CAPÍTULO 6.

CAPÍTULO 6.

Al día siguiente, Alina se reunió en un café con Edward. Temprano por la mañana el abogado la había llamado para reunirse, por lo tanto, apenas se levantó, Alina hizo su rutina de higiene y luego de vestirse salió de su casa para dirigirse a una cafetería en la cual quedo en encontrarse con Edward.

Apenas ingreso, lo vio sentado en una mesa del fondo.

—Hola Edward. —Exclamo ella.

—Ali, te ves bien. —Respondió él.

—Gracias. —Dijo ella. —Analia tiene buen gusto. 

—Ali, te cité aquí porque quiero hacerte entrega del testamento de tus abuelos para que lo firmes y guardes tu copia. Es la prueba que tienes de que el apartamento en el que vives es totalmente tuyo y puedes hacer lo que quieras con él.

—Gracias Ed. —exclamo ella, tomando el bolígrafo y, luego de leer por encima el documento, plasmo su firma sobre él.  

—¿Cómo han ido las cosas? —pregunto Edward.

—Bien. —exclamo. —Me encontré con un viejo amigo ayer. Joseph. 

—¿Joseph Dawson? —pregunto Edward.

—Sí, ¿lo conoces?

—No. —Aclaro Edward. —Lo recuerdo de tu expediente, su nombre estaba ahí como testigo del suicidio de Samantha. 

—Entiendo. —exclamo ella.

—¿Y como ha ido?

—Bien. Te conté que él me ofreció empleo.

—Sí. Eso está muy bien. —exclamo Edward, sonriendo. 

—Sí, es dueño de un restaurante y necesitan ayuda en la cocina.

—Me alegra escuchar esa noticia. —exclamo Edward. —Hablando de eso, Ana, regreso, está ansiosa por verte.

—En el restaurante trabajo de noche, pero tal vez podamos almorzar. 

—Perfecto, se lo diré. Se pondrá muy feliz. —exclamo Ed. 

—Hay algo más. —Exclamó ella. —Joseph dijo que fue a verme a la cárcel en algunas oportunidades y no lo dejaron verme.

—Lo sé. —Exclamó Edward. —Tuve que conseguir un permiso especial por ser tu abogado para poder reunirme contigo durante tu estadía en la cárcel. Al parecer, era una especie de castigo por las peleas en las que te viste involucrada con las demás internas. O al menos eso me han dicho.

—¡Qué indignación!, yo era la víctima.

—Lo sé, Ali. —Exclamó él. —Pero eso quedó atrás. Lo resolveremos y podrás reconstruir tu vida.

Después de reunirse con Edward, Alina regreso a su apartamento. Descanso un rato y llegada la hora, salió del apartamento para dirigirse a la dirección que Joseph le había enviado del restaurante. Estaba emocionada, era su primer día de trabajo y el comienzo de su vida fuera de la cárcel. 

Decidió establecerse, acomodará un poco su vida, y luego irá detrás del tal Richard. No sabía nada de él, solo su nombre. Ese día en el yate, Samantha le había mostrado una foto de los dos. Alina lo recordaba como si fuera ayer y no descansara hasta dar a conocer la verdad sobre la muerte de Samantha y demostrar su inocencia. 

Apenas llego, Joseph estaba a punto de abrir las puertas del restaurante, por lo que le fue fácil encontrarlo.

—Joseph. —exclamo Ali, llamando su atención.

—Ali. —Dijo, viendo su reloj. —Qué puntual.

Joseph se agachó para saludarla con un beso en la mejilla y luego abrió la puerta del restaurante dejándola pasar delante de él. El chico encendió las luces y cerro la puerta detrás de ellos.

—Te enseñaré el lugar. —Exclamo Joseph. —Aquí tenemos el área en donde las personas vienen a comer, por allí está la barra de pedidos, por aquí tenemos una barra de tragos. Aquel sector corresponde al bar-café… —Prosiguió Joseph.

—Es un lugar muy bonito. —Dijo ella.

—Trabaje duro por él. —Exclamo. —Me alegra que te guste.

Alina sonrió en respuesta y Joseph siguió caminando.

—Por allá está el baño para empleados. —exclamo. —Y aquí. —Dijo encendiendo unas luces. —Está mi lugar en el mundo. —Exclamo él, dejándole ver a Alina, una hermosa y lujosa cocina decorada de una manera minimalista y cargada con electrodomésticos de todas las clases. Alina estaba embelesada, recorriendo la cocina y rozando con la yema de sus dedos la mesa del medio donde se imaginaba que cada persona cumplía con su misión.

—¿Qué tengo que hacer aquí? —pregunto ella.

—Te daré una tarea difícil, pero sé que para ti, será muy sencilla.

—¿De qué se trata? —pregunto ella con una media sonrisa.

—Te daré la responsabilidad de encargarte de los postres. Te enseñaré la carta de postres y te dejaré modificarla a tu antojo. Busco la excelencia, no te pido más que eso.

—Pero Joey. —exclamo ella. —Yo no estoy certificada.

—Lo estarás. —exclamo él. —Además, eres la mejor en esa área. 

Ese día, Alina se puso al corriente del trabajo en el restaurante y también conoció a sus compañeros. Con quien mejor se llevó es con Carolina, la ayudante de Joseph. 

A Alina le pareció que entre ellos dos había algo más, pero no quiso ser indiscreta. Por un momento recordó cuando era la novia de Christian Walton. En ese tiempo ella era diferente, era coqueta, solía vestirse bien con lo poco que tenía y en algunas ocasiones chocaba con Christian, ya que este no quería que ella trabajara una vez estén casados. Christian le decía que su lugar era a su lado. No le impedía estudiar pastelería y trabajar de aquello, pero solo como hobby. Para Christian, ella era su princesa. La mujer que se merecía todo. En aquella época, Chris estaba perdidamente enamorado de ella y la incluía en cada uno de los pasos que quería dar en el futuro. Pero las cosas cambiaron el día del accidente. 

Aquella noche, en la sala de declaraciones de la policía, Christian le había dejado en claro que todo lo que alguna vez hubo entre ellos, se fue junto con Samantha. Eso le partió el corazón a Ali. Paso muchas noches sin dormir, solamente llorando y sintiéndose miserable. Ella estaba sola, había perdido a su mejor amiga y al resto de sus amigos, para sus padres era un cero a la izquierda y su novio, el hombre que ella amaba con tanto fervor, la creía una asesina. Ya no quedaba nada que la mantenía con ganas de seguir viva. 

Una y otra vez en aquella cárcel fue golpeada, agredida y atacada con objetos punzantes, pero nada de eso acabo con ella, aunque muchas veces lo haya deseado. 

Ali se recordó a sí misma viéndose al espejo en la mañana. No solo había cambiado físicamente, sus ojos ya no tenían ese brillo que solían tener en el pasado. Su sonrisa ya no salía de manera espontánea, su expresión era seria, triste. Quien viera a través de sus ojos notaria enseguida que esa mujer peleo una guerra muy difícil y tal vez, la haya ganado… O quizás, aún siga batallando con el enemigo.  

Antes, contaba con una familia adoptiva que le daba el cariño que le fue negado por sus progenitores, pero ahora estaba sola. Solo tenía el apoyo de su abogado y de Joseph, quien le ofreció el trabajo. Pero en el fondo, Alina se sentía sola. Tenía un enorme vacío que no podía llenar. Era una muerta en vida.

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Comments

Arminda Ovelar

Arminda Ovelar

tranquila Alina que todo va ser mejor y el culpable de todo esto va a pagar por lo que iso...lo que me intriga es quien publicó las fotos en las redes sociales????

2024-03-09

1

mariela

mariela

Que duro le ha tocado a Alina perder todo lo que tenía su mejor amiga Sam y con su muerte se llevó a su amor Christian a su familia que la quería a sus amigos unos padres que les importó un carajo que se pudriera en la cárcel la encarcelaron.
❓ me preguntó a la difunta amiga no le hicieron la autopsia se supone que estaba embarazada del tal Richard que era un hombre casado y con hijos 🤔🤔🤔

2024-02-04

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