Apúrate Enna que ya es tarde y tienen que ir a la escuela, Priscila no te muevas o te saldrá chueco el peinado, Jimena deja que tu hermana te cambie o van nos van a cerrar la escuela - se escuchaba la voz de una madre algo desesperada por no salir las cosas como deseaba, era un día de escuela y como siempre su mamá batallaba para que estuvieran listas sus hijas.
Hay niñas es lo mismo siempre con ustedes, por más que las levantó temprano siempre se tardan por ponerse a jugar, les decía a sus hijas.
Ya terminé de cambiar a Jimena mamá, solo falta que salga del baño Fanny para que la peines. Yo ya me peiné, decía su hija mayor quien estaba apurada ayudando a su madre como lo hacía todas las mañanas.
Fanny… ya sal de ahí, no creas que por tardarte te vas a ir sin peinar, las niñas mal peinadas o sin peinarse se ven feas y los niños se burlan de ellas, apúrate que ya nos tenemos que ir- trataba la mamá de mantener la calma ante sus hijas.
Tranquila mi amor, son solo niñas, dijo con mucho amor el esposo mientras entraba a la recámara donde se encontraba su esposa arreglando las niñas..
Sí, pero es que... no vez que estamos con el tiempo justo para llegar… -decía suspirando para mantenerse tranquila- ¿ya están los lonches de las niñas?, dijo soltando el aire retenido por el estrés de ver la hora que era.
Todo listo en sus respectivas loncheras, no te estreses, voy calentando el coche para llevarlas, decía el papá mirando con amor a su esposa.
Gracias amor, le dejo un casto beso a su esposa en los labios.
Amara tomo aire profundamente para calmarse y seguir asegurándose de que sus hijas estuvieran listas para dejarlas en la escuela y jardín de niños.
Enna tenía 9 años, Fanny 6 años, Jimena y Priscila eran mellizas y tenían 4 años. Amara trabajaba en una boutique de ropa de marcas reconocidas, era encargada de la boutique, por lo mismo se deber era llegar y asegurarse que se abriera a tiempo, organizar a todo el personal, supervisar que atendieran de acuerdo con las políticas de la empresa y dieran el mejor trato a los clientes que llegaban sin importar como se portaran o vieran, ya que la mayoría de las clientes era mujeres de estatus alto, por lo que se portaban algo engreídas con las empleadas, otras solo entraban a querer sentirse aunque fuera por un momento que eran capaz de adquirir una prenda de ese lugar y solo deseaban ver y tocar esas telas que nunca podrían lucir puestas, como no podían prohibir la entrada a persona alguna se les permitía el acceso y Amara les dejaba soñar aunque fuera por un momento, al fin que por soñar no se paga.
Luciano su esposo era contador de una empresa no muy grande, por lo cual debía llevar todo lo referente a los registros de la empresa, era muy demandante su trabajo, aunque los productos que vendían no eran muy caros, si eran muy vendidos, por lo cual tenían muchos movimientos por día, y por el sistema no muy actualizado que tenían, debían estar capturando mucha información día a día, lo que hacía que aunque tenía un auxiliar apenas alcanzará el tiempo para que llevaran al día los registros, por ello siempre se quedaba tiempo de más para asegurarse que todo estaba bien registrado y terminado, llegando algo tarde a su casa.
Amara normalmente salía para recoger a sus hijas y las pasaba dejando en casa, las dejaba encargada con la señora que le ayudaba en la casa a limpiar, organizar, cocinar, después de asegurarse que las niñas comieran, las dejaba encargadas con Enna para que les ayudará a hacer la tarea y que no hicieran travesuras, algo que era imposible controlar para una niña de su edad. La señora Clarita estaba hasta las 6 de la tarde y se iba, esperando que Enna pudiera controlar a sus hermanas, sobre todo los torbellinos de las mellizas, cuando le era posible se quedaba un poco más para no dejarla tanto tiempo sola con sus hermanas, pero también necesitaba hacer cosas en su respectivo hogar y pasar comprando para el otro día y si se iba muy tarde cerraban en donde realizaría sus mandados, por lo que no siempre le era posible ayudarla por mucho tiempo.
Para Enna no fue fácil su infancia, teniendo una corta edad se convirtió en la madre de sus hermanas, algo que Amara nunca se dio cuenta, porque pensaba erróneamente, que era su deber como hermana mayor ayudarles a sus padres con las más pequeñas, ya que mientras ambos contribuían con lo económico, ella debería apoyar con su tiempo y cuidados. Así fue como Enna desde pequeña se le dio esa gran responsabilidad, teniendo que ver por tres niñas menores a ella, que se comportaran, enseñarles buenos modales, arreglar lo que desordenaban, prácticamente era andar detrás de las tres chiquitinas.
Fanny era muy tranquila, donde tuviera algo que le llamara la atención permanecía por mucho tiempo, si ponían una película de su princesa preferida, se la pasaba sentada viendo su película, cuando mucho se paraba para dar brincos en su lugar emocionada por las escenas que pasaban, cuando terminaba la película iba por sus muñecas y jugaba tratando de representar las escenas que habían salido en esta. A diferencia de Jimena y Priscila, que parecía que no podían estar quietas, parecía que estaban paradas sobre un hormiguero, porque brincaban, gritaban y corrieran la mayor parte del tiempo; no había una película, serie, caricatura, o programa favorito, por mucho estaban diez minutos viendo algo antes de pararse y empezar a dar vueltas por la casa viendo que hacer o inventar, lo cual cansaba demasiado a su hermana y muchas veces la desesperaban.
Cuando había fiesta de aniversario y fin de año de la empresa donde trabajaba su mami, Amara llevaba a su familia, a Enna le fascinaba ver como las compañeras de su mamá iban hermosamente vestidas, su madre procuraba vestirlas como las hermosas princesas que eran para ella, siempre vestían muy femeninas y a la moda, pues su madre por su trabajo debía estar siempre presentable y con un toque de elegancia para dar una imagen adecuada acorde a su trabajo. Enna, Fanny, Priscila y Jimena por lo mismo crecieron sabiendo que debían estar siempre bien vestidas y a la moda, ya que era parte importante de su imagen tanto para obtener un buen trabajo, como para que la sociedad las viera como unas hermosas damas.
Luciano y Amara amaban a su familia, pero tener cuatro hijas no era fácil y menos porque al no tener un hogar propio tuvieron que endeudarse con la casa donde actualmente vivían y abonaban la mitad de sus sueldos, por lo que por los siguientes 10 años estarían endeudados pagando esa propiedad, ya que la habían sacado a quince años y llevaban 5 hasta ese momento.
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Updated 37 Episodes
Comments
RINA DEL CARMEN ROJAS
En esta novela, muestras la realidad de muchas familias , más cuando hay más de un hijo.
2024-11-06
1
Mabel Figueroa
me interesa la vida de muchos vivimos los mismo.
2024-07-23
2
esterlaveglia
de momento muy interesante historia... gracias autora 🙏👍
2024-04-06
2