Capítulo 10

Tras un viaje de aproximadamente 40 minutos, llegaron hasta el estacionamiento de un restaurante. Ahí Claramond le dejo dormir unos minutos más hasta que por fin se decidió a despertarla.

Movió suavemente su cuerpo a la vez que le hablaba por su nombre de manera dulce para no alterarla. Poco a poco ella comenzó a despertar por lo que le miro con cierta confusión.

— Hemos llegado. — Le dijo mientras ella frotaba sus ojos. Tardo unos segundos en despertarse bien y apenas lo hizo ambos salieron del auto.

Llegaron hasta el restaurante en donde Claramond ya tenía una reservacion por lo que fueron pasados hasta una mesa en el balcón. Desde ahí, la vista era bastante bonita, pues era un edificio de tres pisos que estaba en lo alto.

Rose quedo maravillada con la vista por lo que estaba cerca al barandal disfrutando de la brisa fresca de la mañana. Claramond le miraba con una sonrisa, cuando trajeron los menús decidió no molestarla por lo que pidió un vino blanco para mientras leer la carta.

Cuando Rose regreso y se sento a la mesa tomo uno de los menús para asi comenzar a leerlo.

— Puedes pedir lo que quieras... Pedi vino blanco, no se si te guste. O puedes pedir otra bebida — Le dijo Claramond. Ella no respondió y siguió leyendo la carta hasta que eligió su plato. Ella deslizó el menú por la mesa hasta que esté a la vista de el y ahí señalo un platillo. — Pancakes con Fresas con crema y pasta de avellanas?. Dulce elección. — Le dijo el para asi una vez llegado el mesero disponerse a pedir.

Ella miro de nuevo el menú por lo que el espero ha que ella eligiera algo más para pedir todo junto. Finalmente ella de nuevo deslizo el menu hacia el para asi mostrarle lo que quería.

— Bien, por favor podría darme unos pancakes con Fresas con crema y pasta de avellanas. Junto con esto una malteada de Fresas y platano. Y para mi por favor traigame tortilla francesa con arroz y carne molida junto con un pan francés con mantequilla — Le dijo Claramond al mesero.

El mesero anoto la orden y después recogió los menús para asi irse. Claramond miro a Rose notando que miraba fijamente la vista del balcon por lo que recordando eso se puso de pie.

— Rose, tengo algo para ti. Lo deje en el auto, vendré en un minuto si?— Le dijo él. Rose le miro de reojo y asintió una vez. Claramond sonrio y despues se retiro.

Rose se quedo viendo el paisaje, justo en ese momento quería plasmar lo que sus ojos veian. Se sentía relajada por lo que sentía que nada podría arruinar eso...

— ¿Rosemary?— Dijo una voz a sus espaldas. Rose de inmediato se sintió asustada, miro de reojo tras de ella sin hacer contacto visual y supo de quien se trataba. — Pero que haces aquí?. Es raro que estés en la calle. Creí que no podrías ni valerte por ti misma — Dijo su hermana Margaret acompañada de un hombre.

— ¿Quién es?— Preguntó el hombre quien miraba fijamente a Rose.

— Es mi hermana... La que te dije que no puede hacer nada por su cuenta — Dijo Margaret. — Pero bueno. Ya que estamos aquí. ¿Podemos hacerte compañia?. Digo. Sirve que no comes sola cual perro — Dijo Margaret tomando asiento en una de las sillas.

Rose se sentía nerviosa, sus piernas estaban temblando y solamente mantuvo agachada la cabeza.

— ¿Como se llama?— Preguntó el hombre. Rose reconocia la voz de ese hombre de algún lado. Tenía buena memoria.

— Sé llama Rosemary. No esperes que te responda. Es una autista en toda la extensión de la palabra — Dijo Margaret.

— No deberías de tratarla así. — Dijo el hombre para después dirigirse a Rose con suma amabilidad. — Un gusto Rosemary, mi nombre es Leonarth Vi Desmont. — Dijo él estirando su mano hacia ella. Rose mantuvo la mirada perdida abajo y no respondió. Ahora sabía de dónde lo reconocia; Leonarth era un luchador de boxeo peso medio, solian anunciarlo en televisión cuando iba a pelear.

— ¿Vez? Es inútil. No habla la muy estúpida.— Dijo Margaret cruzándose de brazos.

— No tienes remedio....— Suspiro Leonarth dirigiéndose a Margaret. Justo en ese momento Claramond apareció y al verlos mostró una gran sorpresa en su rostro.

— No esperaba encontrarla por aquí señorita Margaret — Dijo Claramond. — Buen día a los dos. Joven Leonarth, señorita Margaret. — Dijo saludando a ambos.

— Pues pasábamos por aquí y supuse que seria bueno tomar asiento aquí. Además la vi tan sola que seguro estaría en apuros como siempre. — Dijo Margaret. Claramond no supo que decir, miro a Rose notando que estaba nerviosa. Estaba por acercarse a ella cuando Rose lo hizo primero, termino abrazándolo con fuerza como si se sintiese desesperada.

— Shh.. Todo está bien...— Dijo el acariciando suavemente su cabeza.

— ¿No tiene algo más que hacer señorita?— Preguntó Claramond a Margaret.

— ¿Me está pidiendo que me vaya?— Preguntó Margaret notándose furiosa.

— Eso mismo, me alegra haya entendido. — Dijo Claramond.

— ¿Ah?. Como te atreves?— Dijo Margaret poniéndose de pie.

— No voy a tolerar que pongan mal a Rose, asi que por favor retírese. — Dijo él.

— Margaret, vamonos. El tiene razón. — Dijo Leonarth poniéndose de pie para tomar a Margaret de la muñeca y llevársela. Ella no dijo nada y se fue con el seño fruncido.

Apenas se fue Rose solto en llanto, ahogo sus lágrimas en el y el con gusto sirvió de paño de lágrimas. El mesero llegó y consigo los platillos, apenas los trajo Claramond sentó a Rose en su silla y se puso de cuclillas frente a ella.

— Lamento haberte dejado sola... No debiste pasar por esto... Perdoname — Le dijo el mientras limpiaba sus lagrimas. Ella no respondió y limpio sus lágrimas para después mirarle de reojo. El aprovecho para poner sobre sus pequeñas manos una libreta y un lápiz, ella aprecio este regalo por lo que dejo de llorar. — Supe que te gusta dibujar así que compré esto pensando en ti. Ahora podrás plasmar todo lo que quieras — Le dijo él. Ella limpio sus lágrimas y abrió la libreta mientras que dejaba de llorar.

El se sintió aliviado y después le alento a seguir comiendo. Ella ahora estando feliz comenzo a comer lo que pidió. Estaba feliz ahora de comer aquello tan delicioso.

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