo menos lo que ellos les hicieron creer, llevaba como nombre: Liam Lasker. Liam pasaba por una transformación similar a la de un reptil: ojos amarillentos, escamas altamente difíciles de perforar y tenía la habilidad de lanzar fuego por la boca; sus dientes se tornaban puntiagudos al igual que un par de alas sin plumas y unos pequeños cuernos se posaban un poco más arriba de su frente. Eneko nunca había visto algo similar, por lo que decidió que fuera un dragón. Liam, cunado no optaba por su transformación era un joven apuesto; no tenía muy buena vista por lo que Eneko había creado una clase de lentes para el chico, no eran los mejores pero le ayudaban; tenía el cabello castaño; ojos color miel; cuerpo bien definido y un pequeño lunar justo en la frente, por arriba de su ceja izquierda. Por otro lado, Theo Lasker pasaba a tener su cara totalmente a la de un ser infernal, oscura como el carbón y unas pequeñas grietas que pasaban por todo su cuerpo, como si de lava se tratara; al igual que su hermano Liam tenía un par de cuernos, pero mucho más grandes e intimidantes. Sus habilidades eran varias: súper fuerza, capacidad de producir fuego por sus manos, curación acelerada, entre otras. En su forma humana era un joven de ojos color verde y cabello largo, justo por debajo del cuello y color negro; una barba cerrada y al igual que Liam, portaba un lunar por encima de su ceja izquierda. Erick Lasker era el más peculiar de los tres, demostraba ser el más serio e inteligente de los cuatro, analizaba cualquier posibilidad antes de hacer o decir algo; era quien mostraba más respeto ante Eneko y Blas, por lo que ambos no solían lidiar con él; sus alas emplumadas eran de colores rojizos y anaranjados, las cuales podía encender en llamas; sus ojos eran de color naranja y contaba con una habilidad única. Su fuerza, al igual que los demás era increíble pero Erick no sobresalía mucho en eso, pero si en velocidad, siendo superior a los demás. Fue llamado Fénix. Su forma humana era la de un joven alto; ojos color verdes; cabello corto y castaño; una barba muy visibles y más marcada que la de Theo. El cuarto hermano fue llamado Nicholas Lasker, quién tenía unas alas emplumadas de color gris, tenían un gran parecido con las alas de Lucifer y sus jinetes; sin embargo era capaz de lanzar sus plumas como si de navajas se tratase; su cabello crecía de tal manera que simulaba tener una melena como la de un león; sus garras eran parecidas a las de un águila; sus ojos eran los únicos que no tenían pupila en esa transformación, haciéndolo ver muy aterrador. Eneko no dudo en llamarlo Grifo. Su forma humana era la de un joven apuesto de ojos marrón; cabello castaño y muy rizado; era alto, al igual que Erick y más alto que Theo y Liam, quienes mediana prácticamente la misma altura; al igual que sus hermanos, tenía el lunar arriba de la ceja izquierda.
Sin saber su pasado, ellos crecieron como hermanos adoptados y entrenados por Blas y Eneko, quienes cada noche les contaban historias sobre criaturas increíbles y aterradoras que existían en el mundo. No sé atrevían a hablar de Sariel o Lucifer. Al ir pasando los años, Blas y Eneko los querían como si fueran sus propios hijos, a tal punto que ambos cambiaron totalmente, dejando de ser criaturas violentas a personas muy tranquilas. Ambos sabían que tenían que protegerlos de alguna manera, a pesar de ser las criaturas más poderosas de la tierra, ellos no estarían a salvó del peligroso quinteto infernal como de los inquisidores, quienes muchos los conocían como los caballeros de San Guillermo, de los cuales eran totalmente responsables. Estos últimos fueron ganando tanto poder que los templarios desaparecieron por completo, mientras que los inquisidores se dedicaron a cazar a todas las criaturas sobrenaturales, por lo que decidieron junto con la reina de las hadas, las criaturas marinas y el mago más importante crear un acuerdo para ocultarse de los humanos. Su acuerdo se extendió por todo el mundo, siendo ignorados únicamente por los elfos y cerberos, quienes decidieron no formar parte de ellos, aún así comenzaron a ocultarse de los peligrosos inquisidores, tratando de no llamar mucho la atención. Eneko estaba fascinado en investigar a cada una de las criaturas que había ayudado a crear, siendo Erick el único que compartiría dicho gusto. Blas por su parte estaba más interesado en el desarrollo de sus hijos. Con la ayuda de sus nuevos amigos, Eneko y Blas habían podido evitar todos estos años a Sariel, habían pasado siglos desde la última visita que tuvieron con ella, sin embargo los hermanos Lasker continuaban con esa apariencia juvenil, como si su crecimiento se hubiera frenado al cumplir 17 años.
La eternidad no fue tan larga como ellos creían, los días, los años, los milenios fueron pasando rápido, vivieron demasiadas vidas que se acostumbraron a tenerse el uno al otro. No fue hasta que Eneko comenzó a ver las muertes que estaba provocando Sariel para que esté saliera, que tuvo que ver a su peor pesadilla una vez más.
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