Flashes

Kiara después de estar un rato bailando por todo el salón mientras sonreía, le dijo a Nina que debían subir a prepararse para ir al palacio del príncipe Su Ming, su nuevo hogar.

Nina quiso ayudar a su princesa con las maletas, pero ella solo le dijo que se ocupe de las suyas, que si necesitaba ayuda la llamaría. Comenzó a guardar sus cosas, algunos vestidos y objetos personales. Después recordó algo...

- la daga- dijo y fue a buscarlo, ya que lo había guardado debajo de su cama envuelta en pañuelo.

Se agachó a buscarlo, lo encontró y estaba brillando igual que la noche anterior. En ese momento se le vino a la cabeza ese sueño, y se sentó en la cama con la daga en mano.

- son varias veces las que he soñado con las mismas personas, ¿qué significa?- Habló para sí misma.

- mamá, madre- pareció escuchar, pero no había nadie más en la habitación, solo ella.

- te estaré esperando, no me olvides- imágenes de aquel albino hablándole.

- lo cree para ti con mi propia sangre, todas estas flores rojas son tuyas para que me recuerdes cada vez que veas una.

Kiara se agarró la cabeza, todo estaba pasando muy rápido en su cabeza como recuerdos.

- Lelhiel, te seguiré en cada vida.

- tenemos que enfrentar a mi padre directamente cuando terminemos esta vida.

Kiara cayó de rodillas, todo estaba pasando demasiado rápido y todo estaba confuso. Respiró de forma agitada y trató de centrarse en una imagen a la vez. Después de estar un poco más relajada dijo...

- Lelhiel, ¿quién es Lelhiel?- Murmuró.

- tú hija mía, tú eres Lelhiel-... La misma voz que escuchó antes de su reencarnación en ese mundo le estaba hablando.

- dime, ¿qué sucede?, necesito saber o me volveré loca-. Habló ella.

- hija, tus seres queridos están en peligro y te están esperando. Tienes que completar esta misión que te fue asignada y todos tus recuerdos regresarán a tí. Tienes cinco años para hacerlo, porque tienes que volver antes de que la guerra empiece.

-¿qué guerra? ¿De qué estás hablando?- Preguntó Kiara y solo obtuvo silencio. La voz se había ido.

- carajo... ¡¡que desastre!! tengo este lío en la cabeza y, ¿ahora tengo el tiempo limitado para terminar con toda esta mierda aquí?- Suspiró y buscó un poco de agua para tratar de aclarar su cabeza. Luego de un rato, volvió su mirada a la daga que estaba en su cama y la agarró.

- ¡parece que eres muy especial Señor daga-. Dijo acariciándolo-... tengo que guardarte en un lugar seguro y en dónde nadie pueda encontrarte-, volvió a decir.

La tumba familiar de la familia Hai nadie podrá encontrarte ahí-, dijo kiara sonriendo.

- me estoy volviendo loca, estoy hablándole a una daga-. Suspiró y miró por la ventana y murmuró -después de que todo esto haya terminado, por lo menos espero tener una buena recompensa y tiempo suficiente para descansar, y vivir bien en el cielo o en el infierno. Si es que existen-.

Volvió a envolver la daga y esta vez lo puso entre su ropa, ya que planeaba ir a guardarlo en la tumba familiar.

- preparó todas sus cosas, cuando estaba por agarrarlo para salir de la habitación se acordó de algo...

- César, ese sueño no pudo haber sido solo un sueño... si no deduzco mal, ese bastardo está aquí, también renació... Es algo que necesito averiguar. Pero la historia en si ya se fue al traste, todo cambió desde que llegué a este lugar, por lo que basarme en el carácter de los personajes para averiguar quién cambió su forma de ser, queda descartado. Tendré que encontrar otra manera para poder averiguar sobre eso-, se dijo a sí misma.

Kiara agarró sus cosas y bajó encontrando a Nina esperando con los sirvientes que llevarían las maletas.

- quedan otras tres arriba. Por favor, busquen las maletas-, y señalando la que tenía en la mano dijo-, este lo llevaré yo personalmente. Así que no se preocupen.

Los sirvientes subieron y bajaron con las maletas y así se fueron rumbo al palacio del príncipe Su Ming.

Después de un trayecto no muy largo, llegaron. Y entrando en el palacio se encontraron con todas las concubinas del príncipe con la cabeza inclinada frente a la emperatriz que se encontraba sentada bebiendo un poco de té. La emperatriz al ver a Kiara se levanta y va a agarrar las manos de Kiara.

- hija mía, bienvenida. Le estaba comentando a las concubinas que desde hoy estás a cargo del palacio de mi hijo.

- madre-, dijo Kiara entendiendo lo que la emperatriz estaba haciendo, -No la decepcionaré- agregó con una sonrisa.

La emperatriz despidió a las concubinas y cada una volvió a su residencia ... Y una vez a solas con Kiara, la emperatriz dijo;

- a partir de ahora todo dependerá de ti. Ya vieron que tienes mi apoyo... Lo pensaran dos veces antes de hacer algo a partir de ahora... Pero, ahora te toca a tí moverte y sacarlas de la vida de tu marido... No me decepciones.

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