Pov: Arturo Altamira
Estoy frente a una gran casa a las afueras de la ciudad junto con mi agente de bienes raíces, Melissa.
- ¿Qué te parece la entrada? -pregunta Melissa mientras intento grabar cada detalle de afuera de la casa.
- Tiene ventanales, eso es bueno, una casa con tanta iluminación artificial aturde -me paseo por el frente-. Tiene un garage espacioso, parece que podría caber un camión de carga. No tiene enrejado de seguridad afuera, tendremos que mejorar eso. Hay césped sin cortar, unas cuantas flores a la deriva. Los colores de la casa son muy neutros, parece que viviera un político ahí -blanco y gris, aunque elegante, no proyecta familiaridad-. El camino de gravilla que da a la entrada me agrada, pero aún le falta algo -nos adentramos.
Me mira asombrada. Los bienes inmuebles son mi especialidad, aunque nuestra empresa se trate de metalúrgica y fabricamos autos, también se compra y se venden inmuebles.
- En esta casa hay cinco habitaciones, cada una con su baño interno, una sala de juegos, un garage para tres autos, un sótano, una sala de estar, un comedor, una cocina que podrían usar cómodamente cinco personas al mismo tiempo.
- Perfecto para parrilladas -ideo sin pensar y ella solo sonríe con diversión. Continúa hablando.
- Espacio suficiente en el jardín para plantar tu propia cosecha de maíz -bromea pensando que fue por ella que lo hice, sinceramente, mi reputación de frío me precede, pero luego de sufrir tanto, deseo bromear con lo que pueda, aún así, no le premitiré a nadie más que mi círculo íntimo, ver esta parte de mí-, sin mencionar que... - la detengo.
- Ya sé Melissa, gracias. Esta es la casa -ella habla mucho y no necesitaba más para saber que está es la elegida, sé que a Alicia le hubiera encantado.
Volteo por un momento para observar la sala mejor. Melissa se acerca más.
- Felicidades por su compra señor Altamira. Le estoy muy agradecida por tomarme en cuenta -estoy seguro de que esto lo dijo un poco más sensual... ay no. Volteo y me encuentro a una Melissa que se subió más la falda de lo debido. Me palmeo la frente por la ridiculez que tengo que soportar por una simple broma con la persona equivocada-. Si está muy feliz podemos festejar juntos... - Se acerca más y yo solo puedo pensar en los bellos ojos de Alicia mirándome cuando le coloqué el anillo de compromiso.
Se acerca repentinamente e intenta besarme, busca desesperadamente mi boca cuando me aparto y me incomoda sobremanera su cercanía, la única a la que se lo he permitido deliberadamente es a mi amada, la arrojo hacia mi derecha con moderada fuerza para zafarme de esta, ya que predije que quería abalanzarse hacia mí y no se lo permití. Me entra un enojo inexplicable por sus acciones repentinas, poco profesionales y cuestionables.
- ¡Óyeme tú! -grito señalándola mientras tomo cada vez más distancia-. Confié en tu trabajo porque te recomendaron, ya veo que esa recomendación no te salió gratis -me fulmina con la mirada - ¡Levántate y sal! No te quiero ver más, que otro agente me consiga la casa. -sale casi entre lágrimas haciéndose la víctima.
Me acomodo mi traje y salgo como si nada.
*Tengo muchas cosas que hacer*
Me dirijo a la empresa. Estaciono mi auto, quise ponerlo en el área presidencial, pero no se pudo, ya estaba el auto de Sofía ahí. Salgo y entro como si no hubiera pasado ni un solo día desde que me fui.
Saludo a la recepcionista, Claudia, creo que así era su nombre. La saludo con un simple "Buenos días" como todas las mañanas, solo que con un tono más cordial.
Voy directo al ascensor y al último piso. Salgo y todos me miran como si fueran visto a un fantasma. Saludo a uno que otro que se me para al frente, unos se acercan con cortesía a decirme que "la empresa no ha sido la misma desde que se fue" les agradezco a todos y me dirijo a la oficina presidencial.
Saludo a mi secretaria con cortesía y sin avisar, entro, algo me intenta decir mi secretaria cuando abro las puertas, pero ya es tarde... veo a Sofía y en frente tiene a Javier.
- Sofía, ¿Qué hace este hombre aquí? ¡¿Acaso no sabes que fue despedido por mí hace poco?! -lo digo cada vez con más rabia. Sofía me mira como si hubiera visto a la parca u algo así.
- Señor... - intenta decir Garza.
- ¡Cállate! ¡Vete de aquí y no vuelvas nunca!
- Arturo, cálmate. Él solo está aquí para ayudar -me intenta persuadir Sofía.
- ¡No! Que se largue, no tiene nada que hacer aquí -Javier por fin se marcha y cierro la entrada a mi espalda.
- ¿Qué te trae por aquí Arturo? ¿Vienes a ver los reportes? -Sofía está muy calmada mientras yo lanzo chispas por las orejas. Repongo la compostura.
- No Sofía. Vengo a regresar a mi puesto, el que me pertenece -digo con una mirada helada, sin sentimientos, como deben ser los negocios. Ella me mira asombrada y luego se repone.
- No Arturo, no puedes venir así de fácil, ni aunque quisiera podría... -entre cierra los ojos- El poder dice seis meses y aún falta -habla apresurada.
- Solo falta un mes y tiene una cláusula donde dice que si yo quiero volver, me los tendrás que ceder nuevamente -sé adonde intenta llegar y no, no la dejaré ganar tiempo, sé que es alguien preciado por Alicia, pero no la excluye de que se le haya subido el poder a la cabeza.
- No lo haré Arturo -pongo la cara de pocos amigos que me enseñó mi profesor de comportamiento humano-. Al menos no hasta que organice unos papeles por aquí y por allá y lograr eso que quieres.
- No Sofía, eso no es así y si tengo que traer a mi abogado para que me cedas el poder nuevamente, lo haré. Sabrás de mí.
Me retiro por donde vine, solo que esta vez quiero pasar por la oficina del portero, sí, tiene una oficina, él la pidió y se la cedimos. Está en planta baja.
- ¡Hola Jacobo! ¿haz hecho lo que te pedí? - Antes de irme, aunque triste, no podía dejarlo todo a alguien sin cerciorarme de lo que hacía.
Le pedí a Jacobo que me averiguara los nombres de todas las personas que se han reunido con Sofía desde que me fui. Sí, trabajo agotador, pero vale el dinero.
Se preguntaran porqué no se lo pedí a Claudia o incluso a mi secretaria, la respuesta es porque no quiero levantar sospechas y nadie sospecharía del portero, aparte de que a ambas se han encontrado con las manos en la masa en cuanto a repartirse chismes de la oficina se refiere.
- Sí Señor Arturo. Aquí tengo toda esta lista -me entrega un cuaderno de más de 50 hojas.
- ¡Vaya! -no oculto mi asombro-. Creo que me quedaré contigo un rato para saber qué más anotaste sobre estas personas -tomo asiento a su lado-. Así me cuentas como te han tratado por aquí.
Jacobo es de fiar, lo sé, no es la primera vez que me ayuda en algo así.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 52 Episodes
Comments