capitulo 13: “mision"

Las enseñanzas que daba Félix con cada detalle era aprendido por Maya cuidadosamente, la dama al principio quedó un poco pasmada al oír las bases básicas de la magia. Aunque era divertido cada vez que Maya no entendía, pues él le explicaba de otra forma. La verdad, aprender sobre la magia y el mana no es cuestión de unos días, hasta que es prodigio en la magia le lleva años perfeccionarla.

Ya más tarde, el duque le dice que puede descansar, que se verán en el almuerzo y luego seguirán.

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Sebastián por una parte habia llegado a la capital con un pequeño grupo. Afuera de una residencia, este da una clara indicación.

— saquen a todos con un pequeño susto. Un incendio... El marqués Bracho no se esperara lo que viene...

Y así paso, a los minutos después, una de la habitación sale humo cenizoso, ese fuego provocado causa que los sirvientes salga de ahí al no ver cómo apagar la llama tan potente, al parecer, utilizaron magia para que no se extingue fácilmente. A la hora, el marqués Bracho llega en su carruaje, de inmediato bajo y observó cómo su mansión, llena de riqueza era convertido en polvo por meterse con la persona equivocada.

— ¡¿Pero que diablos?!— se toma de la cabeza con ambas manos.

De pronto, un encapuchado aparece detrás del marqués.

— el duque le manda saludos...— con un toque letal, el encapuchado golpe la nuca del marqués. Cayendo como plomo al suelo.

Esto causó que su cuerpo quedará completamente inmóvil, tampoco podía hablar. Quedó vivo, sí, pero quedó en estado vegetal, vivirá sin riqueza y sufrirá al no poder moverse más.

Ya listo la misión. El encapuchado de va al bosque, quitándose la capa, éste da una orden a su grupo reunido.

— pueden volver... Yo me adelantaré más tarde...— aclaró Sebastián.

El pequeño grupo se disuelve. No obstante, el albino dice al aire libre.

— uno, dos, tres... Ya te encontré...— saca una daga y la lanza dentro del bosque.

A los segundos después, un hombre sale de los arbustos con la daga en los dedos y silbando.

— que sentidos tan agudos...

— ya veo... Eres él guardaespaldas de ese marqués. Que inútil, no pudiste detenerme.

— no quería... Bracho era muy egocéntrico y se conseguía enemigos como el duque, pero fácilmente lo derrotaba... Me aburría trabajando con él... Hasta que te vi, sabía que eras peligroso... Un reto que he estado esperando...— lanza la daga al suelo y saca la suya propia.

— entiendo...— mira amenazadoramente—... Tú te lo búscate.

_____________ en la noche

...Residencia Evegreen....

Luego de un día lleno de teoría, Maya estaba rendida mentalmente.

— Quién podría decir que había más de cuatro elementos... Y los modelos teóricos del mana es complejo...— la dama estaba recostada en el sillón.

Maya se encontraba con Lourdes, la doncella le entrega una taza de té.

— pero no pienso rendirme... Hoy me pongo a repasar todo lo que vi. Sé que si tengo mejor teoría, puedo tener mejor práctica... Félix me necesita, y debo aprovechar que aún no le ha aparecido los síntomas...

— así se habla, mi lady... El duque tiene posibilidad de salvarse con usted a su lado. Cuándo me contó la verdadera razón de su casamiento no lo podía creer, pero si usted es capaz de usar magia para sanarlo, tiene mi total apoyo.

Lourdes al pasar tiempo con Maya, se había ganado la confianza de su señora, así que le había contado la razón de su matrimonio con el duque, Lourdes es una muchacha de buen corazón y ha sido muy atenta con ella. Aunque claro que no le ha dicho quién es realmente, es un tema delicado y hasta que no llegue el momento, seguirá siendo Maya.

— Lourdes ¿Serías tan amable de llamar a Mauricio?... Necesito un consejo de él.

— si, por supuesto, mi lady. En seguida.

Lourdes de inmediato se va en busca del mayordomo del duque. Casualmente se lo encuentra en el pasillo.

— la señora me necesita ¿Dices?— Lourdes asiente— está bien, iré.

Alguien toca el timbre de la residencia, ese sonido se escuchaba en cada rincón del lugar.

— señor Mauricio...

— ve a recibir la visita doncella Lourdes, aunque creo que es el señor Shawn, nadie más viene aquí sin un permiso. Si es él, puede dejarlo pasar.

“¿Shawn?... ¿Será ese hombre de la otra vez?".

Sin pensar más, la sirvienta se dirige a la puerta principal. Ella abre la puerta y ve aquel albino de ceño fruncido.

“ah... Si es él"

Pensó Lourdes un poco fastidiada, pues se ve que este hombre es un problema de tratar.

— bienvenido...

Suspirando bruscamente, éste dice.

— ¿Donde está Mauricio?... Lo necesito.

— el señor Mauricio está ocupado brevemente. Ya lo atenderá pronto... Pase.

Sebastián pasa a paso pesados, con un aura distante y seria. Cruzando los brazos dentro de su abrigo, le habla a Lourdes.

— entonces... Dígale que lo necesito urgentemente. Yo...

Inesperadamente, Sebastián se desmaya a un lado para no caer encima de la doncella.

— ¡¡¡Señor!!!

Sebastián toma conciencia nuevamente, sin embargo, algo rojo mancha la alfombra blanca. Lourdes se sorprende por lo que ve.

— sangre...— Lourdes cómo pudo, subió el cuerpo de Sebastián al mueble más cercano— ¡Mmmm!...— luego, siente que reacciona y aligera un poco el cuerpo, hasta que por fin lo sienta en el sofá.

— no... No me digas señor... Soy mas joven que tú... Argh— quejó él.

— Dios mío... Buscaré un botiquín.

— no... Espera, él único que puede curarme es Mauricio... No es una herida normal...

— ¡Lo traeré enseguida!

Quejándose por el dolor, Sebastián piensa.

“al final pude vencerlo sin mucho esfuerzo... Pero, ese rasguño con su daga tenía un hechizo... No importa cuánto lo cure, la herida vuelve a abrirse... Mauricio es el único que sabrá cómo sanarme, por suerte, tomé un atajo para venir al norte lo más rápido posible"

Lourdes llega con una vasija con agua y un trapo.

— ya le avisé al señor Mauricio... Viene en camino... Ahora...— Lourdes se coloca a un lado de él y le quita el abrigo.

— ¡¿Que haces?!... ¡Oye!

— el señor Mauricio me pidió que le vaya tratando la herida mientras que él viene...— la sirvienta sin pena lo comienza a desvestir.

— puedo solo...

— déjame ayudarte... Se ve que aunque es pequeña es grave la herida...— una vez hecho eso, Lourdes se encuentra con una parte desnuda de Sebastián—... Vaya... L-La herida es más grave de lo que se ve.

— ¿Seguro que estás viendo nada más mi herida?

— ¿Eh?...

Tan pronto que se dio cuenta de eso, rápidamente desvía la mirada y dice—... Por supuesto, no sería irrespetuosa.

Luego de quitarle la venda llena de sangre, Lourdes se encarga de limpiarlo con agua.

— ¿No sería mejor con alcohol?— preguntó él.

— no... Lo único que te provocaría es más dolor. El alcohol irritará más la herida...

— puedo aguantar...— sisea un poco.

— no importa cuánto cubra la herida, sigue saliendo sangre...— comentó ella.

Es cuando llega Mauricio con un botiquín.

— joven Sebastián. Veo que tuvo un pequeño percance en su misión. Doncella Lourdes, gracias, yo me encargaré del resto.

Lourdes mira por un momento a Sebastián antes de levantarse. Luego, hace una reverencia y se marcha. Inevitablemente, el albino no dejaba de observar el espaldar de la sirvienta al irse.

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