¿Y si se quedan?

Linda

Nos miramos fijamente sin pestañear, no puedo dejar de mirarlo, es que simplemente es hermoso, tan fascinante que podría mirarlo eternamente, si existiera la eternidad. De pronto, del agua sale una chica pelirroja como de algunos 18 años muy bonita, la chica se detiene al lado del chico que ahora sé que se llama Articus, ella toma su mano y no sé por qué, pero me disgusta tal acción, siendo que él es un desconocido.

- Ella es Zei, mi hermana más pequeña y aparte de mí, la única sobreviviente de la masacre que llevaron a cabo un grupo de humanos - siento vergüenza por lo que acabo de pensar.

- Hola Zei, soy Linda... eres muy bonita - halago la belleza de la sirena.

- Tú también eres muy bonita ¿cierto hermano? - siento mis mejillas sonrrojadas, Articus no quita su mirada de mí.

El tipo es bien callado, cosa que me pone más nerviosa pues no puedo descifrar que percepción tiene de mí.

- ¿Se quedarán aquí? Digo, ¿en la ciudad?

- Yo si quiero, mi madre nos hablaba siempre de la gran ciudad y pues ahora tengo una nueva amiga - dice una entusiasta, Zei.

- Aún no decido qué hacer, tendría que buscar una casa en la costa pues necesitamos del océano.

- Pues perfecto, yo tengo una casa justo a unas cuantas playas de aquí, es una zona reservada donde nadie los molestará.

- Di que si hermanito, yo quiero estar junto a mi nueva amiga.

Articus la mira con cansancio por tanto entusiasmo, aunque yo suelo ser como ella. Mi padrino dice que yo soy un Rayito de luz que siempre alegro su día.

- ¡Está bien! - ambas nos tomamos de las manos y damos pequeños saltitos - con Zei me siento tan a gusto, es como si la conociera de toda la vida - Pero solo por un tiempo.

- No importa, yo quiero compartir tiempo con Linda.

- Voy al océano, buscaré oro para los humanos.

- ¿Oro? - pregunto curiosa.

- Los hijos del mar solemos guardar tesoros que se han hundido con los monstruos de metal que los humanos han llevado al mar - responde el rubio.

- ¡Oooh! O sea que ustedes son mucho más que billonarios.

- No sé qué signifique, pero debe ser - responde la chica - mi hermano es quien más ha vivido entre humanos, con su viejo amigo Duvall, quien le contaba sobre las grandes ciudades.

Levanto la mirada y allí está él con su mirada aguda.

- Ya me voy, nos vemos más tarde aquí mismo - da un beso en la frente a su hermana, luego me vuelve a mirar - cuídala por favor, ella es todo cuanto me queda.

- Claro que sí, la llevaré conmigo a casa de mi padrino y luego regresamos. Debe ponerse algo de ropa - los hermanos estaban desnudos y yo evitaba mirar a esa parte íntima del bello hombre, aunque ya le había echado ojo y por Dios, creo que Fabián sigue en la pubertad de los bien dotados. Escucho un carraspeo que me saca de mi enferma comparación y me doy cuenta que justo miraba como pervertida, lo que evitaba ver.

- Me marcho, las veré en unas horas.

Articus se zambulle en el agua, mostrando su majestuosa cola de pez super-desarrollado, dejándome envelesada, con su belleza total.

- Muy bien, tú y yo debemos irnos para que puedas ponerte algo encima - le digo - en el auto tengo una chaqueta.

Vamos hacia el auto y mis guardaespaldas se quedan de piedra observando a la chica que viene detrás de mí. Les hago una seña para que se den vuelta y así lo hacen. Abro la puerta y saco mi chaqueta para colocársela. No cubre demasiado, pero si lo suficiente, las ventajas de ser una plus.

Una vez listas, les pido que nos lleven a casa de mi padrino, no sé qué le diré a mi padrino acerca de ellos, lo que si es cierto, no se debe revelar su naturaleza pues eso los expondría. Después de casi una hora y media, llegamos a casa de mi padrino, donde este sale a recibirme.

- Mi princesa, estabas tardando mucho - ahora anda muy paranoico, teme que la bruja de Amanda se de cuenta de que estoy viva e intente eliminarme. Mi padrino mira a Zei quien aún se cubre detrás de mí - ¿Y quién es esta criatura adorable?

- Ella es Zei, una vieja amiga que encontré en la playa y que junto a su hermano sufrieron un asalto.

- ¡Por Dios! Debes estar asustada preciosa.

Ella solo asiente con timidez, observando con fascinación todo a su alrededor.

- Elías vendrá esta tarde, para que redactemos el documento de desalojo a tu madre.

- ¡Perfecto! - digo indiferente - pronto se llevará la sorpresa de su vida.

Me duele tener que volverme dura con mi propia madre, pero ella no merece ni siquiera lástima de mi parte, quiero investigar la verdad sobre las muertes de mi padre y de mis abuelos, algo me dice que ella tuvo mucho que ver en ello.

Pasaron unas cuantas horas y decidimos ir al encuentro con ese bello tritón que me rescató, ya quiero volver a verlo y eso que solo han pasado unas horas. No sé porqué me duele tanto el pensar en que en algún momento ellos se marcharán.

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