Un día de playa

Ese día que llegamos no hicimos más que descansar, ya que al día siguiente habían planeado ir a bañarse a la playa, idea que por cierto odiaba.

Al día siguiente mis padres despertaron primero y luego nos despertaron a Ellie, Lucas y yo. Aún en pijama, que consistía de una polera muy holgada, que mostraba mi hombro, y unos shorts, salí a tomar desayuno con mi familia en el comedor, sentándome aún somnoliento.

-¿Cómo durmieron?- Preguntó mamá, animada como siempre.

-Bien, las camas son súper cómodas, dormí como un bebé.- Dijo Ellie a lo que Lucas reafirmo lo que ella decía, asintiendo.

-Dormí bien.- Dije sin más, bostezando porque aún tenía sueño.

Mientras desayunábamos me sentí observado por nadie más ni nadie menos que Lucas. No entendía por qué me miraba, era así siempre, pero pronto lo entendí cuando me levanté de la mesa a buscar un poco de jugo, me estaba mirando de pies a cabeza, sobre todo mi hombro y mis muslos descubiertos.

-Hoy iremos a la playa Einar, así que ponte un traje de baño.- Me dijo Ellie.

-Ni que me fuera a meter al agua.- Dije con pereza.

-Si no te metes, te tiraré agua de mar con un balde.- Mi hermana frunció el ceño.

-Okay, okay, ya entendí.- Levanté ambos brazos, rendido.

Increíblemente y para nada predecible, mi vestuario para ese día de playa era sandalias negras, unos shorts de traje de baño negros y una guayabera colorida que me había regalado mi hermana. Ya en la playa ayudé a instalar la sombrilla y sillas que habíamos arrendado y apenas estuvo listo, me refugié en la sombra mirando como Ellie y Lucas se alejaban hacia el mar. Sentí un poco de celos y no sabía el porqué, tal vez porque parecían divertirse y en cambio yo estaba ahí, sentado en la sombra odiando al mundo. Seguía mirándolos con atención hasta que noté que Lucas quitaba su camiseta para meterse luego al mar. No iba a mentirme, el cuerpo de ese hombre estaba bien formado, era atractivo, tenía la cantidad de músculos perfecta, una piel perfecta, se veía sexy en traje de baño y sus pectorales eran tan sensuales que incluso tuve el pensamiento fugaz de querer hundirme en ellos, ¿pero qué era lo que estaba pasando? Estaba teniendo pensamientos lascivos sobre el novio de mi hermana, claramente estaba tocando un área prohibida en cuanto a pensamientos y debía alejarme pronto de ahí antes de que pasara algo más extraño por mi cabeza.

Me quedé mirándolos un rato más cuando noté que ambos se comenzaron a acercar a mí.

-¡Agárralo, amor!- Le dijo mi hermana a Lucas con una sonrisa maliciosa.

Lucas acató las órdenes de mi hermana y me sacó de la silla, tomándome en brazos. Yo patalée para zafarme, pero Lucas era mucho más fuerte que yo, así que comenzaron a acercarse al mar conmigo, dejando caer mis sandalias en la arena.

-¡Suéltame, Lucas!- Reclamé, suplicando que me bajara.

-Lo siento Einar, órdenes son órdenes.- Lucas me sonrió, parecía disfrutar también la situación y yo sólo quería golpearlo.

-¡Jódete, puto alfa!- Seguí quejándome.

Lucas comenzó a meterse al agua conmigo en brazos, un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando el agua tocó mis pies y el alfa me soltó. Justo vino una ola y me empapó completamente, ahora tenía la camisa toda mojada así que la quité y la lancé a la orilla. Juraba que en el momento que dejé mi torso descubierto, los ojos de Lucas parecieron devorarme, pero no le di mayor importancia y me dediqué a lo que debía, vengarme de mi hermana lanzándole agua hasta no poder más.

Luego de un par de minutos me rendí y salí del agua, recogiendo mi camisa y sandalias, regresando donde mis padres, y ya lejos le levanté el dedo del medio a mi hermana y a Lucas, definitivamente me vengaría.

Ya se nos había hecho tarde así que decidimos regresar al apartamento donde nos hospedábamos, y sin siquiera avisar, fui el primero en ir a ducharme, total habían dos baños. Sentía mi pelo asqueroso con el agua de mar y mi cuerpo lleno de arena.

Salí de la ducha con una toalla envolviendo mi cintura, y mientras me dirigía a mi cuarto, Lucas me detuvo.

-Te quemaste tus hombros.- Dijo Lucas con una expresión de preocupación.

-Ah sí, un poco... tal vez me eché poco bloqueador.- Dije sin darle importancia.-

-Es que tu piel es muy blanca, como la de Ellie, por eso se vuelven tomates cuando se exponen al sol.- Rió despacio y sin previo aviso, untó una loción para quemaduras de sol en mis hombros. -Por suerte traje esto, pensé que les podría pasar algo así.-

-Ah... gracias.- Dejé que pusiera esa loción, pero apenas terminó, me fui a mi cuarto, cerrando la puerta para poder vestirme en paz.

Una vez vestido me recosté en mi cama y comencé a pensar en todo lo que había pasado durante el día y en que había tenido demasiado contacto físico con Lucas, digo, cuando me tomó en brazos casi que podía enterrar mi rostro en su pecho, era extraño todo eso ya que no disfrutaba el contacto fisico, pero en este caso no me molestaba, hasta me hacía algo de ilusión, de nuevo comenzaba a tener esos pensamientos peligrosos.

Luego mi madre nos llamó a todos a cenar, no era una cena tan sofisticada como las que hacíamos en casa pero estuvo rico todo, aunque me mantuve callado y en todo momento evité hacer contacto visual con Lucas, pero él parecía no poder dejar de mirarme, o al menos así lo sentí, su mirada era tan obvia para mí, demasiado penetrante diría y sólo quería tirarle una rodaja de pan en la cara para que me dejara de ver y mejor le prestara atención a su novia.

Ya después de cenar, ayudé a lavar los platos y me largué de nuevo a encerrarme a mi cuarto, estaba cansado y quería intentar dormir, aparte parecía que me había dado algo de insolación pues sentía como si estuviera casi por tener fiebre.

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