No paso más de un minuto desde que las últimas personas se fueron. Fue cuando el coliseo comenzó a sacudirse una vez tras otra, así pasaron varios minutos hasta que se calmó. Cuando terminó de sacudirse todo quedo en silencio.
“Tendríamos que entrar a una puerta” dije apresuradamente instando a Lua a correr a una puerta
“Si, vamos antes de que comience otra vez” respondió con nervios.
Ambos nos acercamos a una puerta que tenía el nombre parecido al de una tortuga, algo curioso ya que me sonaba de algún lugar, más lo dejé a un lado. Al poner la mano en la perilla y tratar de abrir la puerta esta se negaba hacerlo, ambos tratamos de jalar con más fuerza, pero ni un centímetro que se movía. Al separar las manos de la puerta ésta comenzó a brillar tenuemente y se hundió en la pared dejando en su lugar un muro duro como si la puerta nunca hubiese estado ay.
Volteamos la mirada a las demás puertas y una a una fueron haciendo lo mismo de cambiarse por una pared. Todas las puertas se fueron después de un instante dejándonos sin ningún lugar a donde ir. También las escaleras se avían ido dejándonos en el centro del coliseo, como si fuéramos dos especímenes en exposición.
“Por qué pareciera que van a salir tigres a luchar contra nosotros” dije medio en broma para sacarme la tensión del cuerpo más aún tenía la guardia alta por si las dudas.
“Entiendo tu sentimiento solo que nos falta un arma para ello. Ejeje” dijo Lua siguiéndome el juego
A pesar de la situación aún pudimos reír y compartir chistes entre nosotros. Ya que era casi improbable que nos dejaran aquí el resto de nuestras existencias. Nuestras miradas siguieron vagando por todos los alrededores para ver si podíamos ver alguna salida.
“Oye porque no llamas a un amigo, cartel que nos ayude” dijo Lua sarcásticamente
“Por quien me tomas no soy una exploradora que le tienen que decir a donde ir” dije de igual manera, pero también molesto.
“Pensé que si lo llamabas iba aparecer alguno” dijo por lo sucedido hace unos minutos atrás
“Entonces si me escuchaste hace rato” respondí levantando una ceja por la duda
Lua solo sonrió y me giño un ojo diciéndome con su mirada que si escucho todo lo que dije.
“Bueno lo intentaré ya que” conteste sin ánimos a esa persona que esperaba que hiciera algo ridículo.
“Señor cartel me podrías decir que hacer”
“¿Por qué señor cartel?” dijo Lua casi comenzando a reír
“Tu cállate” le respondí
Esperamos unos segundos más no pasó nada ni un solo mísero cartel apareció.
“Me siento estafado” logré murmurar eso ya que siempre pensé que aparecían porque yo lo pedía en mi interior, pero al final no pasó nada.
Al mismo tiempo que me estaba regañando por dentro el coliseo volvió a sacudirse, pero esta vez con mucha más intensidad que antes como si el mismo se fuera a derrumbar en cualquier momento. Se volvió a sacudir todo el lugar una y otra vez, se repitió cuatro veces más y el último se sintió mucho más fuerte que todos los demás.
“Valla, valla mira que tenemos aquí. Si son solo dos pequeños que se quedaron atrás” dijo la vos de una mujer algo sorprendida. Con un tono profundo y siniestro.
“Quien este ay” dije con la voz algo alta pero temblorosa.
Todo se quedó en silencio una vez más, pero se podrían escuchar pequeños murmullos a la distancia, como si estuvieran detrás de los muros.
“Disculparas nuestra tardía presentación. Pero esto es algo que no ha pasado por decenas de miles de años, de que alguien se quede atrás” esta vez respondió la voz de un hombre
Al mismo momento de que esas palabras resonaron, un pedazo del coliseo se esfumó. En ese hueco dos grandes sombras se acercaban a nosotros sus rostros no se podían ver y sus cuerpos parecían de un gigante. Ambas sombras se fueran acercando y encogiendo poco a poco hasta tener un tamaño parecido al nuestro.
Un hombre que ahora media como 1.70 centímetros con su color de piel bronceado como el cobre. En la cabeza tenía lo que parecía un gran penacho o un sombrero tradicional azteca. En su rostro era lo de un cráneo. Sus ropas eran de la parte superior una camisa o capa que le cubría la mayoría de su parte superior y en la parte inferior tenía unos pantalones cortos ambas cosas decoradas con piedras que iban desde doradas, rojas, azules y verdes. También se podía ver que tenía joyería encima como un anillo como pulseras también collares entre otras cosas.
La mujer que media un poco menos que el hombre del mismo tono de piel bronceado. En su cabeza también llevaba un penacho más corto y elegante. De su ropa tenía en la parte superior era un top de manga larga y es su parte inferior tenía una falda mediana. Su cabello estaba suelto dando entender su estatus y también decorada con las mismas piedras brillantes y también tenía joyería encima.
Solo fue cuestión de segundos lo que me tomo analizar a las dos personas frente a mí, era algo raro ya que nunca me avía metido muy enserió analizar a una persona.
“Mucho gusto en conocerlos Atletl y Lua” nos dijo el hombre estirando su mano para un saludo.
“Como es que nos conoces” pregunte Mientras tomaba la mano del hombre
“Querido todavía no te has presentado” dijo la mujer en el oído el hombre un poco fuerte que hasta yo pude escuchar.
“Cierto, cierto” Le respondió el hombre rascándose la cabeza torpemente.
“Bueno vamos de nuevo. Me presento yo soy el Dios de la muerte, gobernador de este lugar aquel que guía a los muertos por este infierno y que es poseedor de miles de títulos. Pero para ustedes ¡soy el gran Mictla! Y a mi lado se encuentra la emperatriz de los caídos que a lo largo de los años a poseído innumerables nombres, pero para ustedes será la ¡grandísima Micte!” decía mientras una tormenta de rayos caía a su alrededor y tenía una pose con sus brazos hacia el cielo como una pose para juntar energía.
Una gran presión salió de él dejándonos a Lua como a mí en el suelo a cuatro, tratando de ponernos de pie más era imposible hacerlo. Los dioses al voltear su mirada hacia abajo nos vieron a nosotros en esa posición y se volvieron a encoger a su tamaño anterior y dispersando su energía haciendo que la represión se desvanecerá de nuestros cuerpos.
Ambos algo apenados por el acto hecho anteriormente se acercaron a darnos una mano para ponernos de pie. Al hacerlo el ambiente se encontraba extrañamente incomodo, la tensión en el aire era tan denso que casi se podría ver si enfocadas la vista. Así pasaron unos minutos en un silencio incómodo hasta que la diosa habló.
“Entonces Niños ¿Qué es lo que paso aquí?” pregunto genuinamente confundida. Los dos al no saber la respuesta nos quedamos en silencio hasta que Lua habló.
“Señorita Micte si es que puedo decirle así. La verdad no sabemos que es lo que paso, pero cuando las últimas personas que estaban aquí se fueron todo comenzó a moverse y las puertas desaparecieron y después de eso ustedes llegaron. Es todo lo que sabemos” le digo Lua a los dos que estaban esperando una respuesta.
“……”
“…….”
Los dos se quedaron en silencio sin saber que decir y como nosotros éramos los que aviamos provocado esto también nos quedamos en silencio y nueva mente el ambiente se volvió incómodo hasta que sienta persona rompió el silencio y ese fue el dios muerte.
“Si me permiten iré hablar con el todo poderoso para ver qué podemos hacer. Querida por favor acompaña a nuestros invitados” dijo el dios algo preocupado e incómodo
“Claro” Solo respondió la diosa
Solo esas pocas palabras se dijeron y el dios muerte desapareció en el aire a quien sabe qué lugar. La diosa nos sonrió a ambos que nos quedamos mirando en donde se avía ido el dios.
“Creo que han de tener muchas preguntas así que las responderé con mucho gusto. A excepción de las más complicadas o confidenciales fuera de eso responderé hasta que se encuentren satisfechos”
Al escuchar esas palabras voltee a ver a Lua buscando una reacción de su parte, pero ella también me estaba mirando con la misma intención que la mía. Nuestras miradas estuvieron viendo el uno al otro.
“Cojum, cojum. Bien ya veo lo que está pasando aquí o me doy una idea” interrumpió la diosa sacándonos de nuestro estupor.
“Sigo esperando, por favor hagan sus preguntas. Si eres tan amable empieza tu señorita” con una sonrisa cálida dijo apuntando a Lua.
“Si claro. Déjeme pensar. Mmmm. ¿Dónde estamos?” respondió Lua muy nerviosa. A lo que la diosa sonrió amablemente y respondió.
“Eso es fácil estamos en el paraíso y el infierno al mismo tiempo. Por qué te preguntaras y es a lo que voy. En este mundo de donde ustedes vienen y en muchos otros existen diferentes creencias a distintas divinidades, por eso los mismos dioses crearon un corredor para que las almas de los muertos que creen en ellos llegarán a un muevo mundo. Pero al haber tantos dioses y tantos corredores donde cruzan las almas suelen chocar y se combinaban entre ellos por eso el dios supremo nos dio la tarea de traer estos monumentos donde todos los mundos se juntarían y ustedes los humanos y otras especies tendrán que decidir. Y el otro lugar donde llegaron al principio es donde se justan los corredores, todos los dioses llegaron a esa conclusión después de debatirlo por años y cada lugar como esos alberga más de veinte corredores de solo su mundo, más también ay mundos que creen es los mismos dioses y por ende son del mismo corredor” explicó casualmente una información que hizo que me comenzará a dar vueltas la cabeza.
“Valla nunca me imaginé que fuera algo tan complicado” Respondí después de escuchar toda la explicación aun sosteniéndome la cabeza, Lua solo pudo asentir lentamente con sus ojos abiertos.
“Bueno te toca preguntar chico”
“Claro. Todos los corredores tienen pruebas o solo en donde nosotros pasamos” dije igual algo nervioso y tenso a lo que la Diosa Micte volvió a sonreír haciendo que me relajará brevemente antes de que respondiera.
“Muy buena pregunta. Claro cada Corredor tiene sus propias pruebas que representa la parte del infierno ya que, si cometiste algo malo por decirlo así, no podrás pasar esa prueba por un largo rato o tardarás más en ella teniéndolas que repetir más de una vez hasta que te arrepientas por decirlo así. No podré explicar todas las pruebas porque si no sería eterno” respondió igualmente sin problema.
“Ya veo, eso tiene mucho sentido” dije inconscientemente al terminar de escuchar la respuesta.
“Verdad que sí. Señorita le toca”
“Bien, ¿por qué motivo se cerraros las puertas antes de que nosotros eligiéramos una?” pregunto Lua esta vez más tranquila.
“Esa es una pregunta que no te poder responder hasta que llegue mi esposo, así que si podrías preguntar otra cosa” dijo la diosa algo apenada, pero sin quitar su sonrisa de su rostro
“Bien, ¿a qué se refiere con tocado por lo divino?” volvió a preguntar Lua.
La diosa Micte al escuchar esas palabras abrió mucho los ojos como si fuera algo que uno no tendría que saber, más pronto se calmó y nos respondió.
“Eso también es algo que no les podría decir, no me encuentro en la condición de responder esa pregunta”
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