Capítulo 4

Sentada en el jardín, Evelyn tejía mientras Sara la observaba. Sara sabía que su señorita sabía tejer y bordar, pero solo lo hacía para su prometido. Sin embargo, de manera extraña, hoy Evelyn tejía algo diferente.

Al terminarlo, Evelyn lo miró con tristeza. Eran unas medias de bebé amarillas. Sara observó el trabajo terminado de Evelyn y se sorprendió, ya que pensaba que estaba haciendo un regalo para una futura mamá entre las señoras nobles, pero actualmente no había ninguna embarazada.

Sara miró la expresión triste y dolorida de Evelyn. Quería preguntar, pero no pudo. Después de debatirlo internamente, finalmente se atrevió a hacerlo.

—Señorita, ¿para quién es.....? —preguntó Sara con dificultad.

—Es para mí, Sara. Es para mi bebé —interrumpió Evelyn, sabiendo cuál era la pregunta.

Sara abrió los ojos sorprendida. Se preguntaba por qué su señorita haría algo así, a menos que... No, Sara dejó de pensar en eso, ya que era imposible. Hasta donde sabía, su señorita no se llevaba bien con su prometido.

Sara, sintiéndose cada vez más intrigada, decidió acabar con su curiosidad y preguntó directamente:

—Señorita, ¿está usted embarazada?

Una risa dolorosa escapó de los labios de Evelyn y respondió:

—No, ya no, Sara.

La respuesta dejó a Sara atónita. Quería saber qué había pasado, pero decidió respetar la privacidad de Evelyn y no insistió en obtener más detalles.

Evelyn, sintiéndose abrumada por sus pensamientos y emociones, forzó una sonrisa y le dijo a Sara que quería volver a su habitación. Una vez allí, cerró la puerta y, para su sorpresa, no pudo contener el llanto.

Sara, que aún estaba cerca de la habitación, pudo escuchar el fuerte llanto de Evelyn, lo que le dio aún más curiosidad pero decidió respetar su privacidad y no entrar.

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Evelyn lloraba mientras recordaba su pasado y cómo había engañado a su padre sobre su virginidad. Ella ya había estado íntimamente involucrada con David, pero ocultó ese hecho. Después de unos meses, se enteró de que estaba embarazada y se sintió feliz, pero no se lo dijo a David de inmediato. Estaba esperando el momento adecuado para hablar con él. Sin embargo, cuando finalmente fue a buscarlo a su casa, se encontró con su madre tirada en el piso y llorando.

—¡Me lo mataron, lo mataron a mi hijo! —Evelyn cayó al piso al escuchar eso.

En su mente, Evelyn ya tenía una sospecha de quién podía ser el culpable: su propio padre. Él le había advertido repetidamente que no se juntara con David, amenazando con hacerle daño. Pero, a pesar de las advertencias, ella nunca creyó que su padre fuera capaz de matar a alguien

David, antes de su muerte, le había prometido a Evelyn que se casarían y que la sacaría de aquel infierno en el que ella vivía. Pero ahora, se había perdido toda posibilidad de un futuro juntos.

Ese mismo día, Evelyn fue al lugar donde habían destrozado todo lo que la mantenía firme. Afortunadamente, no habían dañado a su bebé, ya que no sabían que estaba embarazada. Pero en ese momento, decidió enfrentar a su padre y reclamarle. Sin embargo, él solo la golpeó brutalmente en varias partes de su cuerpo.

Así como murió David, un día después también falleció su hijo. La depresión de Evelyn se volvió aún más intensa y se sentía como un cascarón vacío.

Unos meses después, su padre vendió lo único que el creía quedaba su pureza, lo que la llevó a su autodestrucción.

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El príncipe heredero, el hermano de Evelyn y su prometido estaban reunidos.

—No tenemos ninguna pista de quién sea ese tal David —habló primero Daven.

Los otros dos pensaban en cómo encontrar alguna pista sobre esa persona.

—Su doncella —Alex habló.

—Tienes razón, debemos hablar con ella. Quizás nos diga algo importante.

Los tres hombres usaron la teletransportación para llegar más rápido a la mansión.

Al llegar, empezaron a preguntar a los sirvientes si sabían dónde estaba la doncella de Evelyn. Después de caminar un rato hasta la habitación de Sara, el príncipe Alex iba a tocar la puerta, pero los tres hombres escucharon algo que llamó su atención.

—¿Cómo pudo la señorita ocultar algo así? —Sara habla sola después de lo que había pasado con Evelyn.

En ese momento, sin tocar, Adric abre la puerta espantando a Sara, que lleva sus manos al pecho mientras respira agitada.

—Joven maestro, príncipe heredero, su excelencia el duque —nombra Sara a cada uno—, ¿qué es lo que los trae por aquí? —pregunta un tanto nerviosa.

Los tres se miran entre sí y entonces Daven habla:

—¿Qué es lo que Evelyn ocultó? —pregunta.

El nerviosismo de Sara aumentó y los tres lo notaron.

—¡DILO! —gritó Adric ya sin paciencia.

—Y-yo no puedo decirlo —Sara no quería dejar expuesta a su señorita.

Adric, al notar que ella no iba a hablar, la amenazó.

—Si no lo dices, te despediré y no te daré una carta de recomendación. No podrás pagar la medicina de tu hermano pequeño. Eso es lo que quieres.

Sara se asustó. "Lo siento, señorita, pero mi hermano necesita la medicación", pensó Sara.

—Adric, ¿no crees que estás exagerando un poco? —intentó intervenir Alex, pero antes de que eso pasara, Sara soltó una sola cosa.

—Su embarazo —la habitación se llenó de un silencio inmenso.

Los tres estaban tratando de procesar lo que Sara acababa de decir.

—E-embarazo —tartamudeó Adric. Sara solo agachó la cabeza, asintiendo.

En ese momento, Adric se abalanzó sobre Daven, pensando que él había robado la pureza de su hermana.

—¿¡Fuiste tú, idiota!? —dijo Adric, pero Daven, aún en shock, no reaccionó rápidamente.

Alex se interpuso entre Adric y Daven.

—Ya basta, los dos —intervino Alex.

Daven finalmente reaccionó.

—¿De qué hablas, imbécil? Yo no le he tocado ni un pelo a Evelyn —se defendió Daven.

—Pero si no fuiste tú, ¿quién fue, entonces, si tú eres su prometido? —Alex no entendía lo que estaba pasando. Evelyn siempre estuvo enamorada de Daven, pero nunca estuvo con él.

Alex dirigió su mirada hacia Sara y preguntó:

—¿Cuántos meses tiene? ¿Alguien más sabe sobre esto?

—Su alteza, mi señorita no está embarazada —respondió Sara.

—Pero acabo de decir que está ocultando su embarazo —adric estaba perdido y sin entender.

—Joven maestro, yo creo que ella perdió al bebé —murmuró Sara con la cabeza agachada.

La habitación volvió a sumirse en un silencio sepulcral.

—¡¿Qué?! —exclamaron los tres al unísono.

—La verdad es que no sé mucho, ella solo me dijo que estaba embarazada, pero luego se encerró en su habitación y desde afuera se escuchaba su llanto de pérdida. Por eso creo que ella lo perdió y no abortó a propósito. Sea lo que sea que esté pasando mi señorita, no es fácil de superar. Por eso les pido discreción, joven maestro, por la salud de la señorita —suplicó Sara, evitando que ellos fueran y bombardearan a Evelyn con preguntas.

Adric caminó por la habitación con las manos

en la cabeza, abrumado por la noticia.

—¿Por que ocultaste esto, Evelyn? —susurró para sí mismo, sintiéndose angustiado.

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—Padre, yo no quiero estar aqui —habló Evelyn al duque, interrumpiendo el silencio en la habitación. El duque levantó la mirada y clavó sus ojos en los de su hija.

---------------nota del autor---------------

Holis para los que ya habían leído la otra versión podrán notar los cambios que hice son muy minúsculos pero si los hay.

Gracias por leer.

💋😚💕

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