Capítulo 12

La mañana siguiente nos despertó con la suave luz del sol que se filtraba a través de las cortinas. Despertamos gradualmente, reuniendo nuestras fuerzas para enfrentar el día que se extendía ante nosotras.

Abrí mis ojos lentamente para encontrarme con el despertar de mis hermanas. Con un fuerte abrazo nos saludamos, compartiendo la calidez familiar que marcaba nuestras mañanas. Entre risas y palabras amorosas, Isabelle y Serene recordaron con entusiasmo los planes del día.

"Recuerda que hoy iremos de compras. Así que arréglate lo mejor que puedas." Dijo Isabelle con una sonrisa amorosa

La perspectiva de otro día de distracción y diversión en las tiendas añadió una chispa de alegría a la mañana. Nos apresuramos a prepararnos, eligiendo cuidadosamente nuestras prendas entre las recientes adquisiciones de la jornada anterior.Las sirvientas entraron con frutas frescas, marcando el inicio de la jornada matutina. La habitación se llenó con la fragancia de las frutas recién cortadas, y nos preparamos para disfrutar de un desayuno saludable y energizante.

Mientras las sirvientas disponían las frutas en elegantes platos, me dispuse a arreglarme para el día que se extendía ante nosotras. La elección de vestimenta y accesorios se convirtió en una tarea delicada, pero la diversión que traía consigo al recordar las futuras compras aligeraban un poco el ajetreo.

Con la ayuda de las sirvientas, cuyas manos expertas tejían trenzas en mi cabello y elegían cuidadosamente los detalles de mi atuendo, me preparé para el día que prometía ser otra paleta de colores y experiencias.

Con el toque final en mi atuendo, nos dirigimos hacia el desayuno. Bajé hacia el comedor, y en los pasillos, me encontré con Serene y Isabelle. Con pasos delicados pero apresurados, nos dirigimos hacia el comedor. La mansión, con sus pasillos elegantes y sus detalles ornamentados, nos envolvía en una atmósfera de gracia y refinamiento mientras avanzábamos hacia el desayuno.

Al llegar al comedor, nos sumergimos en la elegante mesa dispuesta con una variedad de opciones para comenzar el día. La mañana cobraba vida con el bullicio de la familia reunida, y mientras tomábamos asiento.

Después de un delicioso desayuno en el gran comedor, nos dirigimos con entusiasmo hacia el carruaje que nos esperaba, listas para sumergirnos nuevamente en la experiencia de compras en la bulliciosa ciudad.

El carruaje, tirado por elegantes caballos, nos llevó a través de las calles empedradas, flanqueadas por majestuosos paisajes y tiendas llamativas. El bullicio de la ciudad nos envolvía mientras nos acercábamos a nuestro destino, anticipando las últimas tendencias y joyas de la moda aristocrática.

Nos dirigimos hacia la ciudad, dejando atrás por un momento las preocupaciones que pesaban sobre nuestras espaldas. Las calles bulliciosas nos recibieron con sus escaparates brillantes y boutiques elegantes. Isabelle, con su conocimiento innato de la moda, nos guiaba entre las tiendas con una confianza que solo ella poseía.

Mientras explorábamos las últimas tendencias y probábamos diferentes estilos, el ambiente se llenó de risas y charlas ligeras. La tensión que antes dominaba la mansión quedó atrás, reemplazada por la emoción de descubrir prendas elegantes y accesorios llamativos.

"Este sería perfecto para la próxima reunión en la mansión de los condes. ¿Qué piensan?" Dijo Isabelle en un tono burlón mientras sostenía un vestido.

"¡Es hermoso! Definitivamente capturará la atención de todos." Dijo Serene entre risas

Después de comprar unos cuantos vestidos en las elegantes boutiques de la ciudad, nos dirigimos con curiosidad hacia la joyería. Las vidrieras brillaban con destellos de piedras preciosas y joyas exquisitas, invitándonos a explorar un mundo de elegancia y brillo.

Al entrar en la joyería, fuimos recibidas con la luz cálida de las lámparas que resaltaban las delicadas piezas en exhibición. Un joyero experto nos guió por las opciones, mostrándonos anillos, collares y pulseras que deslumbraban con la artesanía y la belleza de las gemas.

Entre risas y comentarios entusiastas, exploramos las diferentes colecciones, cada una de nosotras buscando esa pieza única que capturara nuestra atención.

Al final de nuestra visita a la joyería, salimos con elegantes adiciones a nuestros conjuntos y corazones llenos de la emoción que solo la búsqueda de joyas únicas puede ofrecer.

Mientras nos encaminábamos hacia el carruaje después de explorar las tiendas y la joyería, pasamos por una tienda antigua que despertó mi curiosidad. Un destello de luz provenía de una joya en particular, atrayendo mi atención como un faro de belleza en medio de las antigüedades.

Decidí detenerme, diciéndole con voz apresurada a mis hermanas que me esperaran en el carruaje. Aunque ellas insistieron en acompañarme, les rogué amablemente que se adelantaran, sintiendo una urgencia por explorar más a fondo la tienda antigua.

Mientras mis hermanas se dirigían hacia el carruaje, me quedé en la tienda,entre detallando las joyas antiguas, que parecían desgastadas pero sin duda eran hermosas, le pregunté al dueño con una voz decidida.

"¿Me puede mostrar una joya en particular? La que estaba expuesta hace un momento me cautivó." Dije

El dueño, percibiendo mi interés específico, asintió con una sonrisa comprensiva. Con manos hábiles, recuperó la joya que había capturado mi atención momentos antes. La pieza relucía con un encanto atemporal.

"Esta joya es realmente especial. Tiene una historia única que estoy seguro te fascinará." Dijo con una voz paciente

Con una voz tranquila, dije:

"Dígame el precio de esta joya, sin duda alguna la compraré, no importa el precio." Expresé

El dueño, con una voz cautelosa, respondió:

"Lo siento, señorita, esta joya no podrá ser vendida." Dijo

Mi expresión reflejó una mezcla de sorpresa y decepción ante la inesperada negativa del dueño. Quise comprender más sobre la razón detrás de esta decisión, esperando que quizás hubiera una posibilidad de cambiar su parecer.

El dueño pareció captar mi curiosidad, y con una voz tranquila dijo:

**Dueño:** Esta joya también captó el interés de alguien más, y si esa persona no llega, sin duda se la daría a usted.

Mis pensamientos se inundaron con una mezcla de esperanza y anticipación. La posibilidad de que la joya aún estuviera disponible si la otra persona no aparecía generó un atisbo de optimismo. Agradecí al dueño por su consideración y le pedí que, en caso de que la joya quedara disponible, me informara para poder adquirirla.

De repente, la puerta se abrió y un hombre encapuchado entró. Era alto, y su rostro quedaba oculto bajo la capucha, pero emanaba un aura dominante que no pasaba desapercibida.

La atmósfera de la tienda cambió ligeramente con su llegada. Mis ojos se fijaron en él, tratando de discernir más detalles, mientras el dueño de la tienda se aproximaba con respeto y deferencia hacia el enigmático recién llegado. La presencia del hombre encapuchado añadió un elemento de misterio a la escena, y mi curiosidad se agudizó al preguntarme sobre su conexión con la joya que tanto me había cautivado.

El hombre se me hacía conocido, y al mirar hacia fuera de la tienda, noté varios caballeros esperando. La armadura me parecía familiar, como si hubiera visto a esos caballeros en alguna otra ocasión.

Mi mente intentó hacer conexiones, tratando de recordar en qué contexto podría haber cruzado caminos con aquellos caballeros y con el hombre encapuchado.

Me acerqué al dueño, sin querer despegarme de él, sintiendo la curiosidad aumentar ante la presencia del enigmático hombre. Miré al dueño y con voz decidida dije:

"Compraré la joya. Daré el doble de lo que ofreció aquella persona que se interesó primero." Expresé

Mi determinación se reflejaba en mis palabras mientras esperaba la reacción del dueño y, posiblemente, del hombre encapuchado. La oferta duplicada era mi manera de asegurarme de que la joya no escapara de mis manos, especialmente con la presencia de aquel misterioso personaje que había despertado mi intriga.

El dueño, sorprendido por mi oferta, miró al hombre encapuchado, quien permanecía en silencio. La tensión en la tienda aumentaba.

El hombre encapuchado de repente agarró mi brazo, girando mi cuerpo en dirección hacia él. La sorpresa y la tensión se apoderaron del momento, mientras me encontraba frente a frente con este misterioso personaje.

El hombre encapuchado era, sin duda alguna, Allen, duque de Thorneford. El reconocimiento de su identidad agregó un giro inesperado a la situación, y mi sorpresa se reflejó en mi rostro.

"Allen, duque de Thorneford..." Dije con un tono de sorpresa

Allen me miró fijamente con un rostro serio, y con voz serena dijo:

"La joya ya tiene dueño." Comentó

Sus palabras resonaron en el aire, y mi corazón se contrajo con una mezcla de sorpresa y decepción. La situación tomaba un giro inesperado, y mi mente se esforzaba por comprender la complejidad de esta revelación.

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