En nuestras manos

Pov: Arturo Altamira

 Actualmente han pasado tres días desde que me fui del restaurante dejando a Alicia llorando esperando una respuesta.

 Si algo aprendí en estos últimos años es: "No decidas por los impulsos".

 Decidí estar con ella porque veo a una chica maravillosa cada vez que me platica de todo con una alegría desbordante.

 En estos últimos meses la he aprendido a amar y algo en esa chica me hace sentir tan cálido, una calidez que no había sentido por nadie. Cada vez que la abrazo... esperen

...

 Sí, me enamoré perdidamente de esos ojos verdes. Yo jamás me había expresado así de alguien. No tener a alguien a mi alrededor por quien expresarme de esa manera me hizo el ser frío y calculador que todos conocen.

 Todo ocurrió tan deprisa...

 Todo esto lo pienso sentado en mi sala de estar con una taza de café en la mano.

-Si crees que es ella, acércate más -las palabras de mi padre cuando le pedí un consejo, me golpean en la cabeza. ¡Claro que es ella! Cualquiera en su lugar habría hecho lo mismo. Yo hubiera buscado otra manera, pero esa fue la única que encontró...

¿Y si lo hace otra vez? ¿Y si la amenazan nuevamente y hace lo mismo? Debo protegerla y decirle que si vuelve a pasar me ayude... tengo que averiguar sobre Javier, él es el hombre de confianza de mi padre, pero yo nunca lo he hecho, siempre me mira con malos ojos y no sé la razón, solo lo ignoro.

Dejo mi café en la mesa de noche.

-¡Oh por Dios! -coloco mis manos sobre mi cara-. ¿Y si no me perdona que la haya dejado así, sola, en un lugar que desconoce...? Debo recuperarla... tal vez no me quiera hablar.

*Tengo que darle tiempo.*

¡Si! Eso es.

Necesito hablar con alguien que sepa de esto; es decir, he tenido novias, pero no relaciones tan serias como quiero tener con Alicia.

......................

Pov: Alicia FuenteMayor.

Ha pasado una semana desde que le confesé a Arturo que fui yo la que tramó eso aquella noche.

-Aquí tienes- Sofía me entrega unos papeles estando yo en mi laptop.

-¿Son los que te pedí?- Asiente. Los abro con emoción. Buscar el pasado oscuro de alguien que odias no fue tarea fácil; además, esto me distrae de esperar una respuesta de Arturo, o tal vez solo se vaya sin dejar rastro. Él no parece de ese tipo.

-"Sarah Lombardi (19)

El año transcurrido en la vida de Sarah Lombardi fue cuando tenía dieciséis años de edad.

Ella huyó de casa porque encontró a su padre con una amiga de su escuela en la cama.

Forcejearon en una fuerte discusión que alarmó a los vecinos (llamando a la policía prontamente). Su amiga la agredió físicamente y Sarah juró no volver a hablarle a su padre, ni volver a pisar esa casa.

Empacó sus cosas y se fue a vivir a casa de su, entonces novio. Ahí le fue peor porque a los padres de su novio no le agradaba y a los pocos meses la echaron de la casa donde residía.

Se decía que ella salía con un hombre adinerado quince años mayor que ella (31) con fama de mujeriego mientras salía con su novio. Él la consintió hasta que se cansó de ella y la dejó con unos cuantos dólares donde pagaba un motel barato y trabajaba lavando autos cerca del motel. En esos días la golpearon brutalmente por no pagar unas deudas y fue llevada al hospital, llamaron a su padre porque era el contacto más cercano y ahí se volvieron a encontrar.

Resulta que la que era amiga de la señorita Lombardi tenía varios amantes. Cuando se fue Sarah, mantuvo a esa chica en casa por un mes, cuando uno de sus amantes fue a buscarla y peleando con el actual supervisor del sector universitario... ambos resultaron heridos. Al Señor Lombardi recuperarse, echó a la mujer de su casa y estuvo buscando a Sarah, sin decirle a nadie porque su reputación debe ser guardada.

Sarah juró no volver a verse rebajada de la clase a la que perteneció. Ya que ella es muy valiosa para volver a ser una lava autos."

-Esta información fue difícil de obtener porque el supervisor mandó a quemar los informes del hospital en donde se estuvo recuperando, se mudó de vecindario, sobornó a los medios para que no saliera a la luz y amenazó al director para que aceptaran a su hija. Como verás... hizo de todo para no manchar su imagen -me comunicó Sofía en un tono más que calmado para no ser tan impactante la noticia.

-Vaya -susurré-. Aquí tenemos no solo a Sarah, al supervisor en nuestras manos -sonreí satisfecha, sí, sé que su historia es triste, pero no deja de pisotear, sobornar y aprovecharse de los demás a su conveniencia-. Si lo pensamos bien... también tenemos al director con esa información que tenemos. Si todo esto llegara a los medios...-esto es oro puro.

-Alicia, cálmate. Debes usar eso sabiamente. Sabes que estoy tan en contra de los bullys como tú, pero no es hora de pensar a tu propia conveniencia como lo hace Sarah... tienes que ser diferente a ella y pensar en los demás -las palabras de Sofía son tan maduras. Si tuviera que elegir a una hermana mayor, seria a ella.

-Tienes razón. Con esto, la enfrento mañana, pero primero le saco copia -volteo hacia la impresora.

-Buena idea. Yo iré a ver si nana necesita mi ayuda en algo -se dirige hacia la puerta.

-Sofía

-¿Si?

-Gracias.

-No hay de qué. Mantente distraída, me gusta verte así de animada -sale finalmente.

Si extraño a Arturo, pero pronto me contactará. Sé que así será porque mi corazón me lo dice.

-Arturo...

Suena mi teléfono. *¡Si! ¡Es él!* me emociono hasta que veo el identificador. Mi sonrisa se borra en automático.

-No, no es él -veo el teléfono con decepción y contesto- ¿Bueno? ¿mamá? ¿Qué necesitas?.

-Unos buenos baños de sal -se ríe de su propio ocurrir.

-¿Qué? ¿Mamá?

-Bueno, bueno, necesito que vayas de compras, pero no a comprar ropa. Pide los medicamentos de tu padre, hoy es dieciocho y es el día de restaurar el almacén, ¿aún no has hecho el pedido?-Estaba tan absorta en mis problemas que se me olvidó pedir los medicamentos.

-Aún no mamá, lo hago ahora mismo.

-Bien Alicia, no se te olvide a la próxima.

-Está bien. Te amo -cuelga.

Estoy viendo los sitios seleccionados para pedir internacionalmente el envío del medicamento, ya que no se encuentran en el país aún, cuando recibo otra llamada, *seguro es mi madre que me mandará a comprar sales para su baño.* Contesto.

-¿Hola? ¿Mamá? ¿Qué olvidaste esta vez? -contesto un poco aburrida, ella aún no sabe comprar por internet aunque le haya explicado cientos de veces.

-Alicia, quiero verte -escucho la voz más varonil posible por el otro lado del teléfono. Quedo en silencio por unos instantes para reconocer la voz de Arturo-. Sé que no me fui de la mejor manera, pero quisiera arreglar las cosas contigo, perdóname -casi lanzo un chillido de emoción cuando lo escuché diciéndome todo eso.

-Arturo, yo...-busco mis palabras, porque no las encuentro-. Yo si quiero verte.

-Bien, me alegra. ¿Puedes mañana? En el muelle de la otra noche. A las ocho -siento esperanza en su voz.

-Si Arturo, puedo. Nos vemos allá -cuelgo.

Me siento feliz; sin contar que también me encuentro en suspenso por sus palabras.

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