Reloj

Pov: Arturo Altamira

 Estoy en mi cama aún con los ojos cerrados. No sé qué hora es, ya que le dije a todos los empleados que no me despierten ni aunque vaya a pasar un meteorito.

 Abro los ojos y veo en el reloj de pared que son las 11 de la noche.

*Ay no* Pensé con pesar

 Otra vez se descompuso mi reloj interno.

 Cuando pasa eso, me levanto tarde y me acuesto tarde pensando que la noche es día y el día, noche. Claro está, sin dejar de producir.

 Me levanto, me arreglo y me dispongo a salir. Si no es durmiendo que pasaré la noche, tendré que distraerme.

 Mi amigo tiene un bar a un par de calles. Iré para allá a tomar unas copas.

 Salgo de mi mansión con mi auto negro, es uno de mis favoritos, uno de los más costosos también.

 Ya estoy en la ciudad, con muchos autos más cuando...

-¡Oye imbécil aprende a conducir! -eso lo dijo luego de casi sacarme del camino con su torpeza al conducir-.

*Dejará una abolladura*

 Veo con rabia a la conductora que me dijo eso, ya que ambos habíamos salido de nuestros autos. Cuando la veo, siento que he visto un ángel... Su cabello es largo y abundante, muy llamativo, es de complexión delgada, pero con una mirada de fiera hacia mí, ojos verdes con una mirada muy penetrante y su tez es muy pálida.

 Se acerca casi que a zancadas, pero como mide 1.50, no se consideraría así.

 Me quedo hipnotizado por un segundo. Cuando me percato que me estaba hablando desde hace rato.

-¡¿Qué tienes?! Desde que saliste de tu auto no haces más que mirarme como un idiota -me dice con una voz firme, pero sigue siendo muy aniñada. Tomo la compostura-.

-Está bien, no me tienes que pagar nada. Yo me haré cargo de mi abolladura -le digo. He sido entrenado para mantenerme concentrado en cualquier situación, delante de cualquier persona, solo que nadie me preparó para ver un ángel-.

-¿Qué?- Me dice tan confundida-. Eres tú el que debe pagar mis reparaciones -me apunta con su pequeña mano-. Estaba conduciendo cuando tú quisiste rebasarme y no pudiste, a lo que chocamos.-

 Ahora que rebobino, estaba muy distraído; es decir, sigue siendo mi cumpleaños, estaba pensando en la reunión de esta mañana y perdí la noción de la realidad, eso a veces me pasa, solo puedo mantener mi concentración en una sola cosa para tener eficiencia en esta. Me hago consciente de mi error

- Señorita yo me haré cargo de todo -saco mi tarjeta de presentación-. Este es mi número, mañana en la mañana me llama y yo mismo le mando un mecánico a su casa -ella lo recibe aún más confundida-.

 Ella ve mi tarjeta y cuando me dirigía a mi auto, la chica me grita nuevamente, pero esta vez con una propuesta.

-¡Espere!- Sale corriendo hacia mí-. Espere Señor, ¿Podemos hablar más? -. Cuando ella nota mi cara de "no sé a qué te refieres" me dice: -Quiero decir, tal vez podría invitarlo mañana, en vez de llamarlo-.

 Me sorprende su actitud. Nadie nunca me había invitado a salir, bueno sí, pero no tenía tiempo, al menos, eso decía...

-Está bien, acepto su invitación. Mi nombre es Arturo -le ofrezco mi mano en señal de que la estreche, ella vacila un poco, pero al final lo hace, parece que no está acostumbrada-. Soy Alicia, le mandaré un mensaje con la dirección, que tenga muy buenas noches, Arturo -me sonríe y puedo jurar que es la sonrisa más bonita que he visto en toda mi vida-.

 Me retiro y sigo a mi destino, pero no puedo dejar de pensar en ella, Alicia... que hermoso nombre.

-Oye, ¿será que te enamoraste campeón? -volteo a ver quien me lo dijo, fue Steve, hoy su bartender no vino a su turno y como a él le encanta hacer tragos, lo cubrió-.

-Ja Ja muy gracioso -le digo a Steve con sarcasmo-.

-No me culpes. Pareces como hipnotizado desde que llegaste, tal vez es por una chica -sí que le atina, haber abierto el bar más conocido de este lado de la ciudad desde cero no fue fácil, tuvo que conocer personas de todo tipo-.

-Tal vez si es por una chica. La conocí hace una hora, pero parece que mis ojos solo fueron hechos para verla -digo como nunca me he referido a nadie-.

- Sí la vuelves a ver, no desaproveches esa oportunidad y bésala. Sabes que las oportunidades como esa y las impresiones de una persona, nunca vuelven 2 veces. A lo mejor será la última vez que la veas y no quisiste concretar nada, ese será un error y te pesará luego -al escuchar eso, sentí como si estuviera leyendo mi mente, no le comenté nada, pero tomé el trago más fuerte que tenía y me fui a casa-.

 Como no puedo dormir de noche, tendré que pasar la noche y el día siguiente despierto para estar agotado en la noche siguiente.

 También tendré que planear la cita de mañana.

Pov: Alicia FuenteMayor

Son las cuatro de la tarde y ya estoy en mi habitación.

Se preguntarán si solo voy a estudiar y nada más. Ya quisiera eso, pero no.

Mi padre está muy enfermo con una enfermedad muy rara, aparte que ya estaba muy avanzada cuando la diagnosticaron y no quiso vivir sus últimos días tomando pastillas y tratamientos que solo alargaran su agonía.

Decisión muy difícil, que tomó hace unos pocos meses. Yo cuando me enteré casi quedé en shock y estuve varios días aceptándolo.

"Alguien por quien darías la vida va a morir y no puedes hacer nada para evitarlo".

-Todo bien -me repito una y otra vez cada que lo voy a ver en el cuarto de al lado-.

-¿Cómo estás papá? -le pregunto viéndolo postrado en la cama-.

-Bien. No te preocupes por este viejo, sé que solo te deprimo cuando vienes aquí -me responde con una sonrisa en el rostro-.

Le acomodo la almohada y le doy de cenar.

-No papá, siempre estaré al pendiente de ti-.

-Hija, hoy es un lindo día. Eres joven, bella, no quiero que desperdicies tu juventud cuidando a quien no te corresponde, aquí están Berta y tu madre para cuidarme. Es más, ve a salir.

-Pero papá...

-No Alicia. Ya has estado mucho tiempo aquí conmigo y aunque me gusta, sé que no es bueno para tí. Ahora ve.

-Está bien. Lo haré.

Salgo de la habitación sintiéndome regañada y bien a la vez. Desde que recibí esta noticia, no he salido, solo me quedé cuidándolo cada vez que podía.

Espero a que sean las once para salir, porque a las siete no hay lugares concurridos.

Me arreglo, me pongo mi vestido favorito negro con unos tenis blancos y una cartera que combina con el vestido.

Salgo con uno de mis autos favoritos y estoy concentrada manejando cuando me percato que un idiota está tratando de rebasarme.

Solo siento un fuerte golpe que dejará una marca y yo con el terror le grito. Me detengo y cuando él sale... me quedo boquiabierta al ver semejante semental que sale de ese auto con ese traje semi-formal.

Es alto, apuesto, con los ojos marrones, un porte poderoso, su auto se ve de buena marca, la verdad es que no sé de eso, tiene el cabello oscuro y sus facciones están muy marcadas, parece de veinticinco.

Me acerco con la expresión más seria que puedo tener, mientras noto que él tiene una cara de desorientado.

Le explico enojada lo que pasó. A lo que él acepta sin titubear.

Recuerdo las palabras de mi padre diciéndome que salga más y realmente el hombre que está frente a mí, me agrada.

Lo invito a salir y solo puedo pensar en eso toda la noche.

En su tarjeta de presentación dice el apellido que es innombrable en mi hogar, no creo que sea de esa familia, no creo tener tan mala suerte.

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