Pov: Arturo Altamira
Abro mis párpados con somnolencia y rememoro lo sucedido anoche. Me quedé dormido en la playa y siento la arena debajo de todo mi cuerpo. Veo mi muñeca para saber la hora y son apenas las 6 a.m.
Con pesar me levanto de la arena que debo tener hasta en las orejas.
Me devuelvo a la casa de la playa con molestia en todo mi cuerpo por lo incómodo del lugar y la posición de mi sueño. Tal vez pueda volver a conciliar el sueño después de un baño lo cual hago apenas ingreso a la estancia. Al finalizar me pongo la pijama y me acuesto en la cama cuando escucho un ruido muy peculiar en la puerta de entrada.
*Parece que es un bebé*
- Tal vez sea Alicia con el nuestro -hablo en voz alta para mí y con la emoción salgo de la cama de un brinco para dirigirme a la entrada.
Abro la puerta y se encuentra una hermosa bebé en la entrada, en una canasta, llorando. Sé que es niña por su lazo en la cabeza y su ropita rosa. La levanto y con la otra mano tomo la canasta. Reviso si hay alguien cerca, tal vez viendo la escena y... no.
Entro, ya que hace mucho frío afuera lo cual me hace pensar que fue intencionalmente dejada para mí... o tal vez solo me estoy haciendo ilusiones y mi corazón no podría soportar más.
Me detengo un momento a ver a la bebé.
- Eres muy hermosa con padres tan irresponsables -la tomo en mis brazos y hago que deje de llorar con el poco conocimiento de bebés que sé. Es tan diminuta que me da temor lastimarla.
- Vamos a tener que llamar a mi padre para saber de quién eres y cómo te llamas -hace un puchero como si me entendiera, es tan adorable.
La veo y noto su reducida estatura, parece recién nacida. Y parece que tiene el pañal lleno también.
Es muy temprano, tengo que llamar a alguien.
Sofía está muy ocupada en la empresa, entonces llamaré a mi madre.
-Hola, mamá.
- ¿Arturo? ¿por qué me llamas a estas horas? - me dice adormilada-. Espero que sea importante-. Mamá odia que la despierten de su sueño.
-Lo es. Encontré a una bebé.
- Hijo, eso no tiene sentido, explicate.
- Mamá, encontré a una bebé recién nacida en la entrada de mi casa -insisto- ¿Podría venir? Realmente necesito ayuda y no sé qué hacer -no escucho nada luego de eso - ¿mamá?
-Sí Arturo, voy para allá. Esperame, no tardaré. -se escucha como si tuviera mucha prisa y finalmente, cuelga la llamada.
Y es cierto lo que dice, en cuarenta minutos ya se encuentra en mi morada con un arsenal de cosas para una bebé, como si ya supiera que esto pasaría.
Al abrir la puerta entra veloz con dos chicas, la primera parece de treinta y tanto con el cabello recogido y la segunda se ve aún más profesional que la otra, por su porte, parecen ser de una tienda para bebés, por su vestimenta.
*Entrar con cuatro paquetes de pañales.
*Tres biberones, cada uno con una calcomanía de un animalito diferente.
*Cinco mantas.
*Una cuna rosa pastel con un pequeño peluche que aun parece más grande que la bebé (esto me parece muy exagerado).
*Cinco bolsas de leche en polvo.
*Ropa para bebé, muchos conjuntos.
*Toallitas húmedas.
Entre otras cosas que no supe para qué eran.
-Mamá, no sabemos de quien es la bebé -trato de decirle cuando pone todas las cosas de la bebé en la habitación única habitación del lugar.
-No sabemos, pero hasta que no lo sepamos, es nuestra responsabilidad -me dice mi madre decidida, mientras ayuda a acomodar la cuna en su lugar.
- La verdad es que es muy hermosa -me quedo mirando hipnotizado, es un ser muy indefenso, tengo que protegerla, siento esa necesidad desde que abrí la puerta y la ví sola en este día tan frío.
- Sí, es muy bella. Trae la bañera por aquí -le dice a la chica más joven que trae una bañera para bebé.
- Me parece exagerado, pero acepto esta responsabilidad -ella causa algo dentro de mí que me hace sentirme preocupado por su bienestar.
Salen las chicas y quedamos nosotros tres en la habitación.
- Se ve muy pequeña -menciona mi madre-. No debe tener ni un mes.
- Sí, es muy hermosa también. Tenemos que saber si está bien o si le falta algo. Llevémosla al pediatra -esta idea se me ocurre cuando la veo llorar otra vez.
- Sí, buena idea. Vete alistando mientras le doy biberón. Seguro tiene hambre -me rasco la nuca inseguro, nunca había pensado que los bebés lloraban porque tenían hambre, solo pensé que lo hacía porque así lo deseaban. Disculpen mi ignorancia en el tema. La veo caminando de un lado al otro con la pequeña en brazos y rememoro sus palabras.
- ¿Alistando? -me ve de arriba a abajo y de inmediato entiendo que estoy en pijama.
- Entiendo.
......................
Estamos en la clínica más cercana y esperamos al pediatra. Somos los primeros, aún es muy temprano. Aun así, esperamos al doctor porque no reservamos cita. Es amigo de mi mamá y nos facilitó nuestra consulta. Nos llaman al consultorio y nos adentramos con algo de nervios de parte de ambos.
- Señor Altamira. Cuénteme sobre el motivo de la consulta de la bebé -habla el doctor canoso desde el otro lado del escritorio.
- Encontré a esta bebé en mi puerta hace apenas unas horas. Se ve muy pequeña y quisiéramos saber acerca de su estado.
- Entiendo, permítame revisarla, apunta hacia una camilla a unos metros de nosotros.
El doctor la revisa de pies a cabeza, con una linterna y una paleta para verle mejor la encía. No entiendo la mitad de lo que está pasando, aunque sugerí ir al médico, realmente no sabía de lo que se trataba. Cuando termina de examinarla se dirige a nosotros.
- Señores. Es una bebé completamente saludable -eso me alivia-. Aun así, tendrán que traerla cada cierto tiempo para tener un seguimiento. Tiene unas dos semanas de nacida. Por protocolo, debo preguntar... ¿Hay posibilidad de que usted sea el padre del bebé? -me pregunta como si estuviera seguro de la respuesta. Realmente no lo había pensado ¿Será esta bebé el producto del amor que tengo por Alicia y ella por mí?
- Doctor, realmente si cabe esa posibilidad.
- Sí doctor -apoya mi madre-. Hemos tenido problemas familiares y sí cabe la posibilidad de que mi hijo sea su padre -dice con pesar recordando mi situación.
El doctor se torna una cara de sorpresa, creía que era mi esposa. Yo esbozo una sonrisa porque me divierte.
- Manden a hacer análisis de sangre -recomienda-, si no está seguro, es lo correcto. Para descartar posibilidades.
Agradecemos al doctor. Salimos del consultorio y voy directo al laboratorio de la clínica para hacernos análisis.
Si sale negativo, contactaré a mi padre para que llame a su investigador privado. Ahora mismo, he perdido muchos contactos porque ya no estoy en la cima. Le cedí legalmente ese poder temporal a Sofía y hasta ahora lo ha hecho muy bien.
Si sale positivo... al menos tendré una felicidad, una razón por la cual vivir aparte de la esperanza de reencontrarme con mi amada.
*Te extraño tanto Alicia*, siento una punzada en el pecho al recordar como sonreía el día de su graduación *la sonrisa más bella*
Mi madre y yo regresamos a la casa en la playa y de verdad espero no se vaya pronto, la necesito aquí para que me ayude, no tendría idea como hacerlo solo.
- Arturo, han pasado meses desde la última vez que te vi con ese brillo en los ojos. ¿No podrías seguir cuidando a la pequeña? -me dice con preocupación. Aún no sabemos su nombre- ¿Quieres cuidarla? -volteo a ver lo angelical de su rostro.
- Sí. Quiero cuidarla y protegerla.
- Entonces mi trabajo aquí está hecho.
- No, no me dejes solo. No tengo idea de como hacer esto -no quiero que se vaya.
- Lo harás bien. Cuando tú naciste, yo no tenía idea de como ser madre, pero tampoco dejaba que otros te cuidaran porque sentía que lo harían mal, que te lastimarían... -ve hacia la nada un instante y luego se recompone-. Lo harás bien hijo, confío en ti.
Yendose me deja un nudo en la garganta. Los resultados llegarán en dos días. No quiero que otros la cuide, yo lo haré.
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