CAPÍTULO 4.
Apenas Alina ingreso a su antigua habitación, algunas lágrimas cayeron por sus ojos. Todo estaba igual. Incluso las fotos de ella y Samantha, con Christian y con el resto de sus amigos. Comenzó a desprenderlas de la pared, en donde estaban prendidas a una placa con unas chinches, y se detuvo al encontrar una que había tomado Chris de ella y Joseph. Joseph siempre había sido un gran amigo para ella, era el mejor amigo de Chris, pero entre ellos existía una amistad especial. No se había dado cuenta de lo mucho que lo extrañaba hasta que vio esa foto.
Entre lágrimas, Alina tomo una caja y comenzó a guardar una por una las fotos. Solo se quedó con un portarretrato que tenía en la mesa de noche en la que estaban ella y Samantha. La extrañaba mucho.
Reviso su viejo guardarropas y comenzó a seleccionar las prendas que aún podrían quedarles y puso en unas bolsas la ropa que ya no, pensó que quizá podría llevarlo a una beneficencia para las personas en situación de calle.
Encontró en su mesa de noche su antigua computadora, toco la tecla de encender y sorpresivamente aún funcionaba. Le puso la clave y de inmediato una foto de ella y Christian estaba en la pantalla. Alina suspiró. Estaban tan enamorados en ese entonces. Pero dudaba si después de tantos años quedaba algo de aquel sentimiento tan fuerte que los unía en aquel momento.
Abrió sus redes sociales, que aún seguían activas, y se encontró con algunos mensajes. Unos eran de personas que le dejaban sus buenos deseos y otros, eran de personas que la querían muerta, por lo que “le hizo” a su amiga.
Ya no tenía sentido seguir teniendo aquella cuenta activa, así que decidió eliminarla. Después de aquello, apago el computador y recordó que con sus pertenencias —las cuales le fueron entregadas al salir de la prisión — se encontraba su antiguo celular. Este estaba apagado por falta de carga, así que lo enchufo con el alimentador que estaba en la mesa de noche y esperaría. No sabía que era lo que quería ver en aquel dispositivo, pero pensó que necesitara tener comunicación de aquí en más.
Sin darse cuenta, el día se le había pasado rápidamente. Alina ordenó la habitación y luego se acostó a descansar. No tenía hambre. Aún estaba adaptándose a su nueva vida fuera de la cárcel.
Al día siguiente, después de desayunar, tomo la computadora y comenzó a redactar un curriculum, saldría a buscar trabajo. Después de todo, debía mantenerse. Imprimió algunas copias del mismo y las puso en una cartera que encontró en su armario. Hasta le costaba recordar que alguna vez la uso. Encendió su celular, el cual ya tenía la carga completa y ojeo su WhatsApp y luego su Instagram. En este último, encontró algunas fotos que habían sido publicadas por Christian Walton hace apenas unos días, en las cuales estaba él y Miranda Harrington abrazados, una segunda foto mostraba la mano de Miranda enseñando un anillo de compromiso. Debajo de estas, en la descripción, decía: “Comprometidos”.
Alina suspiró y una lágrima traicionera rodó por su rostro. Se supone que sería ella quien llevara el anillo. Pero eso quedo en el pasado. Miranda se veía espléndida, radiante; y Christian, era el mismo hombre guapo que siempre. No pasaban los años para él.
Alina se miró al espejo del tocador. Ya no era la misma. Su cabello se veía largo y descuidado, sus ojos grises estaban rodeados de enormes bolsas por el cansancio, su piel se veía algo reseca y ni que hablar de su barriga y piernas, las cuales tenían marcas de aquellas peleas que tuvo con otras reclusas en la cárcel. Ya no era aquella mujer de la cual Christian estaba perdidamente enamorado.
Finalmente, suspirando, Alina tomo valor y salió a la calle. Comenzó a caminar por las calles de la ciudad, la cual se veía hermosa, pero no se parecía en nada a lo que fue hace siete años. Intentando orientarse, visito algunos lugares en donde dejo su curriculum, pero todos pedían un certificado de antecedentes penales, el cual ella no podía darles por obvias razones.
Ya era mediodía. Alina estaba cansada y desanimada. No sabía qué hacer, ¿cómo podía conseguir trabajo así? Sabía que la vida después de la cárcel no sería nada fácil. Pero el panorama no era alentador tampoco.
Siguió caminando y después de un rato se topó con las puertas del cementerio. Decidió entrar. Quería buscar el lugar en el que habían enterrado a su mejor amiga. Le compro unas flores al florista que se encontraba afuera y finalmente comenzó con la búsqueda.
Recorrió durante algún tiempo, sin éxito. Ya cansada, tomo asiento en un banco para descansar un poco sus doloridos pies. Estuvo allí por algunos minutos, hasta que una sombra apareció en su visión.
—¿Ali? —pregunto, con una voz gruesa.
Alina elevó la vista, sorprendida, y se tomó unos minutos para observar a ese hombre. Era alto, de piel blanca y cabello oscuro. Unos ojos verdes que hipnotizarían a cualquiera y una sonrisa blanca como la nieve. Vestía de jeans, zapatillas de cuero, una camisa y un saco largo.
—¿Joseph? —pregunto ella con un hilo de voz.
—¿Cómo estás? ¿Qué haces aquí?
—Yo… Vine a…
—¿Quieres ver la tumba de Samantha? —pregunto.
Alina asintió.
—Recién vengo de ahí, puedo llevarte si quieres.
—¿De verdad lo harías?
Joseph asintió y la dirigió hasta aquel lugar. Alina observó su tumba. La misma era de un mármol color rosa, con detalles en plata. Una foto de Sami, sonriendo radiante, estaba puesta ahí y también algunas placas conmemorativas realizadas en plata yacían sobre su tumba.
Ali se acercó un poco más y dejo las flores sobre ella, al tiempo que contorneaba la foto de Samantha. Las lágrimas comenzaron a fluir por su rostro. No podía creerlo. Samantha no podía estar en ese lugar.
—Te extraño tanto, Sami. —exclamo. —Te prometo que tu muerte no quedara en la nada.
Joseph, quien se había quedado parado unos pies más atrás, arrugo el ceño al escuchar eso. ¿Qué sabia Alina que él no? Él siempre supo que ella es inocente, pero ¿qué ocultaba? ¿Qué ocurrió ese día?
Unos minutos después, Alina se puso de pie y se limpió las lágrimas. Se sorprendió al ver a Joseph de pie aún allí.
—Gracias por acompañarme. —exclamo ella.
—No hay de qué. —exclamo él. —Vamos, te llevaré a tu casa.
—No… De verdad, no es necesario.
—Vamos. —exclamo.
Alina asintió y siguió a Joseph. Él le abrió la puerta de su coche y luego se subió al volante. Condujo por unos minutos hasta llegar al antiguo edificio donde vivía Ali.
—¿Aún vives aquí, verdad?
—Sí. —exclamo ella, tímida. —¿Quieres… pasar?
—Claro, si me invitas.
—Te invito. —exclamo ella, sonriendo tímidamente.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 30 Episodes
Comments
Eleonor Baker
¿Oh y de dónde saco el dinero?
2024-11-27
0
C Matacruz
Joseph la ayudará y se aclarará todo y tú idiota Christian según mucho amor pero sufrirás con ésa mujer ya verás 😠😡😞😃😵💫😆🙂😝😕🤔😀😁😛🤨🙃😐😏😜😯☺️🤪😦😊😄
2024-10-29
0
Maura Pericana
será Joseph el protagonista? 🤔🤔🤔🤔
2024-10-05
0