Esposa preocupada.

Y ahí estaban una frente a la otra, Rina estaba molesta por todo lo que había pasado por la mañana y más porque ahora su hermoso rostro estaba arruinado y su hermosa cabellera ya no existía.

Rina al ver el rostro sonriente de Kiara, sintió que se estaba burlando de ella.

- será mejor que te largues si no quieres que te saque yo misma- Volvió a escupir la concubina.

Kiara abrió su abanico, y mientras jugaba dando leves golpecitos a su nariz con ella, miraba detenidamente a la concubina que estaba roja de la rabia... Cerró el abanico y acercándose a ella, levantó el rostro de esta con el abanico y le dijo;

- ¿no es esto lo que pretendías hacer conmigo el otro día? Creo que tu intención fue reflejada y terminó afectando al que tenía los malos pensamientos. Tú, tan orgullosa hablando de amor el día de ayer. Y mírate ahora, me pregunto si el príncipe Su Ming seguirá tocando a una-, y se detuvo un momento mirándola de arriba a abajo y volviendo a mirar su rostro volvió a hablar-, marcada - agregó con una sonrisa burlona...

Rina montada en cólera agarró un jarrón que tenía cerca con toda la intención de golpear a Kiara, pero ella fue mucho más rápida y se alejó, rompiéndose así el jarrón en el piso.

- puedes enojarte todo lo que quieras, intentar matarme, e incluso si lo logras hay algo que no cambiará, así como te ves ahora nunca serás la princesa y dudo mucho que tu amorcito quiera verte, porque cada vez que vea tu rostro solo recordará lo que pasó. De todos modos, espero que te mejores, traje unos dulces-, dijo Kiara haciéndole una señal a Nina para que deje los dulces en una mesa cercana... -Disfrútala, necesitas endulzarte por lo amargada que estás-.. dicho eso, Kiara sonrió y dándose la vuelta salió del lugar.

Rina por su parte quedó peor de lo que ya estaba y empezó a destrozar todo lo que encontraba en su camino.

- es mentira- se decía a sí misma... -el príncipe me ama y yo seré la princesa cuando desaparezcas, y luego ocuparé el puesto de emperatriz. Solo yo merezco ese lugar-, volvió a decir.

Mientras Rina estaba haciendo su berrinche destrozando todo en su residencia, la mansión del príncipe Su Ming no estaba exenta de la misma acción. El príncipe al darse cuenta de que la daga no estaba, empezó a revolver todo el lugar desesperado. Estaba como loco, y sus heridas se habían vuelto a abrir manchando toda su ropa..

Kiara que había decidido dar un paseo, pasó por en frente de la mansión del príncipe Su Ming, y desde afuera se escuchaba que había bastante movimiento adentro. Se detuvo un momento frente a la puerta, y justo salió corriendo un soldado. Y ella lo detuvo.

- ¿sucede algo? ¿Se encuentra bien mi esposo?- Preguntó Kiara con una cara preocupada. Nina que la veía, volvió la mirada para otro lado y pensó; -¿desde cuándo mi señorita tiene habilidades actorales?

El soldado al verla se inclinó y saludó... -saludos princesa. Pasó algo en la mansión y debo ir a buscar al emperador y al médico imperial- dijo el soldado aún agachado y preocupado, ya que cuando los ruidos no paraban, la gente que trabajaba para el príncipe se acercaron a ver lo que pasaba y se sorprendieron al ver en esas condiciones al príncipe. Por eso empezaron a moverse y se formó un gran alboroto.

- pero dígame, ¿cómo está mi esposo? Responda por favor- volvió a decir Kiara.

- el príncipe perdió la conciencia. Está débil y sus heridas volvieron a abrirse. Por eso debo ir al palacio del emperador- Dijo aquel soldado.

- entonces vaya rápido - dijo Kiara... y el soldado se alejó corriendo.

Ella tenía muchas ganas de reír, pero debía mostrar preocupación por su esposo. Quería obtener el favor de los emperadores y tener una posición fuerte como princesa. Ella volvió a mirar por dónde el soldado había salido.

- la mansión es un caos - dijo.

- ¿piensa entrar?- Preguntó Nina.

- Nina, ¿Tú qué opinas? ¿Debería entrar y llorar como una esposa preocupada y desesperada?

Nina quería reír por la pregunta de su ama...

- si quiere demostrar su gran amor, creo que es una buena oportunidad - respondió Nina.

Kiara lo pensó un momento y dijo; - aburrido, tengo sed. Vamos a casa y prepárame un té de flores silvestres. De repente me siento cansada y triste Nina- dijo esto riendo un poco.

Nina movió la cabeza en negación y sonrió. -Además del té, prepararé frutas frescas para que lo pueda disfrutar. Su hermano mandó algunas esta mañana, también mandó a decir que son tus favoritas, y que espera que lo disfrutes.

Ambas mujeres iban charlando mientras caminaban hasta llegar a su residencia. Kiara disfrutó de su té y las frutas, luego subió para acostarse, necesitaba una siesta, ya que durante la noche había dormido poco.

Mientras, la mansión del príncipe Su Ming era aún más caótica ahora, ya que el emperador estaba incluso más enojado que por la mañana y empezó a amenazar a todos si le pasaba algo a su hijo. La emperatriz también estaba en el lugar, sentada en la orilla de la cama acariciando las manos de su hijo.

- ¿por qué su esposa no está aquí para cuidarlo?- Habló la emperatriz mirando a su esposo.

- quizás no sabe de lo sucedido. Estoy seguro de que estaría aquí para atender a su esposo si sabe de lo ocurrido. Podemos mandar a alguien para que le dé aviso-. Respondió el emperador.

- no hace falta, iré personalmente a hablar con ella. Como esposa debe cuidar de su marido. Y sobre todo, estar pendiente de él. Es inaceptable que no esté al tanto de lo que le sucede a su esposo-, dijo la emperatriz levantándose de la cama para dirigirse a la salida con su doncella.

La emperatriz preguntó qué residencia le había dado el príncipe a la princesa Kiara. Uno de los que ayudaban a su hijo la guió hasta el lugar. Cuando llegaron, la emperatriz se sorprendió un poco, ya que aquella residencia era la más pequeña de todas.

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