Visita

Llegó el momento de cenar y con la ayuda de Sally me preparé para ir al comedor.

Entre con vacilación al comedor donde él estaba de pie esperando.

"Linda".

Se acercó y saludo.

"Siempre te has visto hermosa, Mireya".

"Por aquí".

El mayordomo con una señal mando a los sirvientes para qué se prepararán a servir la cena.

Había flores por todos lados de la habitación del comedor.

Él también estaba más que arreglado para cenar.

No sé podía negar que él es un hombre guapo.

"He pedido tu comida favorita, pero si tienes un problema no dudes en decirlo, haré que te preparen lo que tú quieras".

Si mirada parecía decidida y tenía unos ojos brillantes.

"¿Qué intenta hacer el duque?".

Pregunté.

"Enamorarte".

Dijo sin vacilar.

"He cometido un fatal error y arruiné todo".

"Pero intento hacer que vuelvas a verme".

Hice un gesto incomprendido.

"¿Estás aprovechando la oportunidad, ya que no te recuerdo?".

Pregunte.

"Si me aprovechará de eso te hubiera arrinconado para convencerte".

Dijo.

"Ni siquiera te hubiera dejado sola en esa habitación forzándote, pero jamás lo haría".

"Intento llevar todo lento y te mostré todo lo que pasó".

"No puedo tapar todo el problema y no lo haré, así que quiero que veas que estoy haciendo todo lo posible para ganarme tu perdón".

"Ganarme una oportunidad donde los dos busquemos la forma de solucionar esto".

Asentí, le creía.

Este es su territorio y puede hacer lo que quiera y nadie diría nada.

Pero no ha hecho algo que me incomode.

La cena llegó y probé el platillo.

"¡!".

Abrí los ojos en par.

"Delicioso".

No pude evitar sonreír.

Aunque la cena era increíble desde que llegué, no había probado este platillo en particular.

Él también sonrió.

"Pruébalo con eso, así solías comerlo".

Tomé el bocado y ... También fue sorprendente.

No pude evitar llevarme la mano a la cara.

"Me alegra que te guste".

Él me observaba como comía ignorando su comida.

"Hay dos cosas que me han gustado mucho en todo este tiempo".

"La sopa que ha hecho Marla y este platillo".

La sopa que hacia ella es deliciosa, pero cuando intenté recrearlo solo me quedo amargo y salado.

"Come también esto".

Señaló otro platillo y volví a probarlo.

La cena fue más de descubrir sabores.

Fue una cena demasiado divertida.

......................

Al otro día salimos hacia el condado.

Sally y Marla se quedaron en la mansión mientras en el carruaje íbamos el duque y yo con varios caballeros del duque.

Al llegar al lugar me mareé.

"¿Estás bien?".

Pregunto con preocupación.

"Sí, creo que si".

El lugar era extrañamente familiar.

Pero por alguna razón dudé en entrar.

Cómo si hubiera una barrera frente a mí.

"Podemos no entrar si no te sientes bien".

Dijo pero negué.

Tenía que entrar aunque me sentía extraña.

Al llegar a la entrada un hombre apareció.

"Mireya, estás viva".

"Estoy tan aliviado que estás viva, hija mía".

Retrocedí un paso y el duque se colocó frente a mí.

"Retroceda conde".

Dijo con voz autoritaria.

"Duque, mí hija ha regresado es normal que quiera saludarla".

Con el ceño fruncido negó con la cabeza.

"Déjanos un momento".

Replicó el duque.

El conde se quedó en blanco.

Miró a Mireya que parecía asustada.

Se había enterado de que regreso y ahora tenía que convencerla para qué perdonará a su madrastra y su hermana.

"Les daré un poco de tiempo, pero Miry por favor hablemos".

Dijo el conde haciendo una ligera sonrisa cálida hacia su hija.

"..."

"Ya se fue".

Dijo el duque mientras veía que el conde se había ido.

"... Si".

Dije, no me sentía cómoda estando en este lugar.

Menos al ver a ese hombre frente a mí.

Me sentí abrumada.

Algo en mí dice vete de este lugar.

Fue cuando el duque se dirigió al mayordomo que estaba frente a él.

"El conde una vez dijo que la habitación de Mireya estaba intacta, así que guiamos".

La expresión del mayordomo se quedó en blanco.

Levemente, el mayordomo asintió y empezó a dirigir el camino, sin embargo, tenía un conflicto.

Cuando llegó a la que fue la habitación el duque la abrió sin más.

Yo seguí al duque mientras entraba a la habitación, pero el duque tenía el ceño fruncido.

"Esta no es la habitación de Mireya".

"... Está es la habitación de la dama".

Dijo el mayordomo con una mueca escondida.

Al entrar a la habitación, solo era una habitación normal.

No había nada.

Así como la habitación de Marla, una habitación de invitados.

El duque miraba con ceño fruncido al mayordomo.

Esta fue la habitación de Mireya.

"La señorita en ese entonces se llevó todas sus pertenencias así que la habitación quedó vacía".

"Ya veo, el conde decía que tenía la habitación de Mireya con todas sus pertenencias de niña, pero al parecer mintió".

"Si mintió en eso, ¿en qué más?".

"Es posible que esté en el plan de su esposa e hija".

El duque murmuró miró a Mireya que miraba a sus alrededores con curiosidad.

Yo miraba a los alrededores de la habitación sin mucha importancia.

Me sentía algo extraña.

Cuando miré a todos lados fue cuando el leve recuerdo de algo paso frente a mis ojos.

El momento en que una cajita se guardaba debajo de la cama.

Al acercarme a la cama me tiré en el piso.

"¿Mireya?".

Pregunto el duque también agachándose para observar.

"¿Qué es?".

Con voz cálida pregunto y miró algo atorado debajo de la cama.

"Deja lo saco".

Dijo estirando sus manos hacia la caja.

Fue entonces que una caja salió.

"¿Qué es esto?".

Pregunto el duque pero negué.

"Solo se que lo metí ahí pero nada más".

Dije al ver la caja y el duque la abrio.

Fue cuando un cuadro de una mujer parecida a Mireya estaba dentro.

"Tu madre".

Dijo al ver el parecido.

Había lágrimas en mis ojos.

El mayordomo que no entendía como eso estaba debajo de la cama se sorprendió.

No dijo nada, pero tenía una mirada de incomodidad.

Fue cuando el conde de nuevo apareció frente a nosotros.

Se acercó a ver el cuadro y se sorprendió, cuando se casó su esposa fue quien mando a quitar todas las pertenencias de su anterior esposa y ese retrato fue el primero que se desechó ya que estaba en su despacho.

Nunca espero que Mireya la tuviera escondida en el lugar.

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