Emperatriz

La fiesta de té siguió, pero Kiara no había tocado nada de la mesa. Ella se limitó a devolver cada indirecta que recibía de aquellas arpías, principalmente de las concubinas del príncipe Su Ming. Por su parte, Rina estaba molesta, mentalmente se repetía a sí misma una y otra vez que debía calmarse, debía hacerlo porque el trono de la emperatriz valía la pena.

Kiara se dió cuenta de que hasta ahora habían sólo tres concubinas aparte de Rina... - faltan cinco, aunque todo en la historia cambió, estas tres fueron las que llegaron primero...- pensó mientras usaba su abanico para darse golpecitos en la nariz en forma de entretenimiento mientras pensaba.

Una de las mujeres presentes que estaba probando el té que se ofrecía en aquella fiesta, se percató de que Kiara no estaba comiendo ni bebiendo nada... así que preguntó;

- princesa, ¿acaso nada de lo que hay en la mesa es de su agrado?

Con una sonrisa fingida, ella respondió; - definitivamente todo se ve delicioso, pero mi padre me mandó unos dulces que no pude evitar probar antes de venir. Probaré las delicias que ofrece la primera concubina en otra ocasión.

Otra dama presente que se encontraba sentada frente a Kiara, bajó la taza de té, y preguntó;

- princesa, ¿cómo le está yendo con su esposo? Imagino que deben estar disfrutando de su reciente matrimonio, o ¿no es así?- lo dijo en un tono de burla y ahogando una sonrisita, ya que era de conocimiento público los acontecimientos durante la boda.

- oh, usted es la hermana de la concubina Rina, ¿no es así?

- así es princesa- respondió ella con orgullo.

- ya veo, entonces debe saber muy bien que la noche de bodas de mi aparente marido fue entre las piernas de su hermana, ¿no es así? Creo que todos aquí saben lo que pasó durante la recepción de mi boda... Mi ahora esposo presentó a su amante. Por cierto,- dijo ahora mirando a la concubina Rina...

- concubina Rina, ¿qué se siente ser la amante de un príncipe? Me da curiosidad saber si se siente orgullosa, feliz, plena... ¿Puede hablarnos de eso?

Rina sabía perfectamente que ella solo estaba presumiendo de su estatus de esposa legal ante ella, para dejarla como la amante que se metió en una relación.

Por un momento Rina no supo que decir hasta que recordó haber escuchado lo enamorada que estaba Kiara Hai del príncipe Su Ming, y presumir de las visitas del príncipe seguramente la haría llorar.

- el príncipe es un hombre amable que sabe amar, es atento y procura pasar su tiempo libre conmigo, no puedo quejarme ... hace que me sienta feliz cada día. Disfruto de su atención y compañía más que ciertas personas con estatus. Al final el estatus no sirve para nada cuando hay amor verdadero. - Respondió Rina tímidamente mientras llevaba de nuevo su taza de té a los labios y mirando de reojo a Kiara.

Todas entendían lo que ésta decía y se escucharon risitas. Ella estaba presumiendo de la atención del príncipe, cosa que la princesa cómo esposa legal no tenía.

Kiara solo sonrió, era evidente el veneno disfrazado de amor que estaba tirando Rina.

- ya veo, me alegro que mi marido tenga a alguien dispuesta a abrirle las piernas en todo momento. Está cumpliendo bien con su trabajo, concubina Rina. Espero que le enseñe bien a las otras concubinas, así sirven bien a mi marido.

Todas en la mesa se dieron cuenta de a lo que se refería la princesa, así que solo miraron para otro lado evitando reír. Pero la hermana de Rina no pudo más y tiró su veneno directamente...

- ¿de qué sirve ser la esposa principal si no puede siquiera complacer a su esposo? Debe sentirse patética al no recibir ni una mirada de la persona que ama princesa...- Dijo con toda intención de hacer sentir mal a Kiara, presumiendo de la atención que el príncipe le daba a su hermana Rina.

Por su parte Kiara solo sonríe y con una mirada afilada le contestó...

- ¿y de qué sirve abrirle las piernas? Al final todo a lo que pueden aspirar es ser una más dentro de un harén que solo sirven para eso, abrir las piernas para alguien que solo busca un agujero donde meter el palito - dicho eso, se levanta y con una sonrisa mira a las concubinas...

- queridas, espero que entretengan bien a mi marido. Así, yo puedo estar tranquila en mi residencia, disfrutando de mi tranquilidad y de los beneficios que tengo como princesa. Mientras, pueden seguir compartiendo entre ustedes el amor del príncipe. Yo no lo necesito...- Dijo esto con una sonrisa sarcástica...- Me retiro primero, que tengan un buen día, Señoras.

Kiara salió del lugar con la cabeza en alto, como toda una princesa... Mientras, ella iba pensando - creo que debería matarlas... así todo termina más rápido - no, mejor no... Es mejor esperar a que se muevan ... Dudo que se queden quietas después de esto - volvió a pensar.

- qué fastidio, debería solo cortar la cabeza de la serpiente...- murmuró en voz baja, pero alguien la escuchó.

- ¿de qué serpiente estás hablando?- Preguntó una voz...

Kiara se dió la vuelta para ver de quién se trataba y era la emperatriz que venía saliendo del jardín del palacio de su hijo Su Ming.

Kiara la reconoció e inmediatamente hace un gesto de inclinación para saludar a la madre del imperio...

- saludos a la emperatriz, luna del imperio - dijo inclinada frente a ella.

La emperatriz se acercó a ella, e hizo una señal para que Kiara se levantara.

- ahora dime, ¿qué estabas murmurando? ¿Te pasó algo? ¿Algo te molesta?- Volvió a hablar la emperatriz mientras miraba fijamente a Kiara como queriendo saber lo que ella tenía en la cabeza.

- bueno, hoy entró una serpiente en mi residencia, lo capturaron y estoy pensando qué hacer con ella...- Dijo Kiara esperando que ella perdiera interés por lo que había escuchado.

- si tienes una serpiente en tu residencia, lo más prudente es deshacerse de ella antes de que te muerda...- Dijo la emperatriz con una sonrisa pasando al lado de ella y alejándose del lugar.

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