El idiota

Articus

Aún nos encontramos en la gran habitación de cristales, observo cómo el tan Fabián mira a Linda y para nada me gusta, ella no lo ha mirado mucho a decir verdad, eso me tranquiliza de alguna manera, pues no la veo interesada en su presencia.

- ¿Podemos hablar un momento, Linda? - le habla el tipo.

- Lo que se tenía que decir se dijo, Sr. Conrad, mi asistente y yo, demos hacer varios arreglos en mi nueva oficina - la veo mirarlo sin expresión alguna - con permiso.

Salimos dejando a ese estúpido humano con la palabra en la boca, yo le regalo mi mejor sonrisa y sé que quiere atacarme aún más de lo que lo deseó cuando llegamos, aunque ese tonto no es rival para mí. Además, no le dejaré el camino libre para que pretenda nuevamente a mi preciosa humana ¡Sí¡ Linda me contó todo lo que vivió a manos del idiota, él no supo cuidarla ni protegerla de todos, ella necesita alguien que la cuide como merece, porque ella es una ninfa reina de las aguas.

- ¿Aún sientes algo por ese humano? - pregunto sin titubear.

Ella levanta la mirada hacia mí, fijando sus bonitos ojos claros.

- Es extraño, sabes, creí que al verlo de nuevo iba a sentir esas mariposas que solía sentir cada vez que estaba cerca de él, pero no fue así - sé que dice la verdad, pues el sonido de su corazón es estable - creo que solo pensé que lo quería, pues solía ser atento y me daba migajas de cariño, haciéndome creer que era amor.

Eso me da tranquilidad porque yo quiero ganar su corazón para mí, quizás piensen que es imposible pues somos de mundos diferentes, pero por ella me quedaría en tierra. Por lo pronto, dejaré que todo suceda en su tiempo.

Me acercó hasta quedar frente a ella, con nuestros alientos mezclados.

- Me alegra que ese humano idiota ya no tenga tu favor, ni tu corazón - me acerco un poco más y siento como su respiración se vuelve errática.

- ¿P...por q...qué? - me gusta sentirla nerviosa por mi causa.

Estoy a punto de probar esos labios carnosos que tanto anhelo desde la primera vez. La puerta es tocada y se separa de mí para sentarse en su trono, dice un adelante e ingresa una señorita de cabello castaño, su rostro es idéntico a...

- ¿Melina? - ella se sorprende al verme, es que venía centrada en mí ninfa.

- ¿Articus Fairge? Oh, por todos los dioses, ¿qué haces en tierra de humanos? - se cubre la boca y mira con miedo a mi ninfa.

- No te preocupes, ella conoce mi naturaleza.

- Disculpe señorita Selleck, soy Melina Antis y trabajo en esta empresa hace 2 años cuando salí de los mares.

- ¿Eres una sirena también? - pregunta muy curiosa mi bonita.

- ¡No! jajajaja - Linda la mira confundida - yo soy una ondina, también soy hija de las aguas, solo que si tengo dos extremidades como piernas, y solemos vivir en lagos, ríos y fuentes de aguas, nosotras nos encargamos muchas veces de que los ríos lleven su cause al mar.

- Baia, voy entendiendo, jamás me hubiera imaginado que la mitología no es tan mitología... eres demasiado bonita.

Melina Antis.

- Y eso que no la has visto en su estado natural - le digo, y mi ninfa me mira arqueando una ceja - digo, ella es bonita...

- Ya no intentes remediarlo, señorita Selleck, este tritón ya no podrá amar a más nadie - veo los ojitos lindos de Linda cristalizarse, creo que piensa que ya estoy enamorado de alguien más - usted lo tiene como tonto - sus ojitos vuelven a brillar y mi corazón festeja.

- HJummm... ¿qué deseas aquí Melina? - pregunto para eliminar el ambiente extraño.

- ¡Oh sí! Yo soy la ex asistente del señor Becker y pues ahora no sé qué será de mí, aunque agradezco que ese humano despreciable se fuera porque siempre intentaba propasarse. Otra cosa, sino objetó su decisión es porque era preferible salir en silencio y no ser notado a que usted investigue todos los desfalcos que ha hecho en los últimos 5 años desde que la señora Amanda lo colocó en ese cargo.

- Mi madre es una basura, y pensar que siempre quise tener aunque sea un poco de amor de su parte - su mirada denota desilusión.

- Ya no pienses más en eso, ahora nos tienes a Zei y a mí.

- Muchas gracias - se refugia en mis brazos y dioses, ella se siente muy bien - ustedes y mi padrino son muy importantes para mí - vuelve su vista a Melina - te asignaré a la oficina del señor Conrad, tuve que despedir también a su asistente pues ella era cómplice de mi madre y de ese hombre.

- Gracias por la oportunidad, de verdad.

Luego de que la ondina se marchara, atraje por la cintura a mi bonita ninfa, ahora si que no se me va a escapar. Ya casi lo logro cuando la puerta se abre de golpe y puedo ver al idiota con cara de querer asesinarme.

- ¿Qué mierda pasa aquí? ¡Quítale tus sucias manos de encima o no respondo!

- Tú no eres nadie, para decirme qué ,hacer - respondo.

- Claro que lo soy, soy el hombre al cual ella ama - quiero reírme de ese estúpido - anda, dile a quién perteneces.

- A nadie, me pertenezco a mí misma y si yo quiero estar con Articus, así será él es todo cuanto quiero.

- No mientas, tú me amas solo a mí, me lo juraste mil veces.

- Te amaba, ya no, tú solo me sacaste como lo hizo Amanda, ese último día de la vida de la antigua Linda, mi amor murió al caer por ese barranco.

- No es cierto, mi amor, nos casaremos si eso deseas...

- Ya no sigas, Fabián, yo simplemente no te amo.

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