César

Cuando Jim terminó de confesarse a su hermana sobre su intervención en la historia que tenía que vivir Lelhiel, Jem solo le dió un abrazo y le dijo que estaba bien, ya que no intervino directamente, lo cuál si estaba prohibido.

Jim solo ofreció una parte de él, una sombra suya para alargar la vida del príncipe Jim Ming, y que fuera de ayuda para su madre, porque aparte de un poco de poder también le había dado sentimientos de cariño por su madre.

En otras palabras, el príncipe Jim crearía un sentimiento muy especial por Kiara, para así poder ayudarla en todo lo que ella necesite y protegerla si era necesario.

- hermano, ¿crees que ese bastardo esté enterado de quién es nuestra madre?

- si fue el abuelo quién ayudó a liberarlo, lo hizo para dañar a madre. Me preocupa que haya encontrado una manera de dañar de nuevo su alma...- admitió cabizbajo Jim

- deberíamos decirle esto a papá. Él sabrá qué hacer.

- ¿estás loca? De ninguna manera podemos hacer eso. ¿Sabes lo que nuestro padre haría si sabe de esto?

- iría a buscar a Lelhiel sin importar nada. Y eso sería malo, muy malo, ya que el castigo por interferir en la prueba de un Dios, es grave. Ya de por sí estamos en un momento complicado, no podemos permitirnos más problemas...- Habló alguien que había estado escuchando a los gemelos, era el hermano de la emperatriz.

-¡tío abuelo! - dijeron ambos gemelos sorprendidos al mismo tiempo.

- no mencionen nada de esto a nadie. Encontraré una manera de ayudar a Lelhiel, pero tenemos que mantener a Rajzhel enfocado en la situación que tenemos aquí...

Los gemelos asintieron al mismo tiempo. Ellos sabían que podían confiar en el tío abuelo como ellos lo llamaban.

El mundo de los dioses e inmortales estaba en un momento crítico, el caos parecía querer hacer presencia en cualquier momento, ya que el emperador había conseguido poner de su lado al clan de las sirenas. Mientras que seguía presionando a los demás. La posibilidad de que la guerra explote en cualquier momento era extremadamente grande.

El padre de Rajzhel , el emperador Kan estaba con su amante en el balcón de su palacio hablando. Ella lo abraza mientras pregunta; - ¿crees que funcionará haber liberado aquella alma? ¿Cómo supiste que una marioneta sin alma sería capaz de entrar al Inframundo sin ser detectado?

Si, ellos habían liberado a César, aquel demonio había creado una marioneta a pedido de Kan para entrar y liberar a César, con la condición de que elimine a Lelhiel. Kan hizo que César supiera que Kiara era Samantha, aquella mujer que prefirió explotar en pedazos con tal de matarlo, por lo que deseaba cobrarse eso. También había recibido una daga llamada cazador de almas. Esa daga sirve para encerrar o destruir cualquier alma que no tuviese fuerza suficiente para resistirse a ella.

Kan al sentir los brazos de su amada, y la pregunta de ésta, se dió la vuelta para besarla y le dijo; - no hagas preguntas, no necesitas saber todo. Solo preocúpate por hacerme feliz y sabes cómo hacerlo. Ambos se fundieron en un largo beso que los llevó hasta la cama en dónde siguieron disfrutando el uno del otro.

Volviendo al mundo dónde se encontraba Lelhiel

Un nuevo día había llegado a aquel mundo. Kiara estaba desayunando en compañía de Nina, cuando un guardia llegó para avisar que el príncipe Su Ming estaba llegando a la mansión para desayunar con su esposa.

Kiara al escuchar eso, derramó el té que estaba bebiendo. Era la primera vez que el príncipe visitaba su residencia desde que la ceremonia de bodas se realizó.

Nina se apresuró a limpiar la mesa donde el té se había derramado, mientras que Kiara se secaba las comisuras de sus labios, ya que parte del té se derramó.

El príncipe Su Ming llegó, Kiara no se molestó en pararse para ir a recibirlo. Se había quedado sentada en dónde había estado desayunando.

- veo que estos meses encerrada no hizo más que empobrecer tu educación. ¿no deberías estar recibiendo a tu esposo con una reverencia? - el príncipe dijo esto mirando de reojo a Kiara.

- bienvenido príncipe. Me alegra saber que su memoria aún funciona bien, ya que aún recuerda que está casado - dijo ella con una sonrisa burlona.

- ¿celosa porque prefiero estar con mis hermosas concubinas y no contigo?- Replicó el príncipe Su Ming mientras reía.

Ingenuamente el príncipe Su Ming seguía pensando que Kiara estaba enamorada de él y que estaba sufriendo. Aunque se le hizo extraña la actitud que mostraba Kiara, pero pensó que ella solo estaba buscando una forma de llamar su atención.

- ya quisieras, ya deberías saber que del amor al odio solo hay una fina línea. Línea que ya crucé querido esposo. Por mi, puedes disfrutar de tus concubinas. No me importa. Si fuera posible ya me hubiera divorciado de tí. ¿Y sabes por qué?

Kiara dejó la pregunta en el aire mientras se levantaba y acomodaba el vestido para luego continuar, ya que el príncipe Su Ming se mantenía callado viéndola... - porque no soy un tacho de basura para recoger las sobras...

Una vez que Kiara dijo eso, dió vuelta para irse mientras le daba la espalda al príncipe y este solo se limitó a mirar cómo se alejaba aquella mujer.

- oh Sami Sami, veo que ya eres tú en ese cuerpo. Jugaré contigo antes de matarte. Me tomaré mi tiempo contigo, además, por ahora quiero disfrutar un poco más de este mundo y de esas mujeres que tengo como concubinas - pensó para si el príncipe Su Ming quien en realidad ahora era César.

Cuando lo liberaron le dieron la información de que Kiara era Samantha, y debía matarla cuando tuviera la oportunidad para hacerlo. Ese era el precio de su libertad... por salir de ese infierno dónde era diariamente torturado... Después de completar esa misión, él podría reencarnar de nuevo siendo rico, teniendo todo lo que él desea... Eso fue lo que le prometieron.

Dió media vuelta para irse de nuevo a su palacio, pero se detuvo y giró para mirar por dónde se había ido la princesa Kiara y pensó - te mandaré a las concubinas para que te den un buen trato.

Por otro lado, Kiara había llegado a su habitación, sentía algo extraño nuevamente, pero está vez era diferente... Lo que sentía era disgusto y no podía evitar recordar aquel momento cuando César la traicionó... - me pregunto si habrá reencarnado como yo. - murmuró mientras estaba sentada frente a un espejo mirando su reflejo.

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