CAPÍTULO 10.

CAPÍTULO 10.

—Ali. —Exclamo Joseph con una sonrisa, sacando a la chica de sus pensamientos. —Lamento la demora. —exclamo sacando la llave de su bolsillo para abrir el local.

—No te preocupes. —exclamo ella, dejando un beso en su mejilla. —Llegue temprano hoy.

—Me alegra que hayas decidido quedarte. —exclamo él. —Hoy estaremos repletos.

—Necesito trabajar y has sido el único que me ha dado una oportunidad. —exclamo ella. —No puedo darte la espalda por mis problemas personales.

—Iré al Club mañana. —exclamo Joseph.

—Me alegro por ti. —Dijo ella, mientras se colocaba el delantal de la cocina.

—Estoy casi seguro de que Paddington estará allí.

Alina lo observo sorprendida.

—¿Vendrás? —pregunto Joey, sonriendo.

—Sí. —exclamo ella. —Cuanto antes pueda hacer caer a ese tipo, antes podre continuar con mi vida.

Joseph asintió.

Esa noche, el restaurante estuvo concurrido. La gente iba a cenar con su familia, amigos, etc. y luego, pasaban a la parte del bar, lo que lo hacía aún más concurrido por ser sábado.

Al salir del restaurante, Joseph acompaño a Ali como cada noche. Pero esta vez, no fue en el coche, sino que comenzaron a caminar por las calles de la ciudad, como solían hacerlo cuando eran adolescentes. Solo que eran pocas las veces que lo hacían solos, la mayoría, eran acompañados por sus amigos.

—¿Recuerdas aquellas caminatas? —pregunto Joey, como leyéndole el pensamiento.

—Pensaba en ello. ¿Alguna vez volvieron a hacerlas?

Joseph negó.

—El grupo se desintegró después de la muerte de Samantha. Quiero decir, seguimos siendo amigos, Christian sigue siendo mi mejor amigo, pero ya no es lo mismo que antes.

—Hoy me di cuenta de algo. —exclamo Ali.

—Cuéntame. —Respondió.

—Vi a los Walton en la tarde. —Comenzó ella contando y Joseph la observo sorprendido, parándose frente a ella. —Dijeron que me creen inocente, pero tuvieron muchas excusas por las cuales no declararon en mi favor o simplemente por no ir a verme a prisión.

—¿Y qué descubriste?

—Que ya no me importan las excusas. —exclamo. —Estoy cansada, donde quiera que voy todos tienen una excusa para justificar lo que me ocurrió y me canse, Joseph. Yo no soy una asesina. No mate a mi mejor amiga y no merezco que me maltraten.

—Sobre eso… Hable con Chris. —exclamo él.

—¿Qué? —exclamo. —Joseph… Te pedí que no…

—Hice lo que creí correcto. —exclamo y comenzó a relatar:

Horas antes…

—Christian. —exclamo Joseph, ingresando a la oficina que ocupaba su mejor amigo.

—Hey bro, que bueno verte. —Dijo. —Ha pasado tiempo desde la última vez que viniste aquí.

—Creí que sería necesario tener una conversación. —exclamo, tomando asiento frente a él.

—¿Acerca de qué? —Respondió Chris, confundido.

—Alina.

Christian suspiró.

—Supe lo que paso anoche. —exclamo Joey. —Alina tiene la marca de tu mano en su mejilla y su piel estaba quemada. Supe que le lanzaste la comida encima.

—Es lo menos que se merece esa asesina.

—¿Asesina? —pregunto. —Christian, tú estuviste ahí. No la viste hacer nada de lo que se le acusa. Ella era tu novia, la mujer que amabas. Ibas a casarte con ella.

—Pues que bien que no lo hice.

—Te desconozco. —Respondió. —¿Cómo puedes estar tan ciego?

—¿Por qué la defiendes, ah? —exclamo Chris, perdiendo la paciencia. —¿Acaso vale más la palabra de una asesina que la de tu mejor amigo?

—¡Samantha se suicidó! ¿Entiendes?, tu hermana tenía una relación con un hombre que le llevaba veinte años. Fue él quien hizo públicas aquellas fotos, por su causa Sam tomo esa decisión. ¿Cómo pudiste ser tan ciego?

—¿De qué hablas?, Sam me lo hubiera dicho.

—¡Ali intento hablar contigo ese día en el bote!, pero tú estabas más preocupado por quién bebía más alcohol que por el momento de mierda que estaba pasando tu hermana. ¿Acaso no creíste que se sentiría mal luego de que todas esas personas, incluido tú, hayan visto sus fotos desnuda?

Christian no respondió.

—Le diste la espalda a la persona que más te ha amado y te ama. Porque estoy seguro de que, a pesar de todo, aún te ama. ¿Sabes que fue lo primero que hizo al salir de prisión? Ir al cementerio a buscar la tumba de Samantha, lo sé porque estuve ahí. Al verla lloro. Lloro con desahogo. Fueron siete años, Christian, siete años encerrada por un crimen que no cometió.

—¿Ya acabaste? —pregunto Christian, algo afligido.

—Sí, Chris. Termine. —exclamo Joseph. —Ojalá te lo pienses bien.

Actualidad.

—Gracias por defenderme Joey. —exclamo ella. —Pero de verdad no debiste pelear con él por mí.

Joseph y Ali se detuvieron frente a su casa después de la caminata nocturna.

—¿Quieres subir? —pregunto Ali.

Joseph la miro con picardía.

—Podemos ver un maratón de “Friends” como en los viejos tiempos.

—Sí, como olvidar al chico al que le debo mi apodo.

—Te le pareces. —exclamo Ali, mientras iban al departamento. —Incluso tienes el cabello revoltoso como él, en la primera temporada.

Joseph rio.

—Sobre todo por la cantidad de mujeres que me persiguen. —Dijo sarcástico.

—¿Qué hay de Carol? —pregunto. —Creí que había algo entre ambos.

—Solo sexo, hace tiempo. —exclamo Joseph.

—¿Qué te detiene a ir más allá? —pregunto ella.

—Es una larga historia. —Dijo él.

El resto de la velada continuo así. Con charlas y risas mientras veían aquella serie que marco lo que alguna vez fue su amistad y parte de su adolescencia.

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