Renacer Del Engaño: Pasión Desenfrenada Y Venganza Redentora.
En los sombríos confines del calabozo, donde las piedras antiguas susurraban historias de desdén y engaño, me encontraba prisionera de las cadenas de la traición. Las lágrimas surcaban mi rostro, dejando huellas en mi piel marcada por días de abandono. Vestiduras raídas, cabellos desaliñados, yacen como testigos mudos de mi caída en desgracia.
Las semanas enclaustrada en este rincón olvidado de la antigüedad han despojado mi esencia de toda gracia. El eco de promesas rotas resonaba en la oscuridad, mientras guardias que alguna vez juraron protegerme observaban mi desdicha con indiferencia.
Hoy, en la penumbra que envuelve mi desesperación, los pasos resuenan en el gran pasillo de piedra. Mi corazón, aún frágil y herido, se acelera ante la posibilidad de respuestas. Los pasos se detienen frente a mí, y al alzar la mirada, me encuentro con la figura de aquel que alguna vez juró amor eterno.
Su mirada se cruza con la mía, un reflejo distorsionado de lo que fue. En el silencio roto solo por el eco de las cadenas, el esposo que se convirtió en verdugo busca mis ojos. En ese encuentro cargado de pesar, enfrentamos la traición que nos unió en este laberinto de dolor, donde la confianza se desvaneció entre las sombras del pasado.
Mis ojos, empapados en lágrimas, se alzaron para encontrarse con el hombre que una vez prometió amarme en esta vida y la próxima. En el laberinto de decepciones, su presencia evocó un torbellino de emociones contradictorias: remordimiento y odio danzaban en mi corazón, mientras mis lágrimas caían como las gotas de una tormenta que había engullido nuestro idílico cielo.
Sus ojos, alguna vez llenos de promesas y dulzura, se encontraron con los míos, ahora reflejos de una traición que aún no podía comprender completamente. En la penumbra del calabozo, la llama que alguna vez ardió entre nosotros ahora era solo ceniza esparcida por el viento cruel del engaño.
Mi voz, quebrada por la amargura y el dolor, intentó articular las preguntas que ardían en mi alma. Cada palabra resonaba en las frías piedras que nos rodeaban, como un eco de la vida que habíamos compartido y que ahora se desmoronaba como ruinas antiguas.
"¿Por qué, Luke?", pregunté, mi voz temblorosa revelando la vulnerabilidad de un alma herida. Sus ojos, antes refugio de ternura, destilaron ahora un veneno de desprecio y repulsión.
"¿Qué te llevó a este abismo de traición?", continué, buscando respuestas en la oscura maraña de sus decisiones. Mi tono llevaba el peso del remordimiento, pero también resonaba con la fuerza de una mujer decidida a comprender la ruina de lo que una vez fue nuestro amor.
Luke, sin embargo, me miró con un desprecio que cortaba más hondo que cualquier palabra. Sus labios se curvaron en una mueca de desdén mientras soltaba una respuesta amarga. "Tú, Vivianne, eres el estorbo que impide mi felicidad. Viviré con otra mujer y todas las virtudes que eran únicamente tuyas serán de ella".
La risa burlona que escapó de sus labios resonó en el calabozo como una maldición. "Todas esas personas que juraron lealtad a ti, Vivianne, eran simples marionetas que te engañaron", afirmó con desprecio.
Ante sus palabras cortantes, sentí cómo el odio se entrelazaba con la tristeza en mi pecho.
Su rostro, tallado por las decisiones que nos condujeron a este abismo, revelaba las cicatrices de un amor desgarrado. Cada línea, cada sombra, era un testimonio de las promesas rotas que colgaban en el aire. Mi mirada, antes suave y llena de complicidad, ahora recorría su rostro detalladamente, como si buscara respuestas en las grietas de su expresión.
En este capítulo de desencuentros y despedidas, el hombre que amé se convirtió en el arquitecto de nuestra propia tragedia, y mi corazón, atrapado entre el remordimiento y la ira, se debatía en la encrucijada de un amor que ya no podía sostener.
Con lágrimas en los ojos y el corazón roto, supliqué a Luke que recordara los momentos de dicha que una vez compartimos. Mi voz, entre sollozos, imploraba la reconciliación en el abismo de la traición. Sin embargo, solo obtuve su risa despiadada, resonando como un eco cruel en la sala.
"Luke, por favor...", supliqué, pero sus risas continuaron, un desprecio audible hacia la mujer que yacía desesperada ante él. Mi deseo de que cambiara de opinión se desvanecía con cada carcajada, mientras mi mundo se desmoronaba en la indiferencia de su risa.
De repente, se escucharon pasos elegantes, resonando en el silencio. No eran los pasos de un hombre, sino de una mujer en tacones. Mis ojos, nublados por las lágrimas, intentaron distinguir a la recién llegada. La mirada de Luke se desvió hacia ella antes de que pudiera visualizarla por completo.
Y entonces, emergió una figura en un vestido amarillo radiante, adornada con accesorios de oro. Su cabello, perfectamente lacio y cuidado, destacaba en contraste con mi desaliñada melena. La mujer, con ojos azules y una sonrisa burlona, se reveló ante mí como la sombra que oscurecería aún más mi destino.
En ese momento, comprendí que la desesperación en mi voz había llamado a una nueva protagonista. Con su presencia deslumbrante y la complicidad compartida con Luke, la traición adoptó una forma tangible, y el dolor en mi pecho se intensificó al enfrentarme a la realidad cruel de que la felicidad que alguna vez compartimos se desvanecía ante mis ojos.
Mis ojos se clavaron en aquella mujer que ahora se encontraba presente. Vi la sonrisa de Luke hacia ella, y la mujer me miró con desprecio, lanzándome palabras venenosas. Un escupitajo en mi rostro y una carcajada compartida con Luke confirmaron su complicidad en mi desgracia.
Luke, dialogando con un guardia, ordenó la apertura del calabozo. Antes de retirarse, me dedicó una mirada y agradeció por ser el títere perfecto en esa retorcida obra. Con ironía, deseó que tuviera una muerte digna como "esposa", pronunciando la palabra con tono burlón. Se alejaron juntos, sin remordimientos, mientras los guardias me sacaban bruscamente, sin un atisbo de arrepentimiento o compasión.
Llevándome por pasillos sombríos que resonaban con ecos de susurros y risas maliciosas. Al llegar a un rincón apartado, descubrí a otras almas desdichadas que compartían mi destino. Miradas burlonas me acogía, haciendo eco de un juicio silencioso.
Mordiéndome los labios con remordimiento, luchaba por mantener la compostura. Cautiva en un mundo desconocido, las lágrimas amenazaban con escapar, pero se aferraba a su orgullo con determinación. La oscuridad de la situación no apagaba su chispa interior.
Entre murmullos de incomprensión, mi mente viajaba al tiempo donde mi vida estaba tejida con hilos de esperanza y sueños. Ahora, el destino me había arrastrado a un abismo desconocido, donde el juicio ajeno se entrelazaba con mis propios pensamientos.
En medio de aquellos desconocidos, me aferró a la promesa de que, incluso en la oscuridad, podría encontrar la fuerza para enfrentar lo desconocido y resistir la mirada burlona que me rodeaba.
Rogué en silencio en la penumbra de la antigua sala, donde las sombras danzaban en las paredes como recuerdos perdidos. Anhelaba la gracia de los dioses, deseando fervientemente que mi voz llegara a oídos divinos. Mis manos se unieron en un gesto de súplica, mientras cerraba los ojos, buscando respuestas en el eco del silencio.
Si tan solo pudiera retroceder en el tiempo y cambiar el curso de mi destino. Mis pensamientos viajaban a momentos pasados, como hojas en el viento de la memoria. Recordaba las elecciones que forjaron mi presente, los caminos que tomé y los que evité por temor o ignorancia.
Sentí cómo las murmuraciones de las personas desconocidas se desvanecían en un suspiro sombrío. El aire se volvió denso, presagiando un cambio inminente en el tejido del destino. Miradas furtivas se posaron sobre mí, como aves de mal agüero.
Mis sentidos alerta, captaron la quietud que precede a la tormenta. En la antigua sala, el silencio se volvió más penetrante, como un presagio de la inevitable conclusión. Mis manos temblorosas agarraron la realidad efímera, mientras la aceptación se instalaba en mi ser.
Los susurros apagados dejaron paso a un silencio sepulcral. En ese instante, el mundo pareció detenerse, como si el tiempo mismo contuviera la respiración. Cerré los ojos, preparándome para el destino que se cernía sobre mí como una sombra inexorable.
Fue entonces cuando mi vida llegó a su fin. Un suspiro final escapó de mis labios, disuelto en la quietud eterna. En ese último aliento, los desconocidos se volvieron testigos silenciosos de mi tránsito al más allá.
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Updated 44 Episodes
Comments
Mely
Wao, que descripción!
2024-04-02
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Graciela Garcia
demasiadas palabras me sacan el idilio de lee
2024-03-23
0
Jehiel Ortiz Cruz
excelente narrativa ,un tanto repetitiva ,pero está bien , aunque también te sugeriría , que fueras un poco más contundente, hay cosas que quedan demasiado , demasiado al aire, entiendo que debe de haber suspenso , pero una cosa es suspenso y otra cosa misterio extremo. Más sin embargo, me encanta /Drool/
2024-02-22
0