Capítulo Nº17

El lunes por la mañana Renato estaba muy inquieto, las palabras de su terapeuta rondaban en su mente y lo estresaron de tal manera que no pego un ojo en toda la noche. No quería perder a Helen, así que agarró su celular y marcó su número una vez más.

Helen decidió que era tiempo de encender su teléfono y se encontró con 107 llamadas perdidas de Renato y un mensaje de texto: * Quiero verte\, hablemos*. R.R.

Ella aún sostenía su celular en la mano cuando comenzó a sonar, al ver de quien se trataba dudo en atender  por un momento, pero pensó que tal vez era por algo del viaje y le contesto sin ganas.

⎯ Hola.

⎯ Helen, necesito verte.

⎯ Lo siento, pero estoy por ir a una entrevista de trabajo. ¿Qué necesita?

Renato piensa rápido una excusa para que ella vaya al aeropuerto, sabe que si le dice que es por algo personal no va a asistir, entonces se le ocurre que perdió algo, mira para todos lados hasta que ve los cuadros de estadística que ella elaboró en su computadora personal.

⎯ Helen, no encuentro la copia de un expediente, son los cuadros de estadísticas, la proyección de Goshi. Tú hiciste el informe en tu computadora.⎯ sonríe por su hazaña.⎯ Necesito llevar dos copias. ¿Podrías ir al aeropuerto después de tu entrevista a entregarme los informes?

⎯ Ahora se lo envió a su correo es más fácil, solo debe imprimirlo.⎯ ella está prendiendo su computadora y lo escucha suspirar y luego maldecir, lo que no le pareció nada extraño ya que su carácter es muy cambiante.

⎯ Helen, no estoy en la oficina, mi casa es un caos.⎯ mintió.⎯  Y no tengo impresora. Solo te pido este último favor y no te molesto más. Es importante, necesito trabajar en esto durante el vuelo. Sabes bien que mañana a primera hora tengo la reunión, ¿recuerdas?⎯  eso era cierto, ella había programado su agenda, él ahora la escuchó suspirar y al fin aceptó.

⎯ De acuerdo, le llevaré los malditos cuadros, pero usted me va a pagar el taxi de ida y de vuelta. No soy millonaria y no tengo dinero de más para gastar en cosas insignificantes.

⎯ Deja de protestar, te pagaré el taxi y puedes volver a casa en mi camioneta.⎯ él confiaba en su forma de manejo, ya que le había pagado un curso para que tenga el carnet de conducir, quería que su secretaria sea eficiente en todos los sentidos.

⎯ Está bien, iré después de mi entrevista de trabajo.

⎯ Helen... te deseo suerte, aunque sé que no la necesitas, eres brillante.

⎯ Gracias.

Helen corta la llamada, sostiene el teléfono y no puede creer haber escuchado un cumplido de ese hombre, ahora tiene deseos de cambiarse. Quiere verse linda para su ex jefe y refregar en su cara todo lo que se perdió por cobarde, pero se arrepiente, así que simplemente sale a la calle vestida con una pollera larga y un saco holgado. La muchacha está frente a un imponente edificio de veinte pisos y un apellido en la placa de ingreso llama su atención, lo ha escuchado antes, pero no sabe en donde, no le da importancia al asunto y se anuncia en mesa de entrada.

Uno de los socios la recibe, entonces se excusa de que su padre está ocupado y no puede presenciar la entrevista, es un muchacho joven y apuesto.

⎯ Buenos días señorita mi nombre es Manuel, soy socio cofundador de esta empresa junto a mi hermana melliza Manuela. Mi padre es nuestro asesor principal y nuestro mayor inversionista.

⎯ Mucho gusto soy Helen.

⎯ Estamos buscando a una persona que sepa varios idiomas, sobre todo alemán, que tenga un buen manejo de la informática y no tenga problemas en acompañarnos en viajes por el mundo.⎯  dice y la mira con desconfianza.⎯ Por lo que pude ver, en su currículum tiene una carta de puño y letra del señor Renato Rinalde dirigida a nuestra compañía, donde habla maravillas de usted.

Helen se sorprendió al escuchar esas palabras, ella pensó que la carta de recomendación la había escrito Sandra, como sucedió en otras oportunidades, cuando alguien fue despedido y avisaba a donde debían mandar la carta. Ahora quería recuperar esa carta y saber qué opinaba el ogro de ella.

⎯ Yo... ¿Puedo leer esa carta?⎯ preguntó avergonzada.⎯ Nunca la vi.

⎯ No. Eso solo nos incumbe a nosotros.⎯ responde y sonríe al recordar la nota. Renato solo había escrito una breves palabras,

** Primos: Deben contratar a Helen y tratarla como una princesa o los voy a matar con mis propias manos. No hagan preguntas y obedezcan.**

R.R.

⎯ Entiendo.⎯ la muchacha está tan intrigada que ya no se concentro en nada más.

⎯ Bueno, si es tan maravillosa dígame ¿Qué pasó? ¿ Por qué se fue de la empresa Rinalde?

⎯ Mi jefe.⎯ comienza a hablar y se le entrecorta la voz de solo pensar en él.⎯ Tenía programado un viaje de negocios. Yo siempre lo acompañaba a todos lados, pero esta vez el trabajo es por seis meses fuera del país y no puedo dejar sola a mi madre.⎯ dijo ocultando la verdadera razón, que era un tonto que tenia miedo a estar con ella.⎯ Yo, no tengo problemas en viajar.⎯ aclara al ver que la mira con inquietud.⎯ Siempre y cuando sea por periodos cortos de tiempo, así que por eso no se preocupe que siempre estoy dispuesta a colaborar.

⎯ Muy bien, nuestra compañía es pequeña, así que no podemos darnos lujos de viajar por mucho tiempo, pero me alegra saber que está dispuesta a colaborar.⎯ repite como un tonto mirando sus ojos.

⎯  Lo entiendo.

⎯ Muy bien señorita, bienvenida a bordo. Está usted contratada.

⎯ Gracias, muchas gracias.⎯ ella no puede creer su buena suerte y se siente realmente feliz.

⎯ La esperamos mañana a primera hora.

⎯ Aquí estaré.⎯  Helen recuerda que debe imprimir los informes y con mucha vergüenza se atreve a pedir un último favor.⎯  Disculpe ¿puedo pedirle un favor?

⎯ Si, si puedo ayudar.

⎯  Mi antiguo jefe me pidió unos informes, ¿no me puede facilitar una computadora e impresora? Necesito llevarlos con urgencia al aeropuerto.

⎯ Use mi computadora personal.

⎯ Perdón, es que es algo despistado y yo siempre le ordenaba todo.

La muchacha se sienta en el lugar de Manuel e ingresa a la nube para extraer la información, el joven ve como en un par de segundo y sin decir como puedo ingresar a su sistema y en breve minutos ya estaba imprimiendo las hojas.

⎯ ¿Necesita alguna carpeta para eso?

⎯ Dos, por favor.

Manuel se acerca a uno de los cajones, extrae dos carpetas y se las entrega y por primera vez la mira a los ojos y ve ese brillo especial que hay bajo esas gruesas lentes. Ahora entiende porque su primo se enamoró.

⎯ Gracias, eso es todo. Debo tomar un taxi o llegaré tarde.

⎯ Su ex jefe tenía mucha suerte. Fue un idiota por dejarla ir. Nadie saldría corriendo así por mi.

⎯ Lo siento, pero realmente debo irme. Y descuide que si todo sale bien, me tendrá corriendo de un lado a otro para usted.⎯ ella le dedica una tierna sonrisa.

⎯ Hasta mañana Helen.

⎯ Hasta mañana.

Helen sale del edificio con las carpetas en su manos y espera más de diez minutos hasta que al fin frena un taxi.

⎯ ¿ A dónde la llevo señorita?

⎯ Al aeropuerto.⎯ responde mirando el tránsito.⎯ Tome la autopista, debo llegar rápido.

⎯ De acuerdo, si llegamos a tiempo será tarifa doble.

⎯ ¿Me ve cara de millonaria? Solo conduzca, que si no llego a tiempo el maldito de mi jefe me va a matar.

⎯ De acuerdo, veo que tiene un mal día.

Helen va sentada atrás del taxi y trata de mejorar su aspecto, se suelta el pelo, guarda sus lentes para leer, se retoca un poco su maquillaje y se pone unas gafas de sol. Si va a ser la última vez que va a ver al amor de su vida, por lo menos quiere estar más decente.

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