Pervertido

Crissia

Voy camino a la oficina de mi prima y al entrar me encuentro con tres hombres en pleno duelo de miradas, veo a Linda sentada muy calma en su silla, revisando papeles sin darles importancia. Fabián trata de disimular cuando me ve entrar luego de que me dieran acceso. Realmente no me importa que esté enamorado de ella, lástima que ella ahora solo tiene ojos para Articus, quien se desvive por ella.

- Hola Linda, te he traído estos documentos para que los revises y si está todo en orden, los firmes, por favor - siento una mirada que está quemando mi trasero, no necesito voltear para saber que es ese mechudo, amigo de Articus.

- Está bien, apenas los lea, te los envío de vuelta - me dice.

- ¡Va que sí! Ahora los dejo, debo regresar para revisar más.

- ¿Puedo acompañarla señorita? - quisiera decirle que no, pero sería descortez de mi parte.

Asiento y le indico que me siga, mi flamante novio ni se inmuta ¡Aish que perro! Justo lo necesito, para ahuyentar a este hombre que hace que mis piernas tiemblen. Caminamos por el pasillo que nos lleva a recursos humanos, donde queda mi oficina. Todas las mujeres del lugar se emboban con este tipo, me resulta molesto que ni siquiera disimulen su necesidad masculina.

El tipo está bien, pero nada del otro mundo como para querer arrojarse a sus brazos y ser basada por esos labios apetitosos que tiene.

¡Contrólate Crissia! Me reprendo a mi misma.

Veo una extraña sonrisa en el rostro de ese tipo, parece que hubiera adivinado lo que pienso.

¿Se imaginan? Sería muy vergonzoso eso.

- Así que es aquí donde trabajas, no entiendo cómo puedes vivir día a día encerrada en este lugar.

- Es mi trabajo, me gusta lo que hago y oues no, no me molesta estar entre estas 4 paredes a diario - le respondo seca - se llama trabajo, y la gente adulta lo realiza. Tengo una pregunta.

- Haber, ¿pregunta? - es tan arrogante.

- ¿Alguna vez has trabajado?

- No tengo necesidad de trabajar, mi padre me proveé de todo, solo es pedirlo y lo tendré.

Por lo visto, no es más que un riquillo hijo de papi que jamás aprendió a valerse por si mismo.

Se pone de pie frente al cristal de mi ventana, donde se obtiene una bella vista de parte de la ciudad.

¡Madre Santa! Si que tiene una buena retaguardia, pero ¿qué hago pensando de esa manera?, soy una mujer comprometida.

Él voltea un poco su cara y me mira de soslayo, de nuevo con esa sonrisa burlona.

- Deberías de dejar de mirarme tanto - se da vuelta y comienza a caminar hacia mí - si sigues así, linda perla, voy a pensar que quieres mucha atención de mi parte.

Mi corazón bombea porque está demasiado cerca, su aliento caliente golpea mis fosas, es delicioso, mis ojos están pegados a sus labios. De manera inconsciente, muerdo mi labio inferior, él pone su dedo pulgar y hace que lo suelte.

- No hagas esas cosas, porque sí no vas a estar dispuesta a probar la miel, pero entonces no molestes al oso.

Se endereza y camina hasta la puerta, antes de salir me lanza una mirada que no sé cómo interpretar.

- Nos vemos después, perla de fuego.

¿Perla de fuego? ¡Dios mío! Jamás me había puesto tan nerviosa en toda mi vida junto a un hombre, aunque algo me dice que este lo es un hombre común.

- Crissia, debemos hablar - me dice Fabián entrando a mi oficina.

- Soy toda oídos - le respondo.

- Nena... sabes lo especial que eres para mí - esto me huele a roptura, la verdad se había tardado - te quiero nena, sin embargo, yo no te amo... hubiera querido ser sincero contigo hace mucho, empero, soy un cobarde.

- Fabián, hace tiempo que sé que no somos el uno para el otro, sé de sobra que estás enamorado de mi prima, si crees que aún tienes oportunidad con ella, entonces lucha.

He visto cómo brillan los ojos de Linda cuando mira a su rubio, es un brillo diferente al que tenía hace unos meses por Fabián.

- Entonces, ¿no estás molesta? - me pregunta sorprendido.

Niego con mi cabeza.

- La verdad es que yo tampoco pude enamorarme de ti, por más que mi tía insistió, solo no sabía cómo terminar nuestra relación.

- Crissia, que bueno que no te dejaras contaminar por las mierdas de Amanda - suspira aliviado.

- No podría, no es mi naturaleza.

Luego de que se marcha, trato de concentrarme en mi trabajo, pero llega la imagen de hace un par de horas de ese tipo pervertido a mi memoria.

¡Deja de pensar en él!

El resto de la tarde se me volvió improductiva debido a que el tal Dédalo, no quiso salir de mi mente.

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