Capítulo 5

Había llegado el momento de aceptar lo que se aproximaba, y con la ayuda diligente de las sirvientas, caminé hacia la puerta con una mezcla de nerviosismo y resolución. Cada paso resonaba en la habitación.

Al llegar a la puerta, mi mirada se encontró con la sirvienta que había irrumpido en mi habitación momentos antes. Su presencia, imbuida de la confianza que solo una vida de servicio podría conferir, se erigía como un faro de orientación en medio de la incertidumbre que envolvía mi destino. Con una voz que traté de infundir con autoridad, le dirigí la pregunta que se me había formado en la mente.

"¿Cómo te llamas?" Las palabras, aunque simples, resonaron con un eco de determinación. La respuesta de la sirvienta sería un primer paso para entender el entorno que ahora se abría ante mí.

La sirvienta me miró con una ligera expresión de confusión, pero ante mi pregunta, no dudó en inclinarse con elegancia en una reverencia, revelando la profunda etiqueta que regía su servicio. Sus labios se entreabrieron con gracia, y en un tono respetuoso, pronunció su nombre con una cadencia que resonó en el aire cargado de expectación.

"Soy Agatha, mi señora", dijo, y su voz, como un susurro de las antiguas hojas movidas por el viento, resonó en la habitación.

La confusión inicial que reflejaba su rostro cedió paso a la serenidad, como si la pregunta misma hubiera establecido una conexión entre nosotras.

La satisfacción se reflejó en mi rostro al obtener la respuesta de Agatha. Mis ojos, cargados de gratitud, encontraron a las demás sirvientas que permanecían en la habitación como sombras atentas a mis palabras. Con un gesto que expresaba la confianza ganada, dirigí mi mirada hacia ellas.

"Y ustedes, ¿cómo se llaman?" La pregunta, lanzada con una mezcla de curiosidad y deseo de conocer a las demás. La habitación se llenó de una expectativa silenciosa mientras las demás sirvientas, cinco en total, se prepararon para responder.

Cada una, en su turno, hizo una reverencia con la misma gracia y respeto que Agatha había mostrado. Sus nombres, como notas musicales en una composición elegante, resonaron en la habitación, revelando una sinfonía de identidades.

"Yo soy Elara, mi señora," dijo la primera, con ojos que brillaban con humildad y dedicación. A ella le siguieron Lysander, Eudora, Thalia y Lyanna, cada nombre pronunciado con una cadencia única que reflejaba la diversidad de personalidades y habilidades entre las sirvientas.

Elara, con sus ojos humildes y cejas perfectamente arqueadas, lleva el cabello oscuro en una trenza ordenada. Su piel clara, apenas tocada por la luz del sol, muestra una elegancia natural.Lysander, cuyo cabello oscuro cae con gracia en ondas suaves, enmarca un rostro de rasgos finos. Sus ojos profundos y penetrantes, junto con su nariz delicadamente esculpida, sugieren una combinación de gracia y conocimiento.

Eudora, de cabello alborotado que enmarca un rostro lleno de vitalidad, presenta rasgos animados y expresivos.Thalia, con su cabello castaño claro recogido en un moño juguetón. Sus ojos chispean con una luz juguetona, reflejando una personalidad llena de alegría y ligereza.

Lyanna, de cabello oscuro y lacio que cae enmarcando un rostro sereno, presenta detalles faciales que sugieren observación y reflexión.

Después de la presentación formal con las sirvientas, me encaminé por un pasillo largo de la imponente residencia antigua. A mi lado, Agatha, caminaba con gracia.

No pude resistir la tentación de hacerle preguntas a Agatha. Mi curiosidad se desbordaba como un río ansioso por conocer las respuestas. "Agatha, ¿quién más está ahi? ", pregunté con un tono de anticipación en mi voz.

Con la solemnidad característica, Agatha respondió, "Su familia la espera en el comedor, mi señora".

Mientras caminábamos por el pasillo iluminado por antorchas, mi mente se llenaba de preguntas sobre lo que encontraría en esa sala de encuentro familiar.

Las puertas del comedor se abrieron con majestuosidad, revelando un espacio lleno de expectación y familiaridad. Mi familia, esperaba con paciencia y anticipación.

Las miradas de mi familia se encontraron con la mía al cruzar el umbral del comedor, sus rostros familiares iluminando la estancia como antorchas que revelan lo que el tiempo ha ocultado. La emoción y la ansiedad se entrelazaban en mi pecho mientras avanzaba hacia ellos, consciente de que había abandonado este hogar cuando me casé y ahora regresaba para remediar mis errores.

Con cuidado y respeto, realicé una reverencia ante mis padres y hermanos, reconociendo la falta de atención que había dado a esta familia en el pasado.

Me dirigí a mi lugar asignado en la mesa, sintiendo la tensión de la silla mientras me acomodaba. El comedor, testigo de tantos encuentros familiares a lo largo de los años, ahora acogía la reunión de una hija que regresaba con el deseo de reparar los lazos rotos.La comida se sirvió en platos de cerámica finamente decorados, pero mi apetito estaba mezclado con un nudo de emociones. Mientras compartíamos el pan y el vino.

La atmósfera festiva se veía teñida por la luz titilante de las velas mientras nos sentábamos juntos para disfrutar de la generosidad de la fortuna que aún nos sonreía. Sin embargo, pronto la sala se llenó de preguntas y murmullos que flotaban como sombras entre risas y alegría.

"¿Han oído sobre los problemas que enfrenta la casa de los Fitzroy? Dicen que sus tierras han caído en desgracia." comentó mi hermana mayor

" Sí, he escuchado esos rumores. Parece que las dificultades económicas los han golpeado con fuerza." Argumento mi hermano mayor

La conversación continuó entre platos exquisitos y risas compartidas, pero los susurros de los problemas ajenos no se disiparon. En un rincón de la mesa, la realidad de las casas vecinas se mezclaba con nuestra propia dicha.

"Es triste saber que mientras nosotros prosperamos, otros caen en desgracia." Comenté

"La política es como un juego complejo. Si no sabemos maniobrar con destreza, nuestra casa podría verse amenazada. Es imperativo que comprendamos las artimañas de la corte y sepamos navegar en estas aguas turbulentas." Dijo mi padre con solemnidad

Todos asentimos con seriedad, conscientes de la responsabilidad que recaía sobre nuestros hombros. Mis padres, unidos como un solo ser, irradiaban una fuerza tranquila que nos guiaba a través de los desafíos.

"Y ahora, hija mía, llegamos a un tema delicado. La política y los lazos familiares a menudo van de la mano. Es hora de discutir sobre tu futuro matrimonio." Exclamó mi padre

El corazón me latió con fuerza ante esas palabras. Mi padre, en su tono sereno, indicaba que tendría que abandonar la seguridad de nuestro hogar para explorar acuerdos matrimoniales que beneficiarían a la familia.

"¿Mi matrimonio padre?" Pregunte ansiosa

Mi padre, con la gravedad que solo las decisiones importantes imponen, me dedicó unas palabras sobre el próximo capítulo de mi vida que se avecinaba como un imponente telón.

"Hija, tu prometido te estará esperando en el lugar acordado. Esta unión, aunque forjada en la política, también puede llevar consigo la semilla de la felicidad si ambos están dispuestos a cuidarla con esmero." Comentó mi padre

Asentí en silencio, sintiendo el peso de sus palabras y la magnitud del camino que se extendía ante mí. Las sombras danzaban en el salón, testigos silenciosos de un destino que se entrelazaba con el deber y las expectativas.

" Sé que este camino puede parecer arduo, pero recuerda que estamos unidos como familia. Siempre encontrarás apoyo y comprensión en nosotros." Dijo mi padre con calma

Mis ojos encontraron los suyos, buscando consuelo en la certeza de que, aunque el futuro se presentaba incierto, la conexión familiar sería mi ancla en las aguas turbulentas del matrimonio concertado.

"Aceptaré mi destino con la misma fortaleza que nuestra familia enfrenta los desafíos, padre." Dije cautelosamente

Después de pronunciar esas palabras a mi padre, quedé sumida en un sin sabor, una mezcla de determinación y la amargura de las mentiras necesarias. Sabía que lo que planeaba para cambiar mi destino podría herir a aquellos que amaba, pero el peso de mis propias aspiraciones era demasiado fuerte para ignorar.

La discusión continuó, y aunque mi corazón temía lo desconocido, entendía la importancia de estos lazos para el bienestar de la familia. En el salón, donde las sombras danzaban entre las velas, se forjaban decisiones que darían forma al destino de nuestra casa en el intricado tapiz de la política y el amor.

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Comments

Mely

Mely

Ooh...

2024-04-02

0

G. Pan

G. Pan

Siga adelante la historia me gusta.👍👍👍

2024-02-24

1

Jehiel Ortiz Cruz

Jehiel Ortiz Cruz

gran, gran , gran error de continuidad y congruencia aurora, si regreso en el tiempo es ilógico que no ubique a sus sirvientas , si no son cerillitos del super que hoy te atiende uno y mañana el otro , son personas que llegan a ese nivel de servicio es por su competencia y por la cantidad de años que tiene en servicio , cuánto más la sirvienta que la despierta , regreso en el tiempo, en su mismo cuerpo y entorno , no reencarno en otro personaje , creo que se te está cruzando la historia.

2024-02-22

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