Capítulo Nº6

El domingo, Renato se levantó temprano a la mañana y cansado de pensar en la mujer misteriosa decidió que sería una más del montón y la olvidaría, después de todo no sabía ni quién era. Al mediodía almorzó en casa de sus padres, todo fue normal y se pusieron al día.

Abigail presentó a su nuevo novio un hombre muy callado que se dedicó a observar como interactúa la familia. Hernán la única vez que abrió la boca sorprendió a todos con la noticia que se iba a ir a vivir con Abigail.

⎯ Hija, ¿no es muy pronto? ⎯ interviene Facundo, ya que algo en ese muchacho no le agrada.⎯ Recién se conocen y tú eres muy joven para tomar una decisión así.

⎯ Papá, tengo veintisiete años y ya vivo sola.

⎯ Lo sé, pero esto es diferente, es convivir con una persona que ni conoces.⎯ él busca a Abril con la mirada, necesita su apoyo.⎯  Amor, ¿qué opinas? Di algo.

⎯ Si mi hija es feliz, no somos quienes para oponernos. Nosotros en seis meses nos casamos, tuvimos a Reni y me quedé embarazada y tan mal no nos fue. Tienen mi apoyo

⎯ Traidora.⎯ resopla Facundo y se acerca a besar a su mujer.⎯ Esto me lo vas a pagar gatita.

⎯ Descuida, ya estoy afilando mis uñas.

⎯ Por dios, ya son viejos para hablar así.⎯ Lorenzo es el más atrevido y siempre se burla de sus padres.⎯ Vayan a un hotel.

Renato observaba a su familia pero sus mente estaba a años luz de distancia o mejor dicho sus pensamientos eran opacados por una rubia y su libélula, por más que se juró olvidarla no podía.

⎯ Reni ¿en que piensas? desde que llegaste, no has dicho nada.

⎯ Papá tengo mi mente ocupada en negocios. En un mes viajo a Alemania y estaré ausente por lo menos seis meses. Todo depende de que tan bien me vaya con la nueva sucursal.

⎯ Es mucho tiempo estando tú solo en ese país. No me gusta la idea.⎯ Abril no puede evitar sentirse preocupada.

⎯ Mamá, iré con mi secretaria y Hércules.

⎯ Prométeme que me llamaras todo el tiempo.⎯ ella se levanta a abrazar a su hijo.

⎯ Lo haré.⎯ murmura y la estrecha en sus brazos.⎯ No te preocupes, seis meses pasan rápido.

⎯ Sabes, cuando era joven había investigado sobre una clínica en Alemania. Era la mejor eliminando manchas, el procedimiento era caro y muy doloroso así que desistí de la idea de viajar, pero por un tiempo lo pensé.

⎯ Menos mal que no recurriste a esa cirugía, hubieras perdido tu belleza natural.⎯ Facundo comenta y le guiña un ojo.⎯ Y seguramente no te hubiera encontrado, serías común y corriente.

⎯ Con mancha o sin mancha, yo nunca fui, soy, ni seré corriente señor Rinalde.⎯ asiente ofendida y todos ríen.

⎯ ¿Te acuerdas del nombre de ese lugar? ⎯ pregunta con mucho interés Renato, pensando que puede ser la misma clínica a donde va.

⎯ Hijo, eso fue hace mucho tiempo.

⎯ ¿Pero era efectivo? ¿Los médicos eran confiables?

De repente todos en el salón hicieron silencio y prestaron atención a la conversación.

⎯ Reni ¿no estarás pensando en eliminar tu mancha? Es una locura.

⎯ ¿Por qué es una locura?, si tú pudiste elegir y preguntar¿ Por qué yo no tengo ese derecho? ⎯ dice Renato y camina de un lado a otro.⎯ Tú tuviste suerte de que papá te busque y te ame, pero yo estoy marcado y maldecido por ese hombre. Yo vi esos conjuros, sé que algo malo va a pasar si tengo una familia.

⎯ Esas son tonterías, mira mi riostro, no solo tengo esta mancha si no un ojo de color negro y pude ser feliz y formar una hermosa familia.

⎯ Hijo, tu madre tiene razón, olvídate de esos malditos cuadernos.⎯ Facundo habla pausadamente para calmar los ánimos de su hijo.⎯ Nada de lo que decían en ellos era cierto. Ese hombre estaba loco, era un asesino sin escrúpulos que buscaba la forma de salir de prisión fingiendo demencia.

⎯ Eso no lo sabremos hasta que no tenga un hijo.

⎯ Hermano, yo te apoyo, si quieres te acompaño a Alemania y pasamos el proceso juntos.

⎯ Gracias, Lolo, pero prefiero hacer esto por mi cuenta.

⎯ Lorenzo, tú debes seguir estudiando, tienes que entregar la tesis. No te dejaré ir.⎯ Abril sentencia.⎯ Además Renato no hará nada.

⎯ Mamá todos en esta sala, ya somos adultos. No necesitamos tu permiso.⎯ responde Lorenzo seriamente.

⎯ Hijo no me puedes decir eso.⎯ Abril se sorprende de escuchar a su pequeño que le hable de esa forma. ⎯ Soy tu madre.

⎯ Abril, los muchachos tienen razón, ya todos hicieron sus vidas. No podemos interferir solo nos queda apoyarlos.

⎯ Yo iré con Renato si se decide por la cirugía.⎯ se ofrece Abigail.⎯ Yo tengo tiempo libre, en la empresa está todo más que encaminado y estoy segura que papá no tendrá problema en ser mi reemplazo por un tiempo.

⎯ Abigail sabes que siempre puedes contar conmigo, pero ahora estás a punto de comprometerte con este muchacho.⎯ señala a Hernán con desaire.⎯ Y eso demanda tiempo y energía.

⎯ Ya basta, aún no decido nada y en todo caso prefiero estar solo. Será mejor que vaya a mi casa a descansar, mañana tengo un día estresante en la compañía.

Renato sale de la casa de sus padres de muy mal humor pero con una idea en su mente, trataría de buscar información de ese lugar y pediría una segunda opinión. La clínica a donde había llamado era relativamente nueva y él quería efectividad. Ya vería si mientras dura su estadía en Alemania puede consultar a varios médicos por su caso y tomar la decisión. Su mancha no es tan complicada de eliminar como la de Abril, está en una zona menos comprometida, es un poco más clara y está centrada en su frente como un tercer ojo.

Renato salió por la tarde a caminar a la playa con Hércules y su horrendo pato, trataba de distraerse y no pensar en el viaje, ni en la rubia y hacer ejercicios siempre lo ayudaba a liberar la tensión.

⎯ Dame eso, ya es hora de que lo descartemos.⎯ dice e intenta sacar el juguete del hocico del perro.⎯ Dame eso, no sé porque lo quieres es tan feo como la chica que te lo regalo.⎯ le habla a su mascota y se ríe luego arroja el pato a un cesto de basura y comienza a correr, el perro parece molestarse y lo rescata.⎯ Está bien tú ganas, lo llevamos de regreso a casa, pero ambos necesitan un baño.

⎯ Guau... guau… guau…

⎯ Vamos te juego una carrera.⎯ él corre a toda velocidad y su perro lo alcanza.⎯ Muy bien, pulgoso, volvamos  a casa.

De regresó a su departamento Renato puso el pato a la lavadora y llevó a su perro por un baño, llenó su bañera y luego lo enjabono con shampoo y refregó con fuerzas la melena de su san Bernardo, una vez que su mascota estuvo seco, él se ducho y cuando ambos estuvieron listos, cada uno se fue a la cama.

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