Capítulo 6

En aquel restaurante, Amon junto con su padre el gran señor Farrell; se habian reunido con Claramond.

— Le agradezco el sacrificio que esta por hacer. Como ya leyo la ficha de mi hija. Padece un severo caso de autismo como usted sabrá pues ya la atendió hace bastante tiempo. — Le dijo él señor Farrell.

— Tengo todo completamente en cuenta... Nuevamente les agradezco esta oportunidad. — Dijo Claramond amablemente.

— Aunque tengo una duda... — Dijo Amon mirando a Claramond.

— ¿De que se trata?— Preguntó Aaron.

— No acepto la recompensa por el trato, llego de imprevisto a ver si podía ser el desafortunado cuando nadie sabe de esto. ¿Cómo es que se entero señor Paxley? — Preguntó Amon.

— Uno de mis pacientes me lo dijo — Respondió Claramond.

— Si es así.... ¿Quién fue? Y ¿por que aceptar esto?— Preguntó Amon.

— Ya para Amon, eso es lo que menos importa. Lo que importa es que acepto. Así que tenga... Firme el documento. — Dijo él señor Farrell.

Amon guardo silencio y Claramond tomo el papel para asi comenzar a leerlo, lo estaba haciendo por mero placer, no por sentirse obligado. Cuando supo lo que le pasó a Rose, sintió mucha pena por ella y no quería que con su condición cayera en manos que la pongan peor.

Además el no podía negar que desde que la vio, sintió atracción por ella...

Claramond firmo el papel, y tras una conversación corta el se retiro para asi irse directo a casa. No recibiría ningún premio por esto, quizá un aplauso por su madre. Pero lo que ahora temía es que Rose le guarde rencor...

...

Durante la noche, Rose estaba acostada en la cama mirando hacia la ventana. Estaba lloviendo y por ende la ventana tenía las marcas de esta.

Mientras miraba la ventana un profundo recuerdo vino a su mente...

...

TIEMPO ATRAS...

...

Estando un poco enferma, Rose fue hasta el parque en donde solía reunirse con Jaume. Ahí se sentó en la banca cubriendo sus manos en su suéter y su nariz en su bufanda.

— ¡Mi amor!— Dijo Jaume llegando para asi sentarse a su lado y abrazarla.

— J-jau...me...— Susurro ella abrazándolo. Justo en ese momento estornudó por lo que Jaume se separó del abrazo para verla.

— ¿Estás bien?. ¿Estás enferma?— Pregunto él. Ella asintió apenada y solamente desvio la mirada. — Lo siento... Te hice venir estando enferma... Mm... Ya se!. Vayamos por un cafe — Le dijo él para asi levantarse y ayudarla a ponerse de pie.

Jaume se quito su bufanda y la enrollo alrededor de Rose cubriendo su nariz y boca para después quitarse los guantes que se había puesto para tomarla de las manos y ponérselos.

Apenas lo hizo la abrazo y sin soltarla la guió directo hasta la cafetería.

En la cafetería el pidio para ella un café moka que ella adoraba junto con una rebanada de pastel. Después de esto le dejo comiendo y salio corriendo del lugar.

Ella espero tranquila y tras varios minutos el volvió agitado.

— Uff.... Ahh.... ¡Listo!— Dijo el sacando de su bolsillo unas pastillas. — Me dijeron que esto era bueno para el resfriado, toma una — Le dijo tomando la mano de Rose para poner ahí una pastilla.

Ella obedeció y tomo la pastilla para después agradecerle. El se sentó a su lado y compró algo para el. Comieron juntos en aquella cafetería y después el la llevó hasta el auto en donde puso la calefacción y después manejo hasta un mirador.

Ahí estacionó el auto, y se quedaron mirando el paisaje con bastante tranquilidad. Jaume tenía a Rose en brazos sentada sobre sus piernas, ahí el incluso se quito su sudadera para enrollarla en ella y darle calor.

— Todo lugar es hermoso cuando lo veo contigo... Eres como una bella rosa Roja... misma que puedo llevar a todos lados conmigo — Dijo Jaume abrazandola suavemente.

— ¿So..y... bonita..?— Preguntó Rose.

— Eres preciosa y perfecta. Bonita te queda corto — Dijo el besando su frente.

— Pero... Mi cabello no es lindo... mis ojos son feos... mi rostro aun más.. — Le dijo ella.

— ¿Pero que dices?. Amo cada cosa que tienes. Tu cabello es como una hermosa nube roja, tus ojos son como un bello cielo azul y tu rostro es tan bello como el de una muñeca. Si para los demás no eres llamativa no me importa... Por que hay maravillas Que no necesitan ser llamativas... — ...

...

Recordando aquello, las lágrimas de Rose habian salido por sus ojos, se había quedado dormida completamente.

Justo en ese momento Claramond había entrado a la habitación, igual que Anahera habian estado cuidado de Rose por lo que entraban debes en cuando a echarle un vistazo.

Al entrar y verla dormida, Claramond fue hasta ella y sin hacer ruido llevó su mano hasta su frente para tomar su temperatura.

— Jaume...— Susurro Rose. Al escucharla Claramond se sorprendió y se quedó mirandola por unos segundos. No hizo más y la cobijo para después dejar sobre su mesita de noche unas pastillas junto con una nota. Antes de irse noto que ella despertó por lo que le miro y mostro una sonrisa.

— Buenas noches... Perdón si te desperté. — Le dijo él. Ella se sentó sobre la cama y miró las pastillas para después mirar hacia el sin hacer contacto visual.

— Gracias...— Dijo ella en voz baja.

— No hay de que... deje anotado a que momento debes tomarlo... Mañana te traeré otras pastillas por la noche. Espero mejores pronto — Le dijo él sonriendo.

Ella le mostró una pequeña sonrisa y el se quedo mirandola por unos segundos para después volver a si y levantarse.

— Por cierto... Queria decirte algo...— Dijo Claramond. Rose asintió en forma de escucharlo para después ponerse de pie e ir hasta su armario y tomar otra cobija. — Quería decirte que... Puedes confiar en mi — Le dijo él. Con cierta sorpresa ella le miro de nuevo y el tomo su mano para después sonreír. — Quiero que confíes en mi... Jamás te haría algun mal. Igual que mi madre te tengo aprecio apenas te conoci asi que... Quiero ser alguien de confianza para ti, para que no te sientas tan sola. — Fueron sus palabras.

Escuchándolo Rose por primera vez hizo contacto visual con el y después se acercó hasta el para abrazarlo. Quizá el ni nadie lo sabia, pero cuando Rose hacia esto con alguien es por que confiaba plenamente en esa persona. Y solo Anahera y ahora Claramond eran los afortunados...

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