Ella

Al seguir caminando me quedé pensando ¿Cómo soluciono esto?.

Pero fue cuando varias personas aparecieron de repente.

Sin poder reaccionar sentí que caía de nuevo y todo se volvió oscuro.

Cuando volví a abrir los ojos observé que iba dentro de un carruaje.

El carruaje avanzaba y habían al menos cinco hombres.

“Tenemos que matarla donde nadie la pueda encontrar”.

Dijo uno de los hombres.

Sentí que tenía que huir del lugar, pero estaba amarrada de las manos y estaba amordazada.

“Iremos al río del acantilado y ahí es donde la acabaremos”.

Dijo uno de los hombres con ojos lujuriosos.

“Además antes de cumplir con la orden podemos jugar un rato con ella, está buena”.

Cerré los ojos esperando que no notarán que estaba despierta.

Ellos siguieron hablando mientras yo escuchaba sus planes.

‘Tengo, tengo que salir de este lugar’.

Por fin quería llorar.

Llorar del dolor de todo esto.

Había sido juzgada por algo que no había hecho.

Había perdido todo, a su padre y a su esposo.

Ya había muerto su madre hace mucho tiempo y solo se había quedado con su padre.

Los dos estaban unidos, los dos habían sido cercanos pero un día se casó de nuevo.

Tuvo una hija y fui desplazada.

Pero su padre nunca había sido cruel, solo fue algo indiferente.

Pero cuando se casó él volvió a hablarle hasta que hicieron una relación de padre e hija y volvió a sentirse apoyada por parte de él.

‘John, sálvame’.

Su esposo el hombre que siempre había amado, el amor que había prevalecido desde la academia.

Aunque nunca fue tan buena en la magia como él y era torpe él siempre le sonrió.

Siempre le dio cariño y le proclamó estar junto a ella hasta el final.

Ahora todo había acabado.

Las lágrimas salieron de mis ojos cerrados.

Quería despertar de esta pesadilla donde despertaria en la cama viendo a su esposo a un lado de ella como siempre.

Él le sonreía con tanta alegría y diría.

“Buenos días mi linda esposa”.

Cada día me decía dulces palabras que eran miel y me hacían sentir volando de alegría.

Con esos pensamientos fue cuando se dio cuenta que el carruaje bajaba de velocidad.

Aunque seguía con lágrimas en mis ojos ahora no podía hacer nada más que intentar salvarme.

Esos sujetos querían hacerle tantas cosas.

Para poder ir y mostrar su inocencia tenía que salir de esta primero.

El carruaje se detuvo de repente y uno de los sujetos me jalo para sacarme de la carreta.

Mis pies estaban liberados así que cuando sentí el piso lance una patada como si llegara al hombre.

El hombre sintió la punta de un zapato normal, ya que había cambiado mi atuendo en la boutique.

Con un dolor en la entrepierna el hombre cayó y después empecé a correr.

“¡Vayan por ella!”.

Grito jadeando de dolor.

Los otros hombres corrieron tras de mí.

‘Maldición, maldición’.

Desde la mañana supo que iba algo mal, pero todo lo que le había pasado.

Las lágrimas seguían cayendo mientras seguía corriendo con la mordaza y con las manos atadas.

Si caía al piso sabía que la atraparían sin dudarlo.

Con tantas fuerzas corrió y cuando menos lo noto el borde llegó.

El borde hacia aquel acantilado.

“¡!”.

Cai sin poder detenerme por la adrenalina.

‘Ah’.

El sentimiento amargado seguía y solo cerré los ojos para ese final.

El río del acantilado fue lo último que vi.

Los hombres que se detuvieron antes de caer vieron que no había nada que hacer.

“Regresemos, misión completa”.

La misión estaba hecha y ella jamás regresaría.

......................

En el ducado Jonathan estaba preparando los papeles de divorcio.

“¿Le dejara algo?”.

Preguntó el mayordomo que veía el documento del divorcio.

“Si, al menos es algo para que pueda vivir tranquilamente”.

“Maestro”.

El mayordomo pensó que era innecesario.

“Solo esto haré por ella y jamás la veré de nuevo”.

Dijo aún pesadamente.

“Manda un mensaje al condado y dígales que ella debe de firmar”.

El mayordomo asintió y fue hacer el encargo.

Después de dos días el documento fue entregado en la oficina del registro civil.

Una semana pasó y aún no tenía respuestas acerca de la finalización del divorcio.

El mayordomo se acercó a su maestro y le dijo.

“Maestro, en el condado no la han visto”.

“...”

John que quien sabe cuantas botellas se había acabado miró con el ceño fruncido al mayordomo.

“Si vi que el hombre del condado se la llevó”.

Respondió, pensando que ella estaría en el condado ya que fue arrastrada por la gente del condado.

“Nadie en el condado la ha visto y en la mansión del conde nadie habla de ella”.

“Es posible que ella se haya ido con ese hombre”.

Con esas palabras su maestro hizo una expresión dolorosa.

“Pon una noticia en el periodico y que diga, firma el divorcio y después puedes seguir con tu vida de libertad”.

Con eso el mayordomo solo salió para hacer de nuevo su encargo.

La única forma de buscarla es con el periodico.

Pero no hubo respuestas.

La persona que apareció de repente no fue ella si no su media hermana.

Tania Narciso.

“Duque, lamento informar que mi hermana no se presentara, ella está tan envuelta con ese tipo que ni siquiera se comunica para que sepamos que está bien”.

Las palabras fueron al duque que la miro con ojos fríos.

El duque tenía un aura muy aterradora.

Tania no pudo evitar tragar en seco al verlo de esa forma.

Sin poder decir más, el duque hizo un gesto como si ella fuera repulsiva.

“Lamento lo que ocurrió con mi hermana”.

“Me disculpo a nombre de ella”.

“Mi familia está más que enojada que incluso fue desheredada, tal vez cuando se enteró fue la razón por la que no ha llegado al condado”.

“Aun así mi padre ha dicho que si se aparece será llevaba a un convento para que no genere más dolor y pueda aprender a redimirse”.

“Aun así lamento el hecho que ella lo haya lastimado”.

Con esas palabras hizo una reverencia y empezó a retirarse y volteo levemente para decir algo más.

“Vendré a ver la condición del duque si no es problema, quisiera ver que se recupere después de todo esto y espero que sepa que lo apoyamos en las decisiones que tome contra mi hermana”.

Con eso se fue.

Él miró a la mujer.

Esa sensación de que algo va mal se hizo presente pero lo ignoro.

Últimamente no estaba bien.

Mentalmente estaba cansado y sin ganas de nada, pero tenía que volver a seguir.

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