Mientras Tu No Estabas. Dinastia Beaumont

Desconcierto

Karim la miró la había visto incluso antes de que se pusiera de pie, ver a Katherine Beaumont vestirse era fascinante, aunque a él solo se le antojaba desnudarla.

— Buenas tardes, dijo Alexos. Les presento a Karim Bakhur un gran amigo.

— Señor Beaumont dijo Karim estrechando la mano de Charles Beaumont, aunque ellos ya se conocian habían coincidido en un congreso. Luego a Henry y Chris. Luego se acercó a Kat y estiró su mano para saludarla — Señorita Beaumont es un placer volver a verla dijo el

— Gracias, bienvenido dijo Kat estrechando su mano.

— Papá, Karim defendió a Kat cuando Hiddistlon la atacó.

— Déjeme agradecerle por defender a mi princesa dijo Charles Beaumont.

— No tiene nada que agradecer, solo hice lo correcto dijo Karim.

Kat lo miró y aunque no estaba seguro porque no podía ver sus ojos estaba segura de que la estaba mirando se sentía incómoda.

— Matt vamos a jugar a la playa dijo Kat poniéndose de pie. Su hermano salió de la piscina y fue junto a ella.

Necesitaba alejarse de ahí, Karim la ponía nerviosa. Se maldijo una y otra vez ¿Por qué había jugado con él?. Entonces fue cuando pensó en el beso. El recuerdo de su estúpida rendición fue como una bofetada. Había permitido que la besara, no había hecho nada para evitarlo. Y, lo que era todavía peor, había disfrutado del momento. Un beso no era nada, pero Karim besaba tan bien... sus besos eran tan perversamente eróticos que deberían ser embotellados y vendidos al precio del petróleo, ese hombre era demásiado peligroso.

En varias oportunidades Karim miró hacia la playa, veía a Katherine correr con su pequeño hermano y se escuchaban las risas.

— Me quedaré en un hotel dijo Karim respondiendo a una pregunta de Alexos.

— Puede quedarse aquí con nosotros hay mucho espacio y me gustaría corresponder en algo a su amabilidad con mi hija.

— Aceptaré su oferta solo serán a lo sumo dos noches mi yate estará aquí para entonces dijo Karim.

Esa idea le gustaba abordar a Katherine Beaumont era más fácil si estaban bajo el mismo techo, aunque obviamente no se la llevaría a la cama bajo el mismo techo donde se encontraba su padre.

Katherine regreso junto a su hermano ya comenzaba a atardecer Karim se preguntó por qué parecía tan nerviosa y por qué guardaba tanto las distancias con él. No, aquella no iba a ser una de esas mujeres que intentaban acercarse a él atraídas por su dinero y por su poder. Estaba acostumbrado a provocar reacciones en el sexo contrario: deseo, celos, codicia, ira, interés, pero no nervios. Además, su comportamiento era muy diferente a la mujer que se había subido a su auto.

— Me ocuparé de ordenar la cena dijo Natalie.

— Voy contigo, vamos Matt debes ir a ducharte dijo Kat siguiendo a su hermana.

Kat se encontraba en la cocina junto a su hermana cuando Karim ingresó.

— Habrá un empleado que me muestre cuál es mi habitación dijo Karim sonriendo. Ella lo miró alarmada.

—Iré a ver a Matt dijo Kat, se dio vuelta estaba llegando a la puerta cuando Natalie habló.

— Kat hazme el favor le muestras la habitación tú sabes como está organizado y fíjate que tenga todo lo necesario, las empleadas están con mucho trabajo seremos muchos esta noche.

— Sí, claro es por aquí señor Bakhur dijo ella mirándolo. Karim la seguía de cerca lo estaba disfrutando mientras caminaba detrás de ella observando el movimiento de su cadera

— Habla conmigo, habibati dijo Karim, ella giró y lo miró, lo cual fue un error porque sus miradas se encontraron. —Quiero volver a verte –le dijo en tono neutro, sin una pizca de amabilidad ni humildad en él.

–¡No! –replicó ella.

–¿Eso es todo lo que vas a decirme? habibati –protestó Karim, indignado por su actitud, fulminándola con la mirada.

–Sí, eso es todo. No me interesas –le contestó ella.

–Mentirosa –la contradijo él en tono de burla.

Ella lo miró, se dio vuelta y siguió caminando abrió la puerta de la habitación y se corrió para que él pasara, ella no pensaba entrar. — Mmm, la cama no tiene sábanas y seguramente no hay toallas dijo él.

Kat ingresó a la habitación y busco las toallas.

Cuando se giró lo tenía pegado a ella.

—Quiero besarte, habibati –le dijo entre dientes.

—No... De eso nada –respondió con el corazón acelerado–.

–No suelo pedir permiso antes de besar a una mujer –replicó él con frialdad– pero deberías tener más cuidado.

–¿Cómo? –preguntó ella–. ¿Qué quieres decir?

–Que es evidente que te sientes atraída por mí –le dijo Karim con voz firme–. Me he dado cuenta... Eres una mujer muy bella.

— Te equivocas no me agradas, solo te estaba insitando por fastidiar

Karim se quedó asombrado por la respuesta de aquella mujer. Conocía a las mujeres, las conocía lo suficientemente bien como para saber cuándo podía lanzarse. ¿A qué demonios estaba jugando ella? ¿Pensaría que iba a desearla más si guardaba las distancias? Juró en Árabe, todavía sorprendido por lo ocurrido. Era absurdo, impensable, imposible. Era la primera vez que lo rechazaban y jugaban con él.