Nuevo comienzo

"Ahora que todo se ha arreglado, es posible que me den una rama de olivo".

Comenté, pero aun así tenía dudas.

Tenía dudas de como avanzaría mi vida de ahora en adelante.

John miró a Mireya.

Asintió y en su mente empezó a idear cosas para poder ayudarla.

Su plan es que los dos se vieran más seguidos para que pueda volver a resurgir el amor después de arreglar su relación.

Al menos así es como iba el plan.

"¿Tú que harás?".

"¿Regresarás al ducado?".

Pregunté a John que negó.

"Puedo hacerlo desde aquí".

"Me quedaré un poco más en la capital".

Respondió tomando su copa de vino.

Asentí con la cabeza, no había tanta incomodidad, pero tampoco había mucho que decir.

"Gracias por cuidar de mí".

Le dije al terminar la cena.

"Mañana a primera hora me iré al condado".

Me despedí.

"Lamento todo lo que ha ocurrido".

Él se disculpó.

"Pude haberlo hecho mejor y sé que esto es la consecuencia".

"Realmente lo lamento".

Después de eso se fue.

Mis lágrimas al verlo irse se hicieron presentes, los dos hemos pasado por mucho.

Camine en el sentido contrario de dónde él se había ido.

Al otro día muy temprano tal como había dicho me prepare con mis dos maletas para ir al condado.

John no estaba en ningún lado.

Aunque me dio un carruaje para que pudiera moverme hacia mi destino.

Marla y Sally subieron las cosas y nos preparamos para irnos.

Justo cuando subía escuché.

"Mireya, espera".

Dijo John y volteé a verlo.

"Esto es para ti".

Señaló una bolsa y una caja que traía el mayordomo.

"Velo más adelante".

"No es una despedida, te veré luego".

Dijo John.

Aunque se veía ansioso me tendió las cosas.

Las tomé.

"Gracias, nos vemos".

Al salir de la mansión fue cuando me di cuenta de que todos los empleados estaban presentes.

Absolutamente todos.

"..."

El carruaje empezó a avanzar.

Sally me observó y a punto de decir algo Marla negó con la cabeza.

Pensando en mi mente solo podía despedirme del ducado.

Pesadamente, no pude hacer algo más.

Llegando al condado Narciso, faltaba personal así como un nuevo mayordomo.

"Esto será difícil".

Murmuró Marla.

"Vamos, podemos lograrlo".

Dije al verla.

"Si".

"¿Cómo te puedo ayudar?".

Pregunto Marla.

"Sally y tú serán mis ayudantes directas si es que gustas ayudarme".

Dije a Marla.

"También te recompensaré, pero primero es poder salvar este lugar".

Dije y ella asintió.

"No te ayude por algo en especial, solo quise hacerlo".

"Pero tampoco puedo evitar estar en un lugar tranquilo incluso como empleada, ganaría más que hacer hilos".

Con una sonrisa me dijo.

Sally negó con la cabeza.

"Bien, primero veamos el estado".

Había visto los documentos del condado en la noche, así que sabía que esto sería complicado.

"Creo que lo primordial es buscar un mayordomo".

Asentí con la cabeza, pero ¿podemos pagar uno?.

Fue cuando abrí la caja.

Aunque había regalos de lejos vi una bolsa.

A lado de la bolsa había un documento.

Los papeles del divorcio.

Sentí tristeza al verlos, pero cuando me di cuenta el duque había puesto una cantidad absurda como compensación de esos cinco años de casados.

No pude evitar reír amargamente.

"Tonto".

Murmure y vi a Sally.

"Ve por el mayordomo".

Sally que miró la bolsa jadeo.

Todas las monedas de oro en una bolsa que parecía demasiado grande.

Fue cuando vi que era una bolsa dimensional.

Son escasas las que existen en el país y comúnmente se usa para transportar cosas y las poseen solo la alta sociedad.

"Tenemos que invertir".

"Hacer que este lugar prospere".

Dije mirando a los alrededores.

Marla asintió.

"¿Qué se te ocurre hacer?".

Pregunto y sonreí.

"Mi familia se dedica a comercializar mármol".

"Primero tenemos que ver si es que las minas aún están en el condado".

Dije mientras buscaba la manera de poder encontrar todo el papeleo.

Rara vez entraba en la oficina del conde.

Cuando dictaron la sentencia no sabía que pensar.

Ni siquiera me dolió al ver cómo se los llevaban.

Al contrario sentí un alivio.

Pensé que al menos me afectaría ver cómo el hombre que fue mi padre se iba pero no fue así.

Con tranquilidad empecé a ordenar la oficina cona ayuda de Marla.

......................

Seis meses después.

"Condesa".

Escuché una voz.

Iba en un carruaje después de ver a la constructora que estaba planeando formar.

Al voltear miré a Alonso Aquilegia.

Alonso es un amigo de John, podría decir que su confidente.

El estaba en ese banquete.

"Saludos marqués Aquilegia".

El un hombre de cabello café casi rojizo y sus ojos cafés claros.

"¿Cómo se encuentra?".

Pregunto mientras se acercaba.

"Me encuentro bien".

"¿Usted?".

No me cae bien.

Siempre he pensando que esté hombre es un hombre demasiado libre.

No pude evitar sentirme incómoda.

"Estoy bien, gracias".

"¿Ha terminado sus asuntos?".

pregunto.

El hombre que una vez se casó con una noble de su mismo rango.

Se divorciaron porque el dijo que la marquesa fue infiel.

Fue un divorcio demasiado extraño.

"No, me disculpo pero tengo cosas que hacer".

Me disculpé y me despedí.

"..."

El me observo con una mirada seria.

"Lamento haber interrumpido a la condesa".

El marqués se disculpo conforme a la etiqueta.

"No se preocupe, con su permiso y que tenga un buen día".

Me fui.

El carruaje estaba esperándome y subí sin dudarlo y avanzar hacia el condado.

El marqués miró como me iba.

Al regresar al condado suspiré aliviada.

En estos seis meses había hecho grandes avances al condado y ahora estaba volviéndose próspero.

"Saludos, maestra".

"El duque Adonis le ha enviado un ramo de flores de nuevo".

Narcisos.

La primera vez que envío Narcisos fue acompañada con una nota diciendo.

Por los nuevos comienzo.

Leí la nota de este ramo y decía.

-¿Gustas acompañarme al banquete imperial?-.

"Por favor".

Cuando escuché la voz detrás de mi.

"¡Ay!".

Brinque del susto que me dio.

"..."

El se rió con una risa traviesa.

Pero seguía con un regalo en sus manos.

"Serás".

Terminé suspirando.

Es como si hubiéramos vuelto a ser como antes de estar juntos.

Su mirada anhelante me observaba fijamente.

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