Capítulo 14

A la mañana siguiente. Claramond despertó después de haber dormido bastante, miro el reloj y vio que eran las casi las 10 de la mañana por lo que estuvo a punto de levantarse de golpe hasta que...

Miro a Rose dormida entre sus brazos, fue bastante su sorpresa. Mostró una sonrisa y acaricio sus cabellos mientras que ella seguía durmiendo tranquilamente. No se atrevio a despertarla por lo que dejó de lado el echo de tener que ir a trabajar para asi quedarse acostado con ella.

Pasaron algunos minutos y Rose por fin comenzó a despertar, al verse en brazos de Claramond fue notoria su tranquilidad por lo que se quedo en sus brazos sin temor alguno.

— ¿Dormiste bien?— Preguntó Claramond acariciándole suavemente la mejilla. Ella asintio con la cabeza y sin más se abrazo a él con más fuerza. — No me dejaras ir por lo que veo, no tengo problema... me quedaré aquí contigo — Dijo el sonriendo.

Ambos se quedaron sobre la cama, abrazados compartiendo el calor del otro sin molestia alguna...

Pasando algunos minutos, ambos se levantaron de la cama y comieron algo. Claramond aun tenía que ir a trabajar por lo que Rose se sentía algo desanimada de tener que estar sola todo el tiempo.

Por supuesto, Claramond noto esto. Sabía que por su condición era problemático encariñarse de algo o alguien y después alejarlo de ello por lo que tomo una decisión.

— ¿Por qué no me acompañas al trabajo?. Puedes estar conmigo si así lo deseas — Le dijo Claramond. Rose escucho sus palabras y de inmediato se noto muy animada. Ella asintió muy feliz y después de levanto de la silla para abrazarlo felizmente. Claramond correspondio al abrazo y dio un beso a su frente mientras que daba suaves caricias a su cabello.

Ambos se arreglaron para salir, Claramond se puso su ropa de trabajo mientras que Rose fue con algo un poco mas relajado. Estaba emocionada de acompañarlo por lo que todo el camino fue mirando por la ventana como si fuese una niña pequeña yendo a su lugar favorito.

Al llegar al hospital Claramond guió a Rose hasta su consultorio en donde le dejó estar en un pequeño sofá en donde se supone daba sus terapias psicológicas.

Rose ahí se puso a dibujar, estaba tranquila y a su vez emocionada de no tener que estar sola. Miraba de repente a Claramond quien atendía a sus pacientes con notoria calma.

Pronto llegaron las 3 de la tarde, era el tiempo de descanso por lo que Claramond fue hasta el grupo de sofás en donde Rose estaba para asi tomar asiento en uno.

— Ahh... Me duele la espalda...— Susurro Claramond mientras movía un poco sus brazos. Al escucharle Rose dejó su dibujo y se levanto para asi caminar hasta estar detrás de el. Ahí llevo sus manos hasta sus hombros para comenzar con un suave masaje. — No te hubieras molestado... Muchas gracias — Dijo el con una sonrisa acariciando uno de los mechones de cabello de Rose.

Ella sonrio y siguió dando ese suave masaje hasta bajar por la espalda de la misma manera.

— ¿Quieres comer?. Puedo traerte lo que gustes de la cafeteria. Hoy es martes de ensalada y pollo. No es nada mala la comida aquí. O si quieres puedo salir a comprar algo, hay tiendas fuera del hospital. — Dijo Claramond. Rose pensó en lo que le dijo y alejó de él para ir hasta su libreta.

Ahi comenzo a pasar algunas hojas llenas de dibujos hasta llegar a una en donde estaba dibujado un pollo sobre un plato mismo que le mostró a Claramond.

— ¿Pollo?. Entonces ¿pollo y ensalada?— Preguntó Claramond con una sonrisa a lo que Rose asintió con la cabeza.

Claramond sonrio y se levanto para asi caminar hasta ella e inclinarse hasta besar su frente. Después de esto acaricio su mejilla y mantuvo una sonrisa.

— Entonces Espérame aquí. Regreso en un momento — Le dijo él. Ella sonrio y asintió para después dejarle ir.

Finalmente Claramond salió de su consultorio y camino en dirección de la cafeteria del hospital. Rose le espero dibujando de nuevo, estaba dibujando a Claramond, exactamente cuando estaba atendiendo a un paciente.

Sus dibujos eran detallados, no faltaba ni un rasgo facial.

En la cafeteria, habian bastantes enfermeras y médicos que estaban comiendo para regresar después al trabajo. Al llegar al lugar muchos saludaron a Claramond mientras el de la misma manera les saludaba.

Melisa estando en una mesa con un grupo de compañeras miro a Claramond y de inmediato se levanto para ir hasta el. Claramond llego hasta la barra en donde pidió dos charolas para llevar para el y para Rose, fue en ese momento que Melisa se acercó hasta el y termino por hablarle.

— Ese día no viniste — Dijo Melisa.

— No caere en tus trampas — Dijo Claramond mirando al frente esperando su comida.

— Me sentía tan mal... realmente esperaba que llegaras... Queria tomar hasta morir — Dijo Melisa sujetándolo de su brazo.

— Me alegra que no lo hayas echo, y te pedí que dejes de hacer esto — Dijo alejándose de inmediato de ella. Apenas le dieron su comida el agradeció y se dispuso a irse.

— ¿Podemos hablar en privado?. Prometo no volver a seguir después de eso — Dijo ella.

Claramond le miro con notorio desinteres y sin más suspiro para comenzar a caminar.

— Lo siento pero llevo prisa, será otro día — Dijo el caminando para salir de la cafeteria.

Melisa no se rindió y camino tras de el hasta que ambos salieron de la cafeteria. Ella le siguio incluso cuando casi llegaban hasta su consultorio.

— Por favor no insistas — Dijo Claramond algo molesto.

— Hice todo por ti... Por nosotros... se que aun me deseas... Puedo verlo en tus ojos... Seguro te casaste con esa mujer por interés pero se que soy yo la que esta en tus ojos — Dijo ella mientras caminaba tras de el.

— Te equivocas. — Dijo Claramond.

— Ah si?. ¿La amas?. — Preguntó Melisa poniéndose frente a el, habían llegado ya al consultorio.

— No tengo por qué responderte. — Dijo disponiendose a abrir la puerta sin embargo ella se interpuso.

— Dímelo... ¿La amas?. Si de verdad la amas... Besala frente a mi.— Dijo Melisa.

Escuchando sus palabras Claramond suspiro y abrio la puerta del consultorio para asi dejar la comida en el escritorio. Rose le miro apenas entró y se puso de pie para caminar hasta el. El camino hasta ella y después miro a Melisa tras de el.

— Espero que después de esto dejes de fastidiar — Dijo Claramond. Rose no entendió mientras que por otro lado Melisa sintió que estaba por desmayarse.

De un momento a otro, Claramond tomo a Rose del menton y levanto su cabeza para después inclinarse hasta ella. Ahí dulcemente unió sus labios con los de ella en un cálido y suave beso. Rose se quedo sorprendida mientras que Claramond disfrutaba de eso.

Melisa ante tal cosa salió corriendo del consultorio dejándolos ahí completamente solos...

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